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Kendall Bowers

Estaba en mi cuarto, tenía el pelo mojado, acababa de salir de la ducha, estaba confundida, por primera vez en mi vida había sentido algo parecido al miedo. No quería que Greta me delatara por lo que había hecho, pero por otra parte quería que todos supieran lo que le hice a aquella niña.
Estaba mirando el techo de mi cuarto, escuchando a mi hermano hablar con los chicos abajo, los cuales habían llegado hace poco, menos Vic, que ya estaba desde que llegué.

- ¡Patrick! ¡Todo esto ha sido por tu culpa! - escuché gritar a mi hermano.

- ¿Por mi culpa? No es mi culpa que tu hermana sea una celosa, yo me puedo acostar con quien me de la gana - al escuchar decir aquello a Patrick, se podría decir que mi corazón se rompió en pedazos.

Esa sensación en el pecho que sientes que te oprime por dentro, ese dolor raro en la barriga y pareciendo que te fuera a explotar la cabeza, sentir las lágrimas salir, querer gritar pero callarse todo, era lo único que sentía. Pat me había traicionado, se supone que yo también soy real, nos debemos proteger el uno al otro, somos los únicos reales en este mundo y él únicamente pasa de mi. ¿Y si yo no era real? había estado siempre convencida de que lo era, podía sentir cosas, dolor, ira, terror, eso era lo único que conocía pero con Patrick descubrí el amor, pero no sirvió de nada. Él era real también, y a hecho que yo dejara de serlo.

- Mátale, te ha robado todo -

Quería vengarme de él, pero por otra parte lo amaba, no quería hacerle daño.

- Por favor, decirme que puedo hacer - le pregunté llorando desesperadamente a las voces. Estaba sentada contra la pared en el suelo de mi desordenado cuarto.

- Hazle algo horrible -

Solo escuchaba esas palabras, estaba harta, notaba como mis ojos estaban rojos de tanto llorar.

- Decirme que tengo que hacer por favor, ¡ayudadme! - grité tapándome los oídos, quería que me hablaran pero que callaran a la vez.
Sentí como me costaba respirar, mi corazón estaba acelerado, la presión que sentía se intensificó, mi cabeza iba a explotar.

- ¡CALLAOS! - grité con más fuerza.

Mi vista se empezó a nublar, estaba mareada y agotada, quería silencio pero solo escuchaba gritos. Noté como alguien me cogió de los hombros y decía mi nombre repetidas veces, pero le escuchaba tan lejos, no sabía lo que me ocurría.

- V-Víctor... - dije con dificultad.

- Kendall, estoy aquí - noté como mi amigo me cogió de las mejillas para después mirarme. Este les hizo un gesto a los demás para que se fueran, ellos hicieron lo que les mandó.

- Víctor, por favor, no me dejes sola - intente decir con suavidad y lágrimas aún cayendo.

- ¿Qué quieres decir? - preguntó confundido el chico rubio.

- Todos me dejan, nadie quiere estar conmigo, tú harás lo mismo -

- Kendall, ves este collar, esto significa que nunca te dejaré, eres mi mejor amiga, eres como mi hermana, y juro acompañarte hasta la muerte ¿entiendes? - Víctor estaba sujetando su collar y mirándome, podía ver que tenía miedo, pero no de mi, sino de la situación.

- Lo siento - dije llorando aún más y abrazándome a él -, nunca he sentido culpa, pero ahora siento culpa de todo, no me gusta como se siente, lo siento muchísimo Víctor -

- ¿Qué sientes? - me preguntó en voz baja.

- Siento ser una carga, sin mi todo sería más fácil - contesté mientras Víctor y yo nos separábamos.

reales; patrick hockstetter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora