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—Entonces... ¿La viste? —susurró Connie pensativa hacia el chico.

—¡Eso explica todo! ¡El bullying! ¡Las pastillas! —bajó la voz: —todo.

—Entonces... ¿Y si nosotros la llamamos gorda también? —preguntó pícara la morena.

—No digas eso, Connie. Es muy cruel —ella chasqueó la lengua.

—¿Cuándo ella no fue cruel contigo? —él se encogió de hombros. —Odio que seas así —gruñó.

—Le pediré que sea mi madrina —la morena se giró.

—¿Madrina? —él asintió.

—¡Claro! Son aquellas personas que puedo llamar para prevenir que coma —ella rió sarcástica.

—¿Y va a prevenir que comas por su culpa? —el morocho miró de lado y suspiró.

—Tienes razón.

—¿La tengo?

—Sí —ella sonrió triunfante. Steven sacó su celular y comenzó a buscar el contacto de Spinel. ¿Cómo lo tenía? Grupo de la clase.

—¿Qué haces? —cuestionó. Él dejó el celular de lado con una sonrisa.

—Le escribí —la morena soltó un jadeo y agarró el celular ajeno, leyendo lo que ponía:

“Te vi en la charla de problemas alimenticios. Por lo que me enteré tienes bulimia, ¿puedes ser mi madrina? Aunque seamos de distinto bando, necesito estar bien conmigo mismo y quizás yo pueda ayudarte también”.

—Te está escribiendo —comentó la morena. —Ah, no, espera. Te clavó el visto —el morocho le quitó el celular, soltando un quejido y miró la conversación.

—¿Fui muy directo? —preguntó angustiado.

—Un poco, pero ahora ella está amenazada: sabes su secreto, puedes decirlo cuando ella te moleste —sonrió. —¡¿Puedes creerlo?! ¡Esto es grandioso! —soltó un chillido moviendo sus piernas.

—Debería eliminar el mensa——se interrumpió al ver la respuesta:

“En el parque al lado del instituto en una hora. Ve solo”.

—¿Te contestó? —Steven entreabrió los labios y apagó el celular, dejándolo de lado.

—No, solo vi la nueva foto de Sadie —Connie asintió con cuidado y siguieron hablando.

...

Él miraba su celular de vez en cuando y soltando algunas maldiciones. Había llegado quince minutos más temprano. Eran por ser la hora acordada, cuando vio a la chica del parche acercarse.

—Hola... —susurró tímida.

—Hola... —él apretó las correas de su mochila. —¿Y Spinel?

—Yo te mandé el mensaje —se atrevió a decir —¿quieres ir a una cafetería a——se detuvo y parpadeó —oh, lo siento, no quiero que te sientas mal ni incitarte a... —bajó la mirada. Realmente ella era lo contrario a Spinel.

—Calma, calma, vamos —la tomó de la mano con descaro y caminaron a la cafetería más cercana.

...

Steven estaba comiendo una tarta de limón con un batido de frutilla; mientras que la de parche, se dedicaba a beber un té de menta.

Fat | Stevnel [Human Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora