23. Mala suerte

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Capítulo 23.
Mala suerte

"El último escalón de la mala suerte es el primero de la buena".— Carlo Dossi.

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— Viendo el lado positivo es que te enseñaré a cocinar.— Musitó Hiccup después del incómodo momento en la ducha. Cada vez era más difícil resistirse al cuerpo de su novia.

Era un pervertido, debía admitirlo. Pero no por eso sería un mal caballero con ella.

A pesar de que Astrid le encendía en todos los sentidos, no podía dejar ganar ese lado poco decoroso en él. No él.

Batallaron para ponerse la ropa. Hiccup tuvo que cortar una playera sin mangas por el lado izquierdo para después coserla. Era una de las pocas cosas que Astrid sabía hacer.

— Bien, si quieres empezamos con lo básico. Yo hago el desayuno, al menos la mitad. Primero me observas a mi, y después lo harás tú. ¿Lista, M'Lady?— Preguntó con emoción.

— ¡Lista!— Asintió feliz.

Hiccup le enseñó a cortar una salchicha. Indicándole que deberían quedar no muy gruesas y tampoco tan delgadas.

Pero para mala suerte de su novia que nunca había usado un cuchillo, salieron todas disparejas. O unas quedaba exageradamente gruesas o unas apenas tenían algo de espesor.

— Es tu primera vez. Ya con la práctica lo harás mejor.— Animó.— Ahora, observa como enciendo el cerillo.— Tomó uno, y del lado lateral de la caja, pasó con velocidad y fuerza, rasguñando la cabeza del cerillo con el carboncillo liso.— ¿Ves? Ya está encendido.— Sopló para apagarlo.— Inténtalo tú.

Astrid animada al ver que era un proceso muy sencillo, le quitó la caja con el cerillo sin ninguna muestra de inseguridad.

Pasó el cerillo. Pero en lugar de encenderse, se había partido en dos.

Hiccup trató de no reírse por su primer intento fallido.

— ¡¡Estaba defectuoso!!— Comentó incrédula.

— Tranquila, quizás aplicaste demasiada fuerza en un mal punto.— Informó.— Intenta otra vez.

Astrid hizo el mismo procedimiento, pero el cerillo seguía sin encender.

— ¿Por qué?— Preguntó sin entender.

— Es que tienes que aplicar la fricción en el contacto del carboncillo. Parece que solo lo sobaste y no fue suficiente para encenderlo.— Explicó.— Vamos, la tercera es la vencida.

Astrid volvió a hacerlo, logró encenderlo.

— ¡Sí!— Exclamó feliz. Pero así como se había encendido, se había apagado.— ¡Hijos de...

M'Lady, está bien. Lograste encenderlo.— La calmó mientras dejaba eso de lado.— Haremos huevo con salchichas. Te voy a enseñar cómo se deben de abrir. Mira, golpeas con un poco de fuerza la parte central y dónde sientas la cortada, estiras hacia los lados exteriores para que resbale la yema con libertad.

Perfecto(2° Temp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora