«Capítulo 4»

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Para el momento que llegaron a Tokio, la luna reinaba en el cielo estrellado. Cuando vieron la silueta de la famosa Torre de la ciudad, todos gritaron y aplaudieron. Lucía espectacular.

Para Jeonghan, Tokio era más un lugar mitológico que uno real. Era el lugar en donde todos los conciertos de sus bandas favoritas de Rock se habían dado antes que en ninguna otra parte. Todo estaba en orden hasta que recordó que Japón era una isla y de hecho, tendrían que cruzar el mar. Por suerte, Adamās había construido un túnel subterráneo que cruzaba el Mar del Este. Cuando condujeron a través de un túnel, el castaño no tuvo ninguna reacción. Atravesar el mar por debajo se sentía totalmente diferente, y el vampiro tuvo grandes ganas de preguntarle a sus padres por qué.

Al salir del túnel, se encontraron con las brillantes calles de Shibuya. La emoción de Seokmin no pudo más y comenzó a gritar, hecho que hizo que se riesen de él, pero aunque no querían demostrarlo tanto, los demás también estaban atrapados por la emoción. Resultó que después de un par de cuadras, Tokio ya no era tan lujoso.

Las luces brillantes se atenuaron, y condujeron pasando edificio residencial tras edificio residencial. Montones de ellos se levantaban a su alrededor como paredes. Las tiendas cambiaron de elegantes boutiques y restaurantes familiares a tiendas pequeñas, puestos de comida rápida y carretillas. La caravana se convirtió en un estacionamiento de autos, uno que mostraba su precio increíblemente alto en un cartel, afuera. El encargado del lugar les hizo señas, puesto que no tenían que pagar. El estacionamiento estaba sucio y fuera del camino. Sus tasas eran demasiado altas, y por supuesto, ningún carro parecía estacionado en su interior.

—Bienvenidos a la sede de Tokio —dijo Seungcheol.

Todo el mundo salió de las camionetas casi al acto. Nadie se había detenido para estirar las piernas durante el viaje, solo para recargar gasolina y para el baño luego de comer. Estaban de frente a un elevador industrial enorme que se hundía hacia abajo. Las paredes del elevador estaban opacas, el acero estaba rayado y la luz en el techo parpadeaba intermitente. Sintiéndose nervioso, Jeonghan tomó la mano de Seungcheol, quien apretó los dedos contrarios entre los suyos.

—Esta parte va a estar bien —dijo en tono reconfortante—. Te lo prometo.

«No es para siempre. Esto es solo hasta que tengamos la oportunidad de hacer planes. Pronto nos habremos ido por nuestra cuenta, y todo estará bien otra vez»

Las puertas del elevador se abrieron para revelar una caverna, y los tres ex-alumnos de Septendécim contuvieron el aliento. El alto y curvo techo estaba iluminado por cadenas de las luces cubiertas de plástico que se usan en construcciones. Habían voces que hacían eco en el espacio abovedado. El castaño pestañeó mientras observaba siluetas de personas a lo lejos. Todos parecían estar en una especie de zanja que corría a través de la cueva.

Los ojos del vampiro se ajustaron a la oscuridad, y se dio cuenta de que aquello no era una caverna. Estaban en un túnel subterráneo que había estado abandonado por mucho tiempo. Pisos de tablas o losas de concretos descansaban donde debían haber estado las vías, y se podían ver algunos pequeños puentes que conectaban las plataformas a cada lado del túnel. Sin embargo, a lo lejos se podían ver luces y el suelo descuidado había sido reemplazado por resistentes losas de mármol.

Al principio, el vampiro estaba tan sorprendido por su nuevo escondite que no notó cuan callados estaban todos. Los demás estaban parados quietos, sin decir nada mientras miraban con ojos brillantes a una dirección. Jeonghan no era el único inseguro de su recibimiento, aparentemente.

Cinco chicos de carisma poderoso caminaron con paso lento hacia ellos. Vestían un traje de color blanco adornado de una pequeña ramita de flores azules en el pecho, a excepción del uniforme azul de Adamās. Un chico de notable gentileza y mirada pura siguió caminando cuando los otros cuatro dejaron de hacerlo. Su negro cabello estaba peinado perfectamente y la tez de su piel relucía con la luz.

Half Moon ➳ SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora