«Capítulo 21»

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Wonwoo miraba con atención los azulejos en la pared de su habitación e intentaba trazar las figuras con su dedo índice, aún cuando le era difícil hacerlo por su incómoda posición. Estaba tendido sobre la cama que compartía con Mingyu, y aunque le costaba moverse, le gustaba sentir los brazos contrarios enroscados alrededor de su cintura y su rostro pegado a su pecho, exactamente cerca al lugar en el que se encontraría su corazón.

Las calles heladas de una tranquila Alemania se mostraban esplendorosas tras la ventana del quinto piso de un departamento de lujo en Frankfurt. Luego de que los padres de Kim quedaran satisfechos tras conocer a Jeon, por fin le pudieron dar permiso a su hijo para que disfrutase de sus últimas semanas de viaje a solas con el vampiro. Tenían bastantes actividades por hacer, pero la llamada de Seungcheol informándoles sobre el estado de Jeonghan los había obligado a cancelarlo todo y comprar los pasajes de vuelta a Osaka.

—Wonwoo... Deja de moverte —musitó el menor adolorido por los codazos que había recibido al comienzo de aquella noche—. Eres mi novio, pero me golpeas demasiado.

Algo que el castaño amaba era oír al moreno llamarlo de tal forma. No era su imaginación, pero prometía que el rubio lo decía con tanta ternura que era imposible que sea real.

—De acuerdo, ya no me moveré —dijo el vampiro al momento que volvía a fijar su mirada en los azulejos.

—Sigues moviéndote... —se quejó el menor, pero lo único que oyó como respuesta fue el eco de las risas del más delgado resonando por cada rincón de la habitación— Esto es serio, ¡Tendré el cuerpo todo morado!

—Ah, pero no te importó cuando me dejaste así hace tres días.

—¡Hey! ¡Te lo decía en serio! —se quejó el chico.

—Yo también.

El vampiro se imaginaba el rostro de Mingyu. Lo veía incrédulo y con una mueca sedienta de venganza. A propósito, estaba haciéndose el pesado encima del pecho del más delgado. La fuerza que ponía el rubio sobre su cabeza ocasionó un dolor temporal en su columna.

—Mi espalda... —volvió a quejarse el menor.

Cuando intentó levantarse para revisar su espalda, Wonwoo lo detuvo. Había adquirido conocimientos de enfermería, por lo que sabía qué podría curar a su pareja de aquel terrible dolor. Un beso.

—Mis labios son la mejor medicina —murmuró Jeon de forma orgullosa una vez hubo dejado un suave beso sobre los labios ajenos.

—No, no es cierto —se quejó, tomándolo como una excusa para que la acción fuera repetida—. ¡Aún me duele!

Sonriendo, el vampiro volvió a acercarse para besar a su pareja. La perfección con que sus labios encajaban era envidiable, y la manera en que se besaban mataría de amor a cualquiera que los observase. Mingyu hacía del beso una danza, y ésta provocaba varias sensaciones agradables en el cuerpo Wonwoo, quien sentía desde la suavidad que provocaban sus labios, pasando a la sensualidad de sus ágiles movimientos, hasta la ternura que emanaba el menor naturalmente al hablar.

—Mingyu... —llamó, pero el aludido solo gruñó mientras enroscaba sus brazos alrededor de la cintura ajena más fuerte, como advirtiéndole al mayor que no hablara porque estaba muy dolido y en ese instante, lo dejaría jugar a ser un experto en medicina—. ¿Cómo se siente?

Ante la pregunta, el rubio cortó el beso y en seguida, abrió los ojos para observar la inocencia que su novio desprendía.

—¿Cómo se siente qué? —preguntó, presionando besos alrededor del rostro contrario. Se detuvo a propósito en el cuello para darle otro nivel a sus besos, que se volvieron húmedos. Sin embargo, Jeon parecía no querer seguirle la corriente.

—Besarme —dijo simplemente—. Verdaderamente, ¿Cómo se siente?

—¿Cómo se siente? —se pregunta a sí mismo, pero era difícil responder aquella pregunta. Sentía tanto cuando estaba con la persona que se encontraba en frente suyo, que era un delito. Aún más difícil era expresarlo en palabras.

—Exacto.

—¿Por qué me preguntas eso de repente?

El castaño suspira, cambiando la expresión de su rostro a una sombría, gesto que le daba a saber a Mingyu que el mayor no se detendría hasta obtener lo que quería.

—Yo sé lo que siento cuando te beso —explicó Jeon—. Quiero saber qué sientes tú.

—¿No lo sabes cuando te beso?

—No es igual.

El menor rió para sus adentros. Era tan fácil hacer que el más delgado se entercara con algo, pero sabía que debía de tener cuidado con su respuesta, porque no quería dañar al vampiro. Entonces, en ese momento, encontró la palabra correcta para definir sus sentimientos.

—Me siento completo.

Si estaba frustrado por no hallar las palabras correctas para completar sus fragmentos de canciones o si no lograba conseguir el sabor que quería en alguna de sus recetas, el castaño se llevaba esa frustración y la reemplazaba con tan solo un beso. Era capaz de hacer que el moreno olvidara sus desilusiones con tan solo el roce de sus labios. El vampiro lograba arrebatarle cualquier sentimiento negativo para insertarle remolinos de sensaciones cálidas y tranquilizantes que se instalaban en el centro de su pecho. Llenándolo.

Cada beso lo curaba, cada beso lo marcaba. Cada vez que veía a Wonwoo sonreír, Mingyu se sentía seguro de decir que vendría un día perfecto. Cuando lo callaba con besos, se rendía al amor. No importaba el motivo por el cual el mayor lo besara, Kim se sentía dichoso por el simple hecho de estar a su lado.

—Me da gusto escucharlo —respondió Jeon.

En seguida, el moreno se acomodó sobre la cama y hundió la nariz en aquellos cabellos castaños para embriagarse con su aroma. A través de un pequeño apretón de manos entrelazadas, supo que no era necesario explicar ni decir nada más. El más delgado tenía el increíble poder de leer la mente del chico, además de percibir sus emociones. Lo conocía más que a cualquiera, e incluso más que a él mismo.

—¿Tú qué sientes, Wonwoo?

El vampiro se removió entre los brazos contrarios, y no fue necesario para el rubio sentir su respiración cerca como para saber que lo iba a besar. En el mismo segundo, tres besos fueron presionados encantadoramente sobre sus labios.

—Me siento vivo —murmuró contra el tacto al final, terminando de rozar sus labios con especial cuidado.

La pareja volvió a abrazarse, y antes de que pudieran empezar algo íntimo, una llamada los interrumpió. La pareja nunca se imaginó que aquella noche recibirían una de las noticias más desgarradoras de sus vidas.

Half Moon ➳ SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora