«Capítulo 9»

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Hong Jisoo. Su cita del Gran Baile, el chico que lo había llevado a ver innumerables veces a Seungcheol, su amigo y casi amante yacía inconsciente, cautivo de Adamās. Cadenas frías ataban sus pies y muñecas con firmeza. Incluso su fuerza de vampiro no le permitía escapar, no estando herido y agotado. Adamās no le daría oportunidad de recuperarse.

El vampiro estaba a su merced. A veces, durante el mes pasado, Jeonghan había pensado en sí mismo como un prisionero, pero solo ahora podía ver lo mucho peor que podría haber sido.

—¿A-A dónde...? —al castaño se le quebró la voz—. ¿A dónde lo llevan?

—Soonyoung dice que hay algunos sitios en la ciudad que podemos utilizar para tenerlo. Vamos a llevarlo a alguno de ellos —dijo el americano. Se divisaba un corte en forma de media luna cerca de la parte central de su frente y múltiples heridas que indicaban que solo había luchado por su vida.

—El grupo va a tener que dividirse por un tiempo... No hay lugar donde podamos estar juntos. Los vampiros no han matado a muchos de nosotros, pero hicieron mucho daño en cuanto a nuestro espacio —comentó Jihoon.

—Voy con ustedes —dijo Jeonghan. No sabía que otra cosa hacer. Quería consultar con Seungcheol, pero no podía interrumpirlo con su madre. Por lo menos, si se aseguraba de que él y su novio terminaban en el mismo espacio en que mantenían a Jisoo, tendrían la oportunidad de hacer algo al respeto.

Jihoon ladeó la cabeza.

—Normalmente, me gustaría alguien más fuerte para transportar vampiros. Sin ningún ánimo de ofenderte, pero ya sabes que eres un novato aún.

—No hay argumentos —contestó el castaño.

—Parece que el chico guapo estará dormido durante un tiempo —rió Soonyoung.

El vampiro no podía entender cómo es que los cazadores de Adamās podían reconocer que Jisoo era hermoso y a la vez pensar que era un monstruo o un asesino sin remedio.

—Siempre odio esta parte —murmuró Hansol mientras subían el cuerpo del vampiro en el asiento de la camioneta. Jeonghan nunca se había sentido tan sucio. No era el sudor o el polvo untado en su piel, era el hecho de que estaba ayudando a llevar a uno de sus mejores amigos a lo que podría ser su muerte.

El nuevo escondite estaba bajando el río, hacia el otro lado de la ciudad. Había un muelle de carga en donde remolcadores y barcazas se detenían para descargar cajas azules y verdes interminables. Yoon siempre había pensado que las riberas de ríos eran lugares de paz, pero aquel era todo hormigón y cables. Los sonidos de bocinas y manivelas de metal ahogaban el suave sonido del agua. En silencio, Soonyoung y Jihoon remolcaban un Jisoo inconsciente sobre lo que parecía una estación en un puerto abandonado. Por un instante, el castaño tuvo el poderoso impulso de cerrar los ojos y confiar en que Seungcheol lo encontraría, pero eso era cobarde por su parte. Había esperado pasivamente que las cosas cambiaran por demasiado tiempo. Por el amor de Jisoo, era el momento de ser fuerte.

El chico entró en el interior del edificio para ver lo que aquellos dos cazadores estaban tratando. Antes de continuar, Jeonghan observó a un silencioso Hansol dando golpes con las manos en el capo de la furgoneta, mirando con decisión hacia el agua. Ya dentro del edificio se encontró con una estación marítima que parecía una habitación muy pequeña con una zona elevada cerca del agua y un hueco en la parte de atrás que había sido utilizado para el almacenamiento. Las paredes y los pisos eran muy viejos y de un irregular y desgastado marrón apagado. Cuando Jisoo se hundió en el suelo, Soonyoung quitó las cadenas alrededor de sus muñecas y lo dejó libre. Por un segundo, Jeonghan se sintió esperanzado. Después de todo, si ellos quisieran matarlo, ya lo habrían hecho.

Half Moon ➳ SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora