The Captain's Crystal

•6•

Las habitaciones era separadas, lo que a Aurora le parecía bien.

Ella estaba recostada en su cama, ya era de noche y parecía que la única que no podía dormir era ella. Así que como sabia hacer cuando era niña, salió de su habitación y se dispuso a mirar el mar, mientras que recuerdos pasaban por su mente.

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–Entonces ya se conocían?– pregunto una castaña.

–El siempre va por su sobrino a el restaurante– ella sonrió. –Y siempre lo atiendo yo–

–Pero no la había visto sin la mascara, asi que solo la reconocí por sus ojos azules– dijo el.

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–Oye! Aurora!– la nombrada miró a la dirección del grito.

–Oh Elian, que te trae por aquí?– preguntó ella.

–Lo que diga Abril no es verdad!– el pelinegro estaba agitado.

–Aaa, bueno–

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–Solo dime el que?– pidió ella, en realidad queria ayudar a su novio.

–No te interesa!– grito. –Y si me quieres ayudar vete!– dijo señalando la puerta.

La pelinegra asintió y se fue del cuarto de su novio.

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–Veo que no soy el único despierto– dijo una voz.

–No, no lo eres– dijo ella.

El joven se sentó al lado de ella apreciando el mar.

–Mucho gusto, mi nombre es Brais Newell's– dijo el.

–Mucho gusto, mi nombre es Auror Letsvit– dijo con una sonrisa.

–Sabes? Me impresionas– dijo el, a lo que ella lo miro dudosa. –Eres la única que le ha contestado así al capitán, digo, casi la mayoría que reclutaba el era así por decirlo muy débiles y fácil de manipular, pero hoy tu cambiaste esa línea de tiempo– dijo el.

Obvio que cambie la línea de tiempo, yo no debería estar aquí. Penso ella.

–Y que hacen a con las chicas que no les sirven? Por hací decirlo– pregunto ella.

–Pues...– el castaño hizo una pausa. –Las tiran por la borda(?– dijo al final.

–Me preguntas o me afirmas?– dijo ella. A lo que el joven se encogió de hombros.

Los dos dirigieron su vista al mar. Este estaba tranquilo.

–Sabes, yo que tú ya iría a dormir.... Mañana es un largo día y empieza desde temprano– dijo el castaño.

–Lo haré– dijo Aurora para luego levantarse. –Mucho gusto Brais–

–Lo mismo Auror– dijo el castaño.

Ambos se dirigieron a sus respectivas habitaciones.

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El sol se infiltraba por las ventanas.