El aire estaba fresco, las personas se miraban felices y yo muy relajado dentro de todo.
- Creo que fue buena elección comer helado, que calor ¿no?
- Sí - respondí bajo.
- Hey, ¿qué tienes? - preguntó tierno.
Su maldita ternura me hacía débil, me hacía caer, me sentía atrapado.
- No es nada Chris - sonreí.
- Ven aquí.
Abrió sus piernas dejando espacio suficiente para que me siente, afortunadamente el césped estaba cómodo.
Mis mejillas comenzaron a arder, usualmente yo no hacía estas cosas y fue algo nuevo de experimentar.
- Cuéntame - abrazó depositando un beso.
- Antonia me siguió - solté.
Quería quitarla del camino pero sabía que eliminándola del mapa el sufrimiento de Christopher sería muy doloroso, mi única carta era alejarla.
- ¿Cómo que siguiendo? ¿Cuándo? ¿Dónde?
- Le dijiste en dónde trabajo.
- Pero no lo hice con la intención de que haga eso...
- Lo sé, tranquilo - interrumpí.
- ¿Qué demonios le pasa? La desconozco.
- Chris, yo sé que es tu amiga pero no deberías contarle más de la cuenta, me siento acosado - fingí.
- Perdón, no sabes cuánto lo siento - abrazó fuerte.
- Le dije que no te contaría, pero no puedo caer en mentiras contigo.
- Hiciste bien, yo arreglaré eso.
Me puse de pie apenas lo hizo, por dentro tenía una alegría enorme de la cual no podía demostrar frente a él.
- ¿Qué vas a hacer?
- Ponerle un alto.
- Vamos, no quiero que vayas solo - dije tomando su mano.
Estábamos cerca de su casa, nuestra salida seguramente no era lo que él esperaba pero si lo que yo quería.
- Pensé que tardarías un poco más.
- ¿Por qué seguiste a mi novio?
Su mirada inmediatamente se posó en mi, de seguro estaba deseando acabar conmigo.
- Ya le ofrecí disculpas a tu...novio.
- ¿Y crees que con eso lo solucionas todo? ¡Qué tienes en la cabeza! - reclamó.
- Tranquilo - dije para él.
- ¡Estoy harto de que todos se quieran meter en mi vida!
- Lo hago porque me preocupas, eres como mi hermano.
- Pero no lo soy - aclaró.
Los ojos cristalizados de aquella mujer estaban al borde de hacerme estallar en risa, aguantar eso era bastante complicado.
- Jamás me habías dicho eso - habló mientras sus lágrimas caían.
- Es la verdad. Ya no quiero que te metas en mis cosas, respeta mi espacio - exigió.
- No te preocupes, no volveré a molestarte.
Mi mirada la siguió hasta que desapareció de nuestras vistas, tenía que ser un buen novio y darle lo que necesitaba, apoyo.
- No me gusta que te pongas así Chris, ven.
- A mi tampoco me gusta que te sientas acosado, no lo mereces.
- Olvidemos eso, siéntate - invité.
- Siento que te doy demasiadas preocupaciones.
Una presión en el pecho me golpeó fuerte al ver cómo sus lágrimas caían, le di un abrazo sincero, Christopher realmente me gustaba.
- Te quiero - solté inconscientemente.
- Yo te quiero más.
- ¡Eso es mentira! - exclamé.
- ¡Claro que no! Te quiero demasiado.
- ¿Quieres apostar?
Ahí fue cuando una pequeña y muy cursi discusión se desató, me sentía bien pero a la vez con miedo, con temor a que eso me vuelva dependiente de su cariño.
- ¿Qué haces? - preguntó mi novio.
- Está claro que no quieres que sea un fastidio, te dejaré tranquilo - respondió con una maleta en mano.
- ¿A dónde vas?
- Ese es mi asunto y no te preocupes que vendré por lo demás lo antes posible.
Christopher me miró no entendiendo nada, no imaginé que alejarla sería más fácil de lo que esperaba.
- ¿No crees que estás exagerando?
- No. Aún así espero que no te quedes solo cuando él se vaya, conmigo no cuentes para nada - respondió dolida.
- Antonia espera, hablemos - pidió.
- No confío en ti y de alguna forma averiguaré quien mierda eres - amenazó para mi.