58. Libre

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Capítulo 58.
Libre

"La verdad te hará libre, aunque primero miserable."— James A. Garfield.

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Astrid observó la mirada de Hiccup, en sus ojos destellaba un brillo intenso, uno tan fuerte que parecía ser otro hombre el que estaba con ella. Algo había sucedido y tenía mucho más preocupación.

Por otra parte, Hiccup estaba harto. Estaba cansado de verla a ella sufrir las consecuencias que no se merecía. Astrid merecía un novio mejor.

No merecía ningún tipo de sufrimiento, toleraba que ella soportara una situación que no le corresponde, pero jamás permitiría nunca, que nadie le hiciera daño de esta manera.

Su simple y profunda mirada fue lo que colmó el vaso. Supo en ese instante que su novia ya había tocado el límite y ahora se encontraba en un profundo abismo.

Un abismo en el que no permitirá que toque fondo.

Así que con delicadeza, dió un apretón a su mano provocando que ella levantara su mirada.

El brillo en sus ojos se estaba apagando de manera rápida.

— Suficiente.— Comentó Hiccup con seriedad mientras volteaba a enfrentar a aquella mujer.— No permitiré que siga metiéndose en la vida de ella.

— ¿¡De qué me estás hablando?!— Cuestionó con espanto al verlos tomados de la mano.— ¡Suéltala!

— No, no la soltaré.— Negó con firmeza mientras sentía que Astrid también quería escapar.

— ¿¡Es que se te olvida que mi hija es tu prometida?!— Reclamó con furia mientras intentaba separarlos ella misma.

— ¡Ya no más engaños. A la que considero como mi verdadera prometida es a ella!— Levantó la mano de Astrid.— Ella es la que debería aparecer en las noticias cada mañana, la mujer que debe estarme acompañando de manera libre, porque es ella la mujer que deseo a mi lado todos los días.

— ¿¡Sigues con esta?!— Exclamó histérica. Pensó que ya la había dejado a un lado.— ¡Pero como puedes ser un tonto!, Vas a casarte con mi hija en dos días. Así que más te vale dejar a esta mujer. ¿Acaso no te importa que el mundo te vea como infiel?

— El mundo puede pensar lo que quiera. No me interesa.— Pronunció sorprendiendo a la mujer.— La verdad la sabe Dios y la sabe mi familia con Astrid, a la única a la que realmente amo es a ella y se merece por completo mi atención y mi entrega. No permitiré que sigamos de esta manera.

— Cuida muy bien lo que harás Haddock.— Pronunció María mientras cambiaba su expresión de molestia por frialdad.— No olvides que tu padre depende de las acciones que hagas y...

— Olvidé aclararle una cosa más: No voy a permitir que se siga metiendo en mi familia para causarme más problemas. Suficientes me ha causado ya con su hija, pero no voy a permitir más de todo esto. Mi padre estará bien porque así será si yo estoy aquí presente.— Comentó con indiferencia.— No pienso seguir ocultando mi relación con Astrid, así que usted decide si su hija el día de hoy saldrá como "la otra mujer" porque esa es la verdad.

— No te atreverías.

María por primera vez tembló en su interior. Ese hombre realmente hablaba en serio, sería capaz de arruinarle la reputación a su hija con tal de seguir embobado con la otra mujer.

Si hacía eso, todo estaría perdido para ella.

Se le estaban acabando las opciones y él se le estaba revelando, dispuesto a realizar lo que decía.

Perfecto(2° Temp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora