«Capítulo 13»

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Aunque debería haber habido un agente en el mostrador del metro, estaba vacío. Quizás alguien pensó que las cuatro de la madrugada era un buen momento para tomarse un descanso. Aquello le dio la oportunidad a la pareja de saltar los tornos de entrada y esperar un tren. Se sentaron juntos en uno de los viejos bancos de madera que tenía varias capas de espesor debido al graffiti.

Ninguno de ellos dijo nada al principio. Jeonghan se sentía como si todo a su alrededor estuviera muy lejos y fuera difícil recordar que no era una pesadilla o un recuerdo horrible. Era como si su cerebro quisiera engañar a su pensamiento diciéndole que aquello no podía estar sucediendo. Lo primero que se metió en su conciencia lo suficientemente fuerte como para incitarlo a hablar fue un cartel.

—Downtown —leyó—. Esa es la dirección que queremos coger, ¿Verdad?

—No veo cuál es la diferencia —Seungcheol apoyó la cabeza contra la pared de azulejos—. Mientras estemos poniendo distancia entre ellos y nosotros, cualquiera es bueno.

Todas las palabras buenas no eran las que él quisiera usar para describir la situación. Debido a ello, Jeonghan se dio cuenta de lo que estaba intentando hacer.

—Sé que quieres ser fuerte por mí —dijo en voz baja—. Pero ahora creo que es más importante que seas honesto conmigo.

—Fuerte —el mayor cerró los ojos con fuerza—. ¿Eso es verdaderamente lo que estoy siendo? Debido a que no lo parece.

Adamās era todo lo que Seungcheol tenía en el mundo. Todo lo que Jeonghan pasó había sido horrible, pero para el otro, aquella noche era aún peor. Había perdido a su madre y a su mejor amigo. A todos, excepto a su novio. Quizás era el turno de Yoon de ser fuerte durante un tiempo.

—Vamos a estar bien —el castaño tomó el brazo contrario y examinó las quemaduras del agua bendita. Eran delgadas líneas rosas que parecían quemaduras solares graves, como gritas en su piel—. Espera y verás.

En ese momento, una ráfaga de viento sopló a través del túnel, lo que anunciaba la llegada del tren. Echaron una mirada de preocupación detrás de ellos mientras subían, pero nadie los seguía. Sólo había una persona en el vagón, un vagabundo que dormía en los asientos y olía fuertemente a cerveza.

Cuando el tren se puso en movimiento, Jeonghan llevó a Seungcheol hacia un mapa de la red de metro.

—Tu conoces cómo moverse alrededor de Tokio mejor que yo —le dijo—. Así que puedes saber si estamos en el camino correcto.

Choi se movió lentamente como un hombre caminando por el agua. Se centró en el mapa, claramente queriendo hacer algo útil.

—Como dije antes, no hay manera correcta. Salvo, ya sabes, muy lejos de ellos.

—Por supuesto que hay manera correcta —dijo el vampiro sorprendido de que su novio no lo hubiera visto. La respuesta era muy obvia—. Necesitamos dinero y un lugar seguro para ocultarnos durante un tiempo. En otras palabras, necesitamos encontrar un amigo.

—Jisoo —dijo el mayor, a lo que Yoon asintió—. Entonces, ¿Nos dirigimos al barrio chino, ¿No? —puso sus manos a cada lado del mapa.

—Sí. Estamos en el buen camino.

Aunque Choi recordaba el nombre de la calle que Hong les había indicado, al principio ninguno de ellos podía detectar la tienda correcta. Era demasiado pronto para que las tiendas estuvieran abiertas, así que todas tenían el mismo aspecto. Eran tiendas idénticas cerradas herméticamente con rejas de metal. Tenían que esperar.

Esperaron durante las altas horas de la madrugada sin nada de dinero, ni siquiera para café. No había nada que hacer, nada, y el tiempo parecía estirarse hasta el infinito. Sabían que en cualquier momento una patrulla de la Adamās podría verlos, pensamiento que mantenía la adrenalina en sus cuerpos.

Half Moon ➳ SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora