Capítulo 6

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- ¿Te gustó? - pregunté dudoso.

- Estaba rico, eso sí, creo que puedo hacerlo mejor.

- ¿Ah sí?

- Este fin de semana una cena en mi casa. ¿Qué dices? - propuso.

- Este fin de semana, hmmm.

- ¿Tienes planes?

- No, generalmente los sábados y domingos descanso.

- Entonces qué.

Su delgada mano sobre la mía estaba marcando un territorio que claramente no era de él, me sentí incómodo y no encontraba la forma de no verme grosero.

- No quiero relaciones en estos momentos - solté quitando mi mano.

- Solo es una cena.

- Y lo de esta madrugada qué.

- Solo quería...

- Aguanta - dije poniéndome de pie.

No fue una buena interrupción, tenía dudas y algunas inseguridades que no me permitían ser cercanos a las personas.

- Al fin te encuentro.

- ¿Isaac?

- Vine a buscarte esta mañana...

- No quiero hablar contigo, vete - pedí.

- Solo un momento, es importante - susurró.

Negué en reiteradas ocasiones pero si insistencia y tranquilidad terminaron por hacerme ceder.

- Erick, te agradezco tu invitación. No puedo aceptarla - dije cerca suyo.

- Está bien, no te preocupes.

- Necesito arreglar un asunto, si no te importa.

Miró por sobre mi hombro notando la presencia de mi ex novio, sus gestos no fueron muchos, solo dejó ver una incómoda seriedad.

- ¿Quién era él? - preguntó Isaac.

- Eso no te importa, no tengo que contarte mis cosas.

- Está bien, no te enojes.

- No me toques, no lo hagas - advertí.

- Chris, mira les traje...¿En dónde está Erick? ¿Qué haces dentro de nuestra casa?

- Yo lo dejé pasar - respondí.

- ¿Estás loco?

- Solo quiero hablar con él, a solas.

Aquellos chocolates que sus manos cargaban encontraron lugar en el suelo, un fuerte golpe al cerrar la puerta indicaba que tendríamos la privacidad suficiente.

- Habla, no tengo mucho tiempo - dije.

- Te extraño.

- No comiences.

- ¡Es la verdad! Necesito tenerte cerca, besarte, sentirte...

- Qué no me toques - alejé.

- Te amo a ti, solo a ti.

- ¿Me amas? PUES QUÉ ESTÚPIDA TU FORMA DE AMAR.

- La cagué, pero te juro que...

- No jueves nada, me engañaste, me mentiste, eres una mierda - reclamé.

- Te lo iba a contar.

- ¿Cuándo? ¿Cuándo tu hijo fuera más grande y tu esposa siguiera sin darse cuenta de la basura que eres?

- Lo lamento.

Mis ojos estaban nublados por las lágrimas que se aproximaban a salir, su engaño fue algo muy doloroso y que no lograba superar del todo.

Por mucho tiempo mantuve una relación con él que parecía realmente perfecta, pero las mentiras siempre tienen su lugar.

- Era tu amante sin saberlo. ¿Sabes lo asqueroso que me sentí?

- Le pediré el divorcio.

- ¿Ya le contaste?

- No, creo que es mejor que no se entere, por mi hijo - contestó.

- ¡EXCUSAS DE MIERDA! LÁRGATE.

- Christopher, basta.

- No me agarres.

- Tranquilo, amor - pidió.

Esa palabra pareció quebrar todo en mi interior, me sentí un idiota por llorar pero a la vez era algo que no podía contener, aún me dolía.

- Vete - pedí débil.

- Estoy aquí, estoy aquí.

- Yo te quería, di todo por ti, me desgasté por ti - dije en llanto.

- Te haré olvidar.

Secó mis lágrimas estremeciendo toda mi piel, no fui capaz de alejarlo a medida que sus labios se acercaban a los míos.

Nuestros cuerpos en el sofá solo daban una respuesta, había caído en su juego.

Sin Medida - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora