«Capítulo 8»

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—¡Señora Ha! —la mirada fija de halcón de la mujer congeló el lugar. Era obvio que el castaño no podía escapar de ella, aún si lo hubiera intentado. Algo en sus oscuros ojos era casi hipnótico. Ella lo aterrorizaba más de lo que alguna vez lo había hecho antes, y los gritos casi tiraron de él. No sabía por dónde escapar.

—¡Por aquí! —gritó Baekho con la voz haciendo eco en medio del clamor de los túneles. A juzgar por los muchos gritos y lisuras a su alrededor, no estaban solos. El castaño ya había estado en medio de una gran batalla entre vampiros y Adamās antes, así que sabía cómo era el ambiente. La señora Ha sonrió radiantemente a pesar del polvo y los escombros que caían. Éstos eran sus elementos. La oscuridad, la violencia, y la sangre. Cuándo Baekho surgió a la vista con una estaca en sus manos, la sonrisa de la mujer se ensanchó—. Hija de...

—Te recuerdo —dijo ella—. Tu atacaste mi casa, así que déjame devolverte el favor.

El hombre alzó su estaca impotente y llamó a su equipo, pero la vampira fue más rápida. Ella brincó en un movimiento tan cegadoramente rápido que casi nadie la pudo ver. Sus manos agarraron firmemente la cabeza del cazador y le dio una torsión bien definida. Jeonghan oyó el repugnante crujido seguido del golpe de su cuerpo cayendo al suelo. La señora Ha alzó su cabeza triunfalmente mientras la envolvían nubes de polvo que formaban remolinos alrededor de su cuerpo. Temblando, el castaño se apoyó contra la pared del túnel. Le era difícil tratar de poner su miedo a un lado, así que no podía pensar.

La rectora había llevado un grupo numeroso de vampiros a atacar el centro de operaciones de Adamās, y nadie sabía cómo fue que pudieron dar con ellos. En efecto, lo que buscaban era vengarse del incendio de Septendécim, y la vampira haría más que aquello.

«Ahora los vampiros también me asocian con el enemigo... Si cualquiera de ellos revelara  mi verdadera naturaleza a los cazadores de Adamās... Pues bien, ambos bandos estarían dispuestos a atraparme»

De repente, losa tras losa de cemento armado comenzó a caer del techo. El vampiro gritó y se encogió en el piso cuando un trozo de cemento cayó y se rompió sobre uno de los vagones ferroviarios. La onda de choque le sacudieron los huesos y el chillido de metal torcido casi lo ensordecieron. Su piel estaba empapada en sudor frío, y quiso encogerse allí hasta que todo ello terminara. Entonces, se dio cuenta de que Seungcheol estaba en medio de aquello y que se encontraba debatiéndose entre la vida y la muerte. Así, Jeonghan levantó la cabeza. Abrió la boca para gritar por él, pero entonces recapacitó. Las oportunidades de que los miembros del bando de la señora Ha lo oyeran antes que su novio eran muchas, y llamar la atención de los vampiros era lo último que necesitaba hacer. Necesitaba encontrar a Seungcheol por sí mismo, y rápido.

¿Qué había acerca de Seungkwan y Seokmin? ¿Qué pasará con Hansol? Afortunadamente, la segunda pregunta contestó la primera. Ahora Jeonghan sabía que Hansol defendería a Boo hasta su último aliento, si así fuera el caso, y con él, a Seokmin.

Comenzó a correr a través del oscuro túnel, en medio del polvo, tosiendo. Al principio se dirigió hacia el área donde comían. Recordó que Seungcheol estaba de camino a cenar, así que el comedor era probablemente era el lugar donde podría estar. Aún así, fue muy difícil reconocer el camino con tanto polvo. El centro de operaciones era un lugar turbio y poco acogedor la mayoría de las veces; ahora, era como el centro de un ciclón. La mayor parte de las luces habían caído durante las explosiones, así que estaba increíblemente oscuro. A pesar de la vista de vampiro del chico, sólo podía observar sombras y borrones, algo que le hizo recordar que los cazadores de Adamās esencialmente combatían sin poder ver. Mantuvo una mano levantada a fin de que así pudiera sentir la pared en contra de las puntas de sus dedos, pues esa era la única manera en la que podía estar seguro de que corría en línea recta. Cada par de segundos, uno de los cazadores hacia estallar una llamarada de emergencia, y solo ahí podía ver una luz muy brillante e intermitentemente. Veía combatientes luchando cuerpo a cuerpo, humano  indistinguible de vampiro, ambos forcejeando desesperadamente hasta vencer al otro. Después de ello, la llamarada se apagaba, y la oscuridad volvía a rodearlo.

Half Moon ➳ SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora