4. Valor

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Capitulo 4.
Valor

"No le des importancia a lo que otros puedan pensar de ti, y simplemente, confía en quién eres".

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Habían pasado casi tres semanas.

Astrid no recordaba la última vez en que Hiccup le había mandado un mensaje o al menos una llamada.

Y ella tampoco había tenido el tiempo de hacer nada para comunicarse con él.

Su rutina era muy pesada. Se levantaba a las 4 de la mañana para estar asistiendo a su empresa. Empezaba a esa hora porque debía prepararse para la activación de su cuerpo con ejercicio, después un baño caliente que le ayudara a relajarse para luego ir a un desayuno saludable que le ayudaría a tener las energías para su horario laboral.

En estos días se estaba organizando un desfile y un baile en especial relacionado a la primavera. Era un evento que su empresa organizaba en cada estación del año para promoverse y festejar entre los empleados y socios.

Astrid era una jefa exitosa diseñadora de ropa.

No era muy fan a ser vanidosa, pero su ropa sencilla y práctica llamaba mucho la atención siendo éste el estilo único de la empresa Hofferson.

Sin embargo, más allá de todo lo que tenía que continuar organizando, su mente estaba en otro lugar por mucho más tiempo y menos requerido.

Mentiría si dijera que no checaba el celular de vez en cuando en la espera de una llamada de Hiccup o al menos de una noticia sobre él.

¿Qué le habrá pasado? Ni siquiera habían acordado los fines de semana que eran los únicos días que tenían separados para su relación.

Lo poco que habló con Stormfly era para saber lo mismo: nada. Toothless tampoco se había comunicado con la peliazul.

— Por Dios... Jamás había durado tanto sin hablar con Hiccup.— Mencionó abatida para sí misma. Y decepcionada de sí misma al ver qué tanto le había dado el espacio a su novio dentro de sus horarios.

Se encontraba en el comedor con una revista de diferentes prototipos de vestidos. No había ningún segundo en que se diera un descanso.

¿Ella le mandaba mensajes? Sí. Pero ni siquiera los respondía y ni el visto aplicaba.

— Vaya, hasta que nos volvemos a ver.— Susana. Una jefa en competencia de su empresa. Siempre había sido la más competente desde que eran infantes. Por ver quién tenía más que la otra.— ¿Te acuerdas de mí?

— Ni cómo olvidarte.— Recordó.— La niña que quería tener todo lo que yo tenía.

— No seas arrogante Astrid.— Reclamó con cierto enojo por ese recuerdo y esa forma de describirla.

Pronto un grupo de chicas se reunieron a su lado.

— Escuchamos que ya tienes novio.— Mencionó.

— Tus oídos escuchan bien entonces.— Asintió con desinterés ignorando el grupo de amigas de Susana.

— ¿Y dónde está?— Preguntó con diversión.— Es decir, se supone que los novios siempre están juntos, ¿No es así?

Las demás chicas asintieron.

— ¿Dónde está?, ¿O es que está en el paraíso de mentiras?— Se burló.— ¿O es alguien de escasos recursos porque no pudiste conseguirte uno mejor?

— ¿Sinceramente? No sé dónde está.— Soltó la verdad.

— ¡Qué mal novio! Al menos debería venir a visitarte. Mi novio es el mejor.— Presumió mostrando el fondon de su pantalla con la fotografía de ellos.— Es alto, guapo, tiene ojos azules y cabello castaño. Es hijo de la empresa Wilson. Debes de conocerlo, es el segundo más rico de este país.

Perfecto(2° Temp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora