«Capítulo 20»

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La pareja regresó a casa desde la clínica durante la puesta de sol. Seungcheol colocó al menor sobre la cama, preocupados sobre qué iban a hacer. Jeonghan le contó exactamente todo lo que había sucedido en la clínica y sobre las extrañas lecturas que habían causado pánico en la enfermera.

—¿Nunca había sucedido antes? —preguntó el pelinegro, suspirando cuando el vampiro sacudió la cabeza—. Entonces estás cambiando. Así te guste o no, te estás convirtiendo en un vampiro por completo.

—No puedo ser un vampiro por completo a menos que asesine a alguien. Esa es la única forma en que funciona.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó el mayor tendiéndose en la cama—. Nadie entiende realmente lo que le sucede a los vampiros como tú, ¿Verdad?

—Casi nadie, pero mis padres entendían. Ellos nunca me explicaron por completo todo el procedimiento, pero esta parte la dejaron realmente clara —Jeonghan miró al techo, estudiando los espirales de yeso—. Solo hay dos maneras de que una persona se convierta en un vampiro. Si eres una persona normal que es mordida repetidamente por un vampiro hasta morir, o naces vampiro y matas a alguien. Eso es todo.

—¿Entonces que te está sucediendo? —cuestionó Choi mientras acunaba la mejilla del otro en su mano con dulzura. Sus oscuros ojos estaban angustiados—. No puedo soportar esto. No aguanto no saber, y me doy cuenta de que tiene que ser peor para ti.

Jeonghan sostuvo la mano contraria junto a su rostro y trató de sonreír. No podía soportar decirle a su novio lo que estaba comenzando a creer. Con su cuerpo debilitándose, había empezado a experimentar una extraña sensación. Era una especie de hundimiento y desgaste, como si de alguna manera fuera menos cada día. Algo dentro de él estaba luchando contra la fuerza de la vida, y ese algo estaba ganando. Sus padres siempre se habían rehusado a decirle qué pasaría si un vampiro nacido se rehusaba a matar por primera vez y completar la transformación, pero ahora creía saber lo que los había atemorizado tanto que ni siquiera hablarían de ello. Yoon se estaba comenzando a preguntar si la única alternativa era morir. Los dedos de Seungcheol se pasaban a través de aquel suave cabello castaño mientras lo peinaba para calmarlo.

—Si le escribo una carta a mis padres, ¿Me prometes enviarla si...

—¿Si qué? —preguntó Seungcheol.

—¿Prometes enviarla si algo malo me pasa?

—Jeonghan...

—No quiero hablar de eso ahora, pero si lo prometieras, significaría mucho para mí.

El mayor estuvo callado por un rato.

—Lo prometo.

La siguiente mañana, tan pronto como Jeonghan despertó, supo que algo dentro de él había cambiado para peor. Antes, inclusive en sus peores días, había sido capaz de moverse con normalidaf. Ahora se encontraba tan débil que no podía salir de la cama sin la ayuda de su novio. Para su vergüenza, él tuvo que llevarlo al baño. Le trajo el desayuno a la cama, pero el castaño no pudo comer más que un trozo de pan tostado porque le costaba comer.

—¿Quieres que te traiga sangre? —preguntó Seungcheol mientras las manos del otro se agarraron de la parte de atrás de la cama tan fuertemente que sus nudillos se pusieron blancos—. Podría atrapar algo o entrar en un hospital y robar el banco de sangre.

—No quiero sangre. No quiero nada. Solo... algo de agua, quizás...

Realmente, Jeonghan ni siquiera quería agua, pero al menos de esa forma el mayor podría sentir que había hecho algo para ayudarlo.

Half Moon ➳ SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora