«Capítulo 2»

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Instantáneamente, la habitación entera saltó a la acción. Todos los cazadores de Adamās fueron por sus ballestas, estacas, y cuchillos. El castaño le extendió el uniforme de cazador a Seokmin, y cuando se puso el buzo, su cuerpo entero se estremeció.

No había manera de que se una a esta batalla. Podría haber decidido que nunca se convertiría en un vampiro completo, pero eso no significaba que estaba listo para unirse a un equipo de cazadores de vampiros. Además, los que venían detrás de ellos no eran unos locos asesinos al que dieron el extraño nombre de no-muertos, sino que eran del Internado Septendécim buscando justicia y, posiblemente, intentando salvarlo.

¿Pero qué si trataban de herir a Seungcheol? ¿Podría Jeonghan permanecer quieto mientras atacaban al humano que amaba?

Junto al castaño, Seokmin tomó una estaca con las manos temblorosas.

—Aquí vienen... Tenemos que estar listos.

—Seokmin, yo no...

De repente, Seungcheol salió de en medio de dos hombres en el cuarto con el polo manga larga arrugado, el bomber abierto y su cabello oscuro todavía revuelto por el sueño. Tenía a Seungkwan de la mano.

—Ustedes dos no se involucren en esto —dijo él, volteando su cabeza hacia Boo—. Tú tampoco, no están entrenados —sus ojos se encontraron con los de Yoon, quien sabía que él entendía las razones por las que no podía participar.

El rubio parecía furioso.

—¿De que estás hablando? ¡Puedo pelear! ¡Solo dame una oportunidad!

Ignorándolo, Choi tomó de sus brazos y se encaminó hacia la parte de atrás de la construcción

—Ustedes vienen conmigo.

—¡Yo no voy! —Seungkwan se soltó y corrió hacia la puerta metálica, la cual cerró de un portazo mientras se abría camino bruscamente. Seungcheol maldijo bajo su aliento mientras iba tras el menor. Jeonghan y Seokmin los siguieron más desconcertados que otra cosa. Afuera, el cielo estaba llanamente gris, lo que significaba que precedía el amanecer.

Los cazadores en varios estados de desnudez gritaban unos a otros para tomar sus posiciones. Los cuchillos brillaban a la luz de la luna y sonaba el crujir de los arcos siendo cargados. Hansol y Chan se reunieron con ellos cuando estuvieron listos, y Jie se agachó sobre la grava con sus brazos en frente de ella como un corredor con la cabeza sobre el gatillo listo para disparar. Jeonghan miró hacia el campo que los rodeaba, que era extenso y desaliñado con el césped sin cortar. Para la mayoría de los humanos, hubiera parecido completamente desapercibido, pero gracias a su más aguda visión, pudo ver destellos de movimiento cada vez más cerca. Estaban siendo rodeados.

—Mamá —dijo Seungcheol suavemente—. Alguien debería proteger a Jeonghan, Seokmin y Seungkwan en la construcción. No pueden pelear aún y podrían ser considerados como... Traidores, o algo así. Los vampiros los considerarían como objetivos.

Desde su lugar en la esquina de la parcela, con el arco en sus manos, Baekho habló.

—¿Quieres huir ahora?

La mandíbula del menor se tensó.

—No dije que yo debería ser ese, pero alguien debería estar con ellos por si acaso.

—¿En caso de que los vampiros lleguen a pasar? La mejor manera de prevenir eso es teniendo a todos nuestros combatientes en el frente —replicó el mayor—. A menos que simplemente, estés buscando una excusa.

Una de las manos del pelinegro se apretó en un puño, y por un momento, parecía que podría golpear a su padrastro. Llamar a Seungcheol un cobarde era evidentemente injusto, pero no era momento para discutir, así que Yoon puso una mano sobre los hombros de su pareja, tratando de calmarlo.

Half Moon ➳ SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora