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Greg acariciaba el hombro de su hijo, acompañado de Perla una de las madrinas del chico. Lo había llevado a una charla de comedores anónimos. Connie había comentado al padre del muchacho lo sucedido en el instituto, angustiando a sus madrinas y a su padre.

—No estoy seguro de esto —habló el morocho, mirando a su padre.

—Si no te gusta, podemos ir directamente a un psicólogo —habló la de cabello crema, con una seriedad tétrica.

—Perla y Connie tienen razón: debes tratar tu problema —acarició los rulos del menor. Al entrar solo Steven, se dejó ver a varias personas, ya sean delgadas o gordas. Steven miró a las chicas y se percató de una morena bajita.

—¿Amatista? —preguntó acercándose. La morena se giró y miró a Steven con una sonrisa relajada.

—¿Qué onda?

—¿Tú también eres una comedora? —ella asintió.

Todo parecía ir bien.

La psicóloga entró con una sonrisa.

—Como es nuestra primera charla del año, haremos una sesión recreativa con otros pacientes con problemas alimenticios: como la bulimia, anorexia, entre otros. Espero que logren comprenderse y mejorar entre sí —juntó sus manos —ya saben lo escencial que es tener madrinas y padrinos para guiarnos —las puertas fueron abiertas, dejando ver a varias personas.

Amatista y Steven se hicieron a un lado, intentando hablar de temas triviales y sobre su enfermedad.

Hasta que Steven miró alrededor y miró a la psicóloga que hablaba con una chica de coletas pelirrojas. Steven entreabrió los ojos al ver lo realmente delgada que era aquella chica, se le notaban las costillas y su columna vertebral, a pesar de tener unos —algo— grandes pechos y unos glúteos desarrollados. Parecía que hacía ejercicio. La chica recibió un pote de pastillas y lo abrió, tomando algunas.

—¿Por qué algunas toman pastillas? —preguntó el morocho. La morena lo miró curiosa.

—Porque necesitan evadir los pensamientos negativos, solo son para algunos desórdenes alimenticios, como la bulimia —ella lo miró —¿por qué? —él señaló a la muchacha que guardaba el frasco y caminaba hacia una pelirosada con un parche. —Oh... ¿Esa no es...?

—... ¿Spinel? —susurró para sí abriendo los ojos sorprendido al ver aquella bulímica. Ahora entendía los comentarios sobre farmacéuticos de parte de Connie sobre los rumores. Todo encajaba: Spinel se burlaba de él porque ella odiaba la comida, ella odiaba a los gordos, ella se odiaba.

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¿Sorprendidos? Di la pista cuando nombré el nombre de las pastillas en el primer capítulo y a nadie pareció importarle. Así que... ¿Les gustó? ¿Creen que justifica la actitud de Spinel hacia Steven? Yo... Meh, más o menos (ahre que yo lo escribí). Bien.

Recuerden que el peso es algo que no se debe tomar tan a la ligera. Ustedes son preciosos con su forma de ser y su físico, no se preocupen en estar flacos, así que coman con tranquilidad (pero de forma saludable y hagan ejercicio de vez en cuando), los extremos nunca suelen ser buenos. Yo los quiero y no quiero que nada les pase unu.

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Fat | Stevnel [Human Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora