Capítulo 3

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Narra Erick.

Si pudiera leer sus pensamientos estaría seguro de que estaba deseando buscar la forma de romper el silencio, se notaba nervioso y el silencio parecía aumentar su incomodidad.

Los perfectos detalles de su rostro sin duda alguna se notaban mejor de cerca, apreciarlo desde lejos y a escondidas no le permitían a mis ojos ver lo bello que era este chico.

- Tranquilo, no te volverá a molestar - dije seguro.

- Claro que no lo hará, ya no tengo trabajo.

- Si no llegó es por algo, eso te hace perteneciente de tu empleo. Créeme lo que te digo Christopher.

Sus labios saboreando el sabor del café me perdió por un momento, eran sus gestos, su forma de ser y lo que aún me faltaba por descubrir lo que captaba mi atención. Quería conocerlo más, su belleza era una adicción a la cual quería ser sometido.

- ¿Pasa algo? - preguntó.

- Nada.

- Sabes, no quiero sonar grosero pero no nos conocemos y yo...

- Podemos hacerlo, incluso me gustaría salir nuevamente contigo - propuse.

Aguantó la respiración seguramente viendo la forma de escapar, sus mejillas que de pronto se decoraron de un tono rosa hacían un lindo contraste con su pálida piel.

- ¿E-Está bien? ¿Cómo apareces en tus redes? - preguntó tomando su aparato tecnológico.

- Yo no ocupo redes sociales, no van conmigo. Pero dame tu número y yo te llamo, sé que por tus turnos no puedes salir conmigo a cualquier hora.

- ¿Mis turnos? ¿Cómo es que sabes mis turnos?

Cinco días a la semana, ocho horas por días de lunes a viernes, si le decía eso lo más probable es que un no rotundo fuera la respuesta a mi propuesta.

- Voy seguido a ese bar, aunque no lo creas tengo una memoria fotográfica increíble, es fácil recordar los rostros de las personas aún más cuando su hermosura sobresalta.

- ¿Tienes en dónde anotar?

- Ten.

Entregué mi celular esperando a que el número registrado verdaderamente fuera el suyo, sería una lástima ser rechazado en nuestro primer encuentro.

- Bien, cómo sabrás en la noche trabajo y tengo cosas que hacer, fue un gusto Erick - extendió la mano.

- Fue un placer, Christopher.

Esperé a que tome un poco de distancia, intenté avanzar entre las personas para no ser visto y tensarlo más de lo que ya estaba. Conducir sin perder su auto de vista no era un trabajo fácil, al menos había descubierto una nueva cualidad suya, su distracción era una verdadera ventaja para mi.

Busqué una ventana que me diera paso a ver el interior de su casa, desconocía completamente que una segunda persona viviera con él.

- ¡Ya te lo dije! Solo fue una invitación.

- ¿Y?

- Me pidió mi número, pero le di uno falso, no ocupa redes sociales así que no se dará cuenta.

- Qué astuto eres - sonreí.

- Sabe en donde trabajas Chris, se le hará fácil volver a buscarte - recordó aquella chica de cabellera oscura.

- Fuck, es cierto.

- ¿Por qué no quieres conocerlo?

- Siento algo extraño en él, es muy intimidante y habla con una seguridad que a veces me asusta. ¿No te parece que en el año que estamos no le guste y tampoco utilice redes sociales? - preguntó.

- No todos vivimos la vida de la misma forma, somos nosotros los anormales que somos dependientes de estas mierdas, deberíamos ser como él.

- ¿Debería dejar que me conozca?

- Ya lo hago, solo falta que tú me conozcas - susurré.

Sin Medida - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora