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Me desperté, eran las 7 AM, tenía que ir al instituto. Henry me dijo que me llevaban ellos, ya que Belch tenía coche.

Entré al baño a darme una ducha, tarde poco, ya que tenía hambre y quería ir a desayunar. Al terminar me puse una camiseta negra básica con un dibujo de Mickey Mouse un poco desgastado, unos vaqueros rotos y unas botas negras.

Bajé a la cocina y ahí estaba Henry, sentado desayunando una taza de leche.

- Como no se cocinar, te he preparado un tazón de leche con galletas - dijo mi hermano.

Yo me senté en la misma mesa con él y empezamos a hablar.

- Me contó mi padre que te recetaron unas pastillas pero que nunca las tomabas - empezó a hablar mientas comía.

- La mujer a la que llamo madre decidió llevarme a un psicólogo y este dijo que tenía que tomar unas pastillas para la depresión pero las tiré, no quería drogarme - contesté mientras abría el paquete de galletas.

- Pero... ¿ya no tienes eso no? - preguntó preocupado.

- No, no te preocupes -

- Eso si, ¿sigues igual de...? - empezó a decir Henry.

- Sí - le interrumpí - mi querido psicólogo me explicó que empezaba a sentir emociones como la tristeza, odio y enfado, y también felicidad, pero en menor proporción y que no siento empatía ninguna por lo demás -

- Lo importante es que vas mejorando - contestó él con una sonrisa.

- Eso espero -

Un pitido de un coche nos interrumpió, era hora de irnos.

Cogí mi mochila y abrí la puerta, allí estaban The Bowers Gang.

Subí al coche, me senté al lado de Patrick y Henry delante, con Belch.
Yo me sumergí en mis pensamientos, escuchaba voces, pero no entendía lo que decían.

- ¿Si alguien hace algo a Kendall? - preguntó Belch a Henry.

- Le mataré, ella es MI hermana y nadie puede hacerle nada - Henry es muy protector conmigo, y se que puede llegar a ese punto.

- La defenderemos entre todos - dijo Patrick.

- ¿No habla mucho, no? - preguntó el albino.

- No, es muy difícil saber en lo que piensa, siempre está así - contestó Henry.

Después de 10 largos minutos Belch habló.

- Ya llegamos - dijo bajando del coche.

Al bajar de aquel auto azul, noté muchas miradas, la gente estaba murmurando y no paraban de señalarme.

- Ignóralos - me dijo Patrick mirándome - Son todos unos imbéciles -

Yo le sonreí. Había escuchado rumores de que él había matado a su hermano pequeño con tan solo 5 años, que estaba loco, pero a mi me daba igual, Hockstetter parecía igual que yo.

- Te acompaño a dirección, tienes que preguntar cuál es tu clase - me explicó Henry - ¿te has tomado las pastillas? -

- Sí, no te preocupes - murmuré.

- Mis amigos son de fiar, no hace falta que seas tan tímida - dijo Henry.

En ese momento Patrick entró a su clase, no pude evitar mirarle y sonreír.

reales; patrick hockstetter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora