—Deberías acelerar el auto —dijo Jeonghan preocupado.
—Cálmate, ¿De acuerdo? —le pidió el mayor manteniendo sus manos apoyadas en el tablero de mando del automóvil—. No creo que los vampiros puedan seguir esta cosa. Lo aparcaremos en la parte de atrás del parque para que no se vea. Por ahora, tenemos que llegar a casa lo más rápido posible.
—Este no es el coche de los vampiros. Sabes que lo robaron, lo que significa que si nos encuentran con él, la policía pensara que lo robamos nosotros —explicó.
—No nos van a encontrar con él si te calmas —el pelinegro puso una mano sobre el hombro contrario—. Respira profundo. Vamos.
Giraron a la izquierda y por fin reconocían una de las calles de las rutas de autobús, lo cual indicaba que se estaban acercando a la zona de Mingyu y a su hogar temporal. Se dirigieron al final de la entrada del terreno con césped perfecto. Una vez que el coche estuvo más o menos oculto detrás de la casa, se detuvieron y dieron paso a su hogar.
De alguna manera se sentía extraño caminar hacia el interior de la oscura y silenciosa bodega de vino. No había cambiado en lo absoluto, pero Jeonghan sentía que él lo había hecho. Se quitó los zapatos y se acomodó el cabello con manos temblorosas. Seungcheol puso sus manos contra la pared y bajó la cabeza, como si le faltara la fuerza para ir más lejos. Sus muñecas estaban todavía rojas por la soga que las había atado. La silueta de sus anchos hombros hizo estremecer al menor, quien miró sus propias muñecas para encontrar la pulsera que le habían dado. Un regalo por su cumpleaños, un símbolo de un día feliz que parecía haber tenido lugar hace ya tiempo, no solo unas horas en el pasado.
—Charity no va a dejar de buscarte —dijo el ex-cazador—. Ella está obsesionada ahora. Decidió que tu eres la barrera entre ella y Jisoo.
—No importa —respondió el castaño.
—Jeonghan, no podemos quedarnos aquí. Vamos a tener que ir más lejos.
—Eso no importa esta noche —repitió.
Seungcheol se volvió para discutir con el menor, pero desistió cuando sus ojos se encontraron. Jeonghan colocó una mano sobre el pecho de su amado, por lo que pudo sentir el aumento y el descenso de su respiración, así como los latidos de su corazón. Estaban vivos. Aquello era lo que significaba estar vivo.
—Jeonghan...
—No —dijo mientras trazaba los labios contrarios con el dedo índice.
Descendiendo, podía sentir la fuerte columna del cuello y el abultamiento de la manzana de Adán. Podía sentir el aliento del mayor en sus dedos, haciéndose más rápido mientras lo tocaban. De cualquier forma, le temblaban las manos cuando le sacó la camiseta al pelinegro por sobre su cabeza y lo envolvía alrededor de la cintura para poner su cabeza contra su pecho. El castaño podía oír el pulso del ex-cazador apresurándose contra sus oídos, de la forma en que el mar lo hace en una concha. Aún así, no era suficiente.
—Jeonghan...
—Más cerca —dijo el mencionado en voz baja, atrayendo a su novio por un beso.
La boca de Seungcheol capturó la del vampiro y sus manos comenzaron a rasgar sus prendas de la forma en que éste había rasgado las suyas. Jeonghan lo ayudó a quitar su cinturón sin romper el beso, porque no quería dejar de tocarlo. De repente, su ropa se desplomó en el suelo. La piel del pelinegro estaba contra la contraria y el olor a cedro era el único aire que podía respirar. Una vez hubieron acabado de desvestirse, todo lo que Yoon tenía puesto sobre su cuerpo era el brazalete que brillaba sobre su piel desnuda mientras Choi lo acomodaba sobre la cama que compartían.
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Half Moon ➳ Seventeen
Fanfiction"Yoon Jeonghan ha abandonado Septendécim y se ha unido a Adamās, la organización mundial de cazadores de vampiros. Su nueva vida no es precisamente fácil: bajo la tutela de los cazadores, debe entrenarse con disciplina militar, cuidando que nadie d...