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Llevaba deambulando por aquel pequeño bosquecillo durante más de 5 horas, el tiempo pasaba rápido, mi emoción de que llegara la hora de salida iba creciendo, le iba a dar a Greta la lección de su vida.

- Ya es la hora - dije alegremente sonriendo. 

Me dirigí rápidamente hacia el instituto, había faltado todo el día, y no había estado esperando para nada. Decidí esperarla en una calle cercana por la que ella pasa para ir a su casa, así la pillaría desprevenida.

- Bueno tía, al final lo de Patrick funcionó - dijo una de sus amigas.

- Convencer a ese loco es más fácil de lo que parece - contestó Greta con un tono de voz que transmitía asco.

- ¿Pero te vas a acostar con él de verdad? - preguntó curiosa la niña rubia. Al escuchar aquello sentí esa rabia que no podía controlar de nuevo, ¿cómo Patrick podía haber caído tan bajo?

- No, que asco, solo lo quiero para darle celos a la loca de Kendall - confesó riendo.

- Bueno Greta, yo me voy por aquí, nos vemos mañana - se despidió.

Greta estaba mascando su famoso chicle y acercándose cada vez más hacia el callejón en el que estaba escondida, sentía esa adrenalina, había llegado el momento que tanto estaba esperando. En el momento que Greta estaba lo suficientemente cerca la cogí del pelo y la arrastré hacia el callejón. Estaba gritando, podía ver el terror en sus ojos, me encantaba verla así.

- Como sigas gritando, te haré mucho más daño - susurré cerca de su oído. Al escuchar aquello dejó de gritar, pero seguía con la respiración agitada.
La cogí del cuello del polo que llevaba puesto, para luego empujarla contra la pared.

- Por favor Kendall, no me hagas nada - su voz era entrecortada, sus lágrimas caían por sus rojas mejillas, y tenía un rasguño en la frente, nunca me había sentido tan feliz.

- No te quiero cerca de Patrick - le dije acercándome más a su cara, ella asintió suavemente para luego hacerlo más rápido.
La empujé contra el suelo y me tiré encima de ella, la propiné un puñetazo en la cara, al hacerlo, sentí como su mandíbula crujió, y un quejido salió de su boca. Otro más, este le partió el labio, del cual no tardó en salir sangre. Me levanté para darle una patada en el estómago, le di lo más fuerte que pude.

- Eres realmente débil Greta, ¿quién es ahora más fuerte? - la cara de la niña solo expresaba dolor, se abrazaba el estómago con fuerza, cualquiera pensaría que se le habría roto alguna costilla.
Otra patada, le di en su brazo, quería darle nuevamente en el vientre, pero al estar protegiéndolo le di donde no era.

- Por favor, Kendall, no me acercaré más a él - dijo llorando.

- Júralo por tu vida, y créeme que no es un juego - la amenacé.
Ella tosió, de su boca salieron unas gotas de sangre, me encantaba lo que estaba viendo, ella asintió con la cabeza -. Si te preguntan quien te hizo esto y digas mi nombre o mi apellido, te juro que esto solo habrá sido una caricia -

Me alejé, dejando a una Greta adolorida en el suelo, casi inmóvil, no estaba satisfecha, quería matarla, pero esto había sido únicamente un aviso, la próxima vez, la torturaré hasta su muerte.
Manchada de sangre me dirigí hacia mi casa, la gente me miraba confundida y susurraba cosas de mi, me miraban con miedo, me gustaba lo que veía. Sabía que nada más entrar me encontraría a mi hermano y a su pandilla, así que debía dirigirme rápidamente a mi cuarto. Mientras llegaba escuché unos gritos detrás de mi, eran los perdedores.

reales; patrick hockstetter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora