37. Promesa

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Capítulo 37.
Promesa

"Mi mayor promesa será amarte, pues mi mayor sueño fue encontrarte".

.

¿Escuchó bien?

Hiccup realmente la amaba. Ya no era solo el quererla. Era un sentimiento mucho más fuerte e intenso. Uno que no se debía decir con tanta facilidad, un sentimiento que significaba nada más y nada menos que compromiso.

¿Ambos estaban listos?

"Te amo".

¿El la amaba? No podía creerlo. ¿Era posible? Sí. Todo en su relación era posible.

Pero... ¿Ella le amaba?

Debía de admitir que al lado de su novio se sentía como una niña dependiente de sus padres, pero ese pensar no le incomodaba o molestaba para nada. Le encantaba saber que si tenía que depender de alguien, era de él.

Un hombre justo, responsable, amable y respetuoso. Hiccup tenía muchísimas más características que la hacían revolotear de felicidad y sentir ese calor reconfortable en su corazón.

Ella podía dejar sus defensas para poder estar a su lado porque sabía que él estaba para protegerla. Él la conocía a ella. Y ella por el momento estaba un poco perdida con el presente de él, pero no pasaba nada, estaba completamente segura que cuando Hiccup se sintiera seguro, le mostraría todo lo que sucedía en él.

¿Le quería? Sí. Más que a su propia vida.

¿Le amaba?

Por supuesto.

— También te amo.— Confesó. Lo abrazó contra ella y recargó su cabeza en su pecho escuchando los latidos constantes y acelerados de su corazón. Poco a poco estos comenzaron a tomar un ritmo normal y todo lo frenético había desaparecido.— No sé desde cuándo... Y no sé si es muy pronto para amarte, pero... Hiccup.— Se giró para verlo.— Cada vez que te miro, cada vez que me miras, cada vez que nos miramos, ese sentimiento en mi corazón crece como una dinamita. Como si una enorme estrella explotara y se convirtiera en más de millones de estrellitas pequeñas.— Comentó sintiendo sus lágrimas.— Todo este mes que hemos pasado, me he dado cuenta que jamás había odiado tanto vivir en la soledad. Y me di cuenta que no era la soledad lo que odiaba, odiaba estar lejos de ti. Me acostumbré tanto a ti... Que duele tenerte de nuevo como mi vecino.

— Siento lo mismo Astrid, sé que es muy pronto. Pero siento como si...

— Solo estuviera esperándote para poder amar.— Compartieron sus pensamientos a la vez. Los dos se sonrojaron y sonrieron como dos tontos enamorados.

Hiccup al igual que Astrid tenía unas lágrimas en los bordes de sus ojos. La rubia sonrió satisfecha. Hiccup rompía los estereotipos de la sociedad. ¿Quién dice que los hombres no lloran? Amaba que su novio fuera sensible.

— Me siento feliz saber que sientes lo mismo.— Pronunció su novio con emoción.

— Hiccup... He estado más de 20 años sintiendo la soledad desde que era una niña. No me importaba, y de hecho, nunca me empezó a importar hasta que estoy viviendo los días separados de ti.— Comentó derramando su primera lágrima. Hiccup la dejó llorar. Después de todo, Astrid debería darse esa libertad con el.— No sé porqué estoy llorando. Quizás porque tu estás llorando también así que... ¡Deja de llorar porque también lloraré!— Golpeó su hombro para después atraparlo en un beso bien correspondido.— Es pronto, pero estoy más segura de que te amo. Lo que pasamos con las esposas solo fue una prueba clara para reafirmar lo que siento. Y no es un romance de adolescente. Las lágrimas en mis ojos te aman. Te amo.

Perfecto(2° Temp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora