«Capítulo 15»

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—¿Recuerdas aún el año pasado? —preguntó Jeonghan mientras continuaba sentado en el coche por el largo camino que llevaba a la casa de Mingyu. Era una imponente mansión, y el vampiro se habría sentido intimidado si no estuviera tan ocupado con su mente.

—¿Cómo es que mantengo las apariciones siempre detrás mío?

Mingyu arrugó la frente.

—¿Las apariciones?

—Esa es la palabra que utilizan los vampiros para los fantasmas —dijo Wonwoo—. ¿Puedo salir ya del asiento trasero? No siento las piernas ni mi retaguardia.

—Un momento —dijo Seungcheol inclinándose entre los dos asientos delanteros, de forma que podría hablar más directamente a Kim—. ¿No hay forma de que sea más seguro?

—Tu no estuviste allá el último año —se mofó el menor.

—Yo estuve allá y me acuerdo de los ataques, la luz fría y todo ese hielo desprendiéndose del cielo. Así que no entraré en una casa con una aparición. Un fantasma. Lo que sea.

Lo que Mingyu desconocía era que cualquier hijo nacido de un vampiro estaba en la guerra entre vampiros y apariciones, y que las apariciones reclamaban su lugar, cosa que todos los vampiros del mundo conocían. Durante varios incidentes aterradores en Septendécim, los espectros habían intentado deshacerse de Jeonghan.

El moreno suspiró. En este punto, llevaban aparcados delante de su casa más de cinco minutos, y habían estado discutiendo así desde que habían salido del restaurante. Los aspersorios en el césped habían entrado en movimiento ya tres veces.

—Creo que hemos llegado al punto muerto.

—Deseo hacer una observación —pidió Wonwoo.

—No eres el único atrapado en este asiento trasero, ¿Bien? —dijo Choi exasperado.

—Esa no era la observación —contestó el vampiro.

—Adelante —dijo Jeonghan.

—¿Llevas puesto un colgante de obsidiana?

Entonces, el chico colocó la mano alrededor del colgante antiguo que sus padres le habían regalado. Una lágrima de obsidiana colgada de una cadena adornada de cobre que se había vuelto verde. Había conservado el collar simplemente porque era un regalo, pero la señora Ha le había informado más adelante que la obsidiana era uno de los muchos minerales y metales que repelían a las apariciones. En otras palabras, aquello podría mantenerlo a salvo. Desde que ella se lo dijo, nunca se había quitado el colgante ni para bañarse. Casi se había olvidado de él.

—La obsidiana me da algo de protección —admitió Yoon—, pero no conozco cuánta o por cuánto tiempo.

—Te lo prometo, este fantasma no es malo —insistió Mingyu—. La aparición. Lo que sea. Ella es genial. No es que lo sepa, pero yo pienso que es una mujer.

—¿Has hablado con esa cosa? ¿Te has comunicado con eso de alguna manera? —preguntó Seungcheol.

—No exactamente, al menos...

—¿Entonces por qué dices que es genial?

—De la misma forma que sé que se están riendo de mi —el menor estrechó los ojos—. Solo lo se.

A pesar de ello, Jeonghan quiso decirle al moreno que diese la vuelta con el coche y los llevase de regreso a su hotel. Sin embargo, sabía que solo podrían permitirse algunas noches más allí, y eso solo porque habían negociado un buen precio.

Half Moon ➳ SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora