FINAL

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La mañana se le hizo eterna mientras escribía en su cuaderno la clase que el profesor dictaba, luego cuando transcribía de la pizarra y resolvía algunos problemas matemáticos, por último corriendo y entregando postas.

Tenía todo con qué distraerse, pero aún así no podía evitar centrarse en el asunto de su padrastro tocándolo y besándolo.

Nadie más que Jungkook podía hacerlo, y pensar que prácticamente se estaría entregando en bandeja a ese hombre, lo asqueaba.

Jungkook le había dicho, antes de que se fuera a la escuela, que todo saldría bien.

Exactamente con estas palabras: "No le des tantas vueltas, si piensas mucho en ello tu ansiedad aumenta, y te necesito concentrado, todo va a salir bien, cuando todo termine esta noche, vamos a acurrucarnos en el colchón, y no te voy a dejar ir. Nunca".

Esperaba que sí. Confiaba en Jungkook, realmente lo hacía.

Pero Jimin no estaba asustado, más bien aterrado con la idea de que algo saliera mal.

Por ende, se había pasado todas las clases estancado en un solo pensamiento, y cuando las clases terminaron, su corazón latió desenfrenado. La sangre circulaba a prisa y su corazón bombeaba tan fuerte que parecía salírsele del pecho.

Los pasos hasta la parada de autobús los dio casi en cámara lenta, al llegar el vehículo no se hizo esperar y tuvo que subir.

Su casa estaba a unos pocos pasos luego de bajar del autobús.

Titubeó unos segundos pero al final cedió, Jungkook estaría ahí, lo sabía, y por eso no quería verlo, porque iba a notar su miedo y entonces le diría que estaba bien si no quería hacerlo, Jungkook no lo obligaría.

Maldijo su cobardía, trató de reunir fuerzas y toda la seguridad que le permitió su cuerpo y mente, iba a hacerlo, todo terminaría esa noche.

La llave se introdujo en la cerradura y la giró, la puerta se abrió y dio un gran suspiro antes de ingresar.

—¡Llegué!

Tan pronto anunció su llegada, tenía a Jungkook corriendo a recibirlo, él tomó su mochila y dio un vistazo a su alrededor antes de dejar un beso en sus labios.

—¡Jungkook!—lo reprendió bajo, pero con una sonrisa.

—No me resistí, ve a lavarte las manos, tu mamá ha preparado un delicioso almuerzo.

Jungkook le dio una nalgada y Jimin se ruborizó.

Se sintió tranquilo, Jungkook tenía ese efecto en él.

Luego del almuerzo ambos estaban acostados en la cama, Jimin descansaba su cabeza en el amplio pecho de Jungkook y este lo envolvía con sus fuertes y tatuados brazos.

Jimin le había preguntado sobre ellos, sobre todo uno que empezaba un poco antes de su hombro derecho y terminaba en la parte interna del codo, era una serpiente, una cascabel, envuelta en una rosa, se veía precioso y había llamado su atención.

Jimin le había preguntado sobre ellos, sobre todo uno que empezaba un poco antes de su hombro derecho y terminaba en la parte interna del codo, era una serpiente, una cascabel, envuelta en una rosa, se veía precioso y había llamado su atención

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