«Capítulo 17»

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Seungcheol colocó las almohadas detrás de la cabeza de Jeonghan y en seguida, lo abrigó con sábanas limpias.

—¿Estás seguro de que estás bien? —preguntó por octava vez en las últimas dos horas.

—Necesito descansar. Eso es todo... —respondió. Él quería que su pareja dejara de preocuparse. Había estado medio loco de preocupación de camino a casa. Lo acunó en sus brazos y le acarició el cabello mientras cogían el autobús accidentado por la lluvia. La tormenta comenzaba a aumentar, haciendo sonar las botellas de vino con los truenos—. El vampiro conoce a Charity. Puede contarle acerca de nosotros...

—Es por eso que no vamos a patrullar por la ciudad de nuevo —sentenció el pelinegro, dándose la vuelta mientras un rayo se estrellaba cerca de su hogar.

Jeonghan se llevó una mano en la frente. O estaba caliente o su mano estaba demasiado fría. Tenía el cabello aún húmedo, lo que probablemente no ayudaba.

—¿No has comido suficiente hoy? —preguntó el mayor mientras comenzaba a frotar las manos contrarias entre las suyas para tratar de calentarlas. Al contemplar el rostro del castaño con firmeza, finalmente supo que se encontraba en malas condiciones—. Oh...

La cara de Seungcheol se puso pálida como una hoja de papel. Jeonghan sabía exactamente lo que el ex-cazador pensaba y, era tan gracioso e increíblemente obvio que tuvo que reírse a pesar de todo.

—No estoy embarazado, eso es imposible.

—¿Estás seguro? Sé que es absurdo, pero si tus padres pudieron concebirte, ¿Por qué tu...? —pareció reflexionar acerca de sus palabras—. Tienes razón, es imposible.

Cuando el castaño asintió con la cabeza, no tenía la fuerza suficiente para admitirse a sí mismo que aquello podría ser algo serio, y mucho menos admitírselo a Choi.

—Voy a estar bien después de dormir un poco. Espera y verás.

—¿Necesitas sangre? —preguntó el mayor, apretándole la mano con algo de felicidad, como si estuviera hablando de sorprenderlo con una caja de chocolates.

—Comí antes —dijo el vampiro.

Ni siquiera podía pensar en sangre. La idea de comer algo era repugnante. Seungcheol se detuvo y Jeonghan sabía que este seguía preocupado. Él quería hacerle más preguntas y el menor no quería que le preguntaran. Quería fingir que nada de ello había pasado. Necesitaba pretenderlo, al menos un rato.

—De acuerdo —respondió e inclinó para darle a su novio un beso en la mejilla. Yoon cerró los ojos y se hizo creer que estaba bien, que la bodega era una casa real y que podían quedarse ahí felices para siempre.

Seungcheol no dejó de preocuparse por el desmayo de Jeonghan al día siguiente, y por eso insistió en que dejara de llenar solicitudes de más puestos de trabajo.

—Estás agotado —sentenció. Algo en su voz sugería que había metido la cabeza en lo que estaba pensando—. Después del incendio de Septendécim y lo que pasó en Adamās no has tenido la oportunidad de recuperar el aliento.

—Tú tampoco —le señaló—. Y trabajas duro en el garaje.

—Tu vida ha cambiado más que la mía y ambos lo sabemos —se encogió de hombros—. En serio necesitas un descanso... Es más, tómate un descanso. Voy a cuidar de nosotros durante un par de semanas.

El dinero que ganaba el mayor en el garaje no era mucho. Seungcheol trabajaba duro y durante muchas horas los días que lo llamaban, pero era en negro, lo que significaba que podían pagarle menos del salario mínimo. Hasta ahora, el dinero era suficiente para comprar comida, pagar los autobuses y un poco más, pero apenas habían empezado a juntar dinero junto al de Jisoo y Mingyu.

Half Moon ➳ SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora