Los amigos de Jisoo llevó a la pareja hasta a un autobús en Chinatown, un modo económico de transporte que normalmente conectaba a los nuevos inmigrantes entre los diferentes trabajos en restaurantes. Sin embargo, había un grupo mixto en el próximo bus. Habían unas pocas personas de edad y una gran cantidad de estudiantes universitarios tecleando en computadoras portátiles que equilibraban sobre sus rodillas. El bus era lento, y avanzaba despacio.
—Hay fuertes lluvias en el norte —dijo el conductor—. Por el momento, hay inundaciones en las carreteras.
A la pareja ni siquiera le importaba. Su dinero estaba envuelto en el bolsillo delantero de los pantalones del vampiro, y aunque se le clavaban en la carne, le pareció que la presión de ello lo tranquilizaba. Apoyó la cabeza sobre el hombro del cazador mientras se recostaban en los asientos. Quizás el autobús era realmente cómodo, o quizás estaban tan cansados que cualquier cosa se habría sentido bien. Ambos flotaban en las proximidades del sueño. Para Jeonghan, todo lo que era real era el olor tranquilizante de la piel de Seungcheol y el saber de que, al menos por ahora, estaban a salvo. En un momento dado, mientras que el autobús retumbaba por el camino, el mayor llegó a acariciar el cabello del castaño, quien comprendió que este pensaba que estaba realmente dormido,y de alguna manera, eso lo hizo dulce. Principalmente porque consiguieron descansar por fin.
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—¿No es hermoso? —dijo Yoon tirando de su novio hacia el gran vestíbulo de Septendécim, que estaba decorado por el baile de otoño. Las luces de las velas suavizaban las sombras de la habitación, y los que bailaban se movían fácilmente a través de pasos de vals que la orquesta estaba tocando. El pelinegro sacudió la cabeza y se arregló la corbata de su encajado traje de noche.
—Los bailes no son de mi tipo, pero ver que a ti te gusta vale la pena.
El vampiro llevaba un traje blanco y elegante que fluía encantador sobre su cuerpo. Cuando se vio en el gran espejo de salón, pudo ver bastante de su reflejo marchitándose. Al pequeño racimo de flores blancas que llevaba en su pecho se le caían las hojas. Sin embargo, el castaño nunca se había sentido tan hermoso, y no era porque llevaba puesto un maravilloso traje, sino porque finalmente estaba en aquel lugar con su gran amor.
—¿Sabes bailar vals? —susurró el menor.
—Ni idea, pero si quieres bailar, toma mi mano para salir y fingir que lo sé.
Riendo, Jeonghan dejó que Seungcheol lo tomara en sus brazos, y giraron en la pista de baile. El cazador no sabía bailar vals, pero no led importaba que no encajaran con los otros bailarines. A su alrededor, Junhui bailaba con una hermosa jovencita que lo rodeaba por el cuello, así como Minghao. Al lado de ellos se veía a Lian Fei riendo disimuladamente al compás de las torpes piernas de Wonwoo y a Seokmin animando a un indeciso Mingyu a ser la siguiente pareja de baile del delgado vampiro. Hansol se encontraba dirigiendo a Seungkwan a través de un giro, y Yoon se preguntaba por qué ninguno de ellos bailaba de la manera que querían. Al subir la vista hacia el balcón, sus ojos chocaron con los de Jisoo, que permanecía observándolo bailar, expectante. De repente, el contacto se rompió cuando una nueva figura apareció en medio de los bailarines. Una figura traslúcida que brillaba de color aguamarina. El fantasma se acercó al chico.
—¿Puedo intentarlo?
—Por supuesto —dijo Jeonghan, preguntándose cómo es que aquella chica conocía a Seungcheol y por qué quería bailar con él. Le cedió la mano contraria a la mujer, pero su sorpresa fue grande al reconocer que era su propia mano la que ella estaba tomando. Su mirada fue dudosa cuando el fantasma y él se perdieron entre la muchedumbre de bailarines.
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Half Moon ➳ Seventeen
Fanfiction"Yoon Jeonghan ha abandonado Septendécim y se ha unido a Adamās, la organización mundial de cazadores de vampiros. Su nueva vida no es precisamente fácil: bajo la tutela de los cazadores, debe entrenarse con disciplina militar, cuidando que nadie d...