Capítulo 11

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El aroma a café invadía gran parte de la casa, el sonido de la tostadora avisó que el pan estaba en su punto y la fruta picada era lo suficientemente fresco para una temperada mañana.

- Creo que el aroma me dirigió hasta aquí - escuché a un lado.

- Mi intensión era llevarte el desayuno a la cama.

- ¿Necesitas que te ayude en algo?

Negué con una sonrisa de agradecimiento, Christopher tenía cualidades que lo hacían único, me sentía tranquilo con su presencia.

Estaba seguro de que estaba haciendo las cosas correctamente, era por el bien de ambos.

- Sería bueno planear algo, pasar el fin de semana juntos - propuse.

- No tengo mucho que hacer, creo que me serviría distraer un poco mi mente.

- ¿Qué te gustaría hacer? Puedes decidir.

- Lo que sea estará bien.

La interrupción de aquel aparato electrónico detuvo el inicio de nuestra conversación, cedí a qué conteste, no quería verme controlador.

Comí un poco intentando disimular lo pendiente que estaba de él, no podía con tanta belleza frente a mi.

- ¿Christopher? Chris.

- Me tengo que ir - dijo con prisa.

- ¿Qué pasó? ¿Quieres que te lleve?

- Por favor.

Tomé las llaves haciendo un sin fin de suposiciones, estaba tembloroso, de pronto su piel perdió aún más el color y el celular parecía ser su único enfoque.

Fuera lo fuera me tenía preocupado. ¿Por qué? Porque el simple hecho de no verlo tranquilo me angustiaba, me sacaba de si.

- Christopher espera - dije detrás de él.

- Dime que no es cierto. Antonia.

- Apenas me enteré te lo dije, lo encontraron muerto Christopher.

Maldije en mi interior, como era posible que aún muerto siguiera siendo un fastidio para mi.

- ¿Estás bien?

- No, no lo estoy - dijo ingresando.

- Pasa, creo que necesitará de nuestra compañía - añadió su amiga.

- ¿Sabes qué pasó? - pregunté.

- No, pero la esposa de Isaac llamó preguntando por Chris. Me parece raro, ella odia a mi amigo.

- ¿Lo odia?

- Sí. Para ella la culpa del engaño que sufrió es todo culpa de Christopher.

Debía ser inteligente, pensar, estar al pendiente de cada cosa referente a él, a pesar de ser un buen chico tenía personas en su contra y no podía permitir que fuera lastimado.

- Lo lamento - mentí a su lado.

Obviamente no lo lamentaba, si hubiera sido así simplemente hubiera buscado otra forma de alejarlo.

- Ayer estaba vivo, estaba bien. ¡Tú lo viste Erick! - exclamó llorando.

- No puedes hacer nada, ya está.

- Ni siquiera sé que pasó, debo ir a preguntar.

- No, olvídalo - dije sentándolo nuevamente.

- Era un idiota, pero tuvimos lo nuestro - añadió.

Tensé mi mandíbula al igual que mi cuerpo, quería pensar en que solo era por el momento y ya no sentía nada.

- Sí, si está - respondió Antonia desde la puerta.

- ¡ÉL ES, ESTOY SEGURA QUE FUE ÉL!

- ¿Christopher Vélez? - preguntó un oficial.

Los nervios me invadieron. ¿Será que estaba al borde de ser descubierto?

- Soy yo - respondió.

- ¿Sucede algo? - pregunté.

- TE VOY A REFUNDIR EN LA CÁRCEL - gritó aquella mujer para Christopher.

- ¿De qué hablas?

- Christopher Vélez, está detenido por presunta sospecha en el asesinato de...

- ¿Yo? - interrumpió.

- Fuiste el último que habló con él, nadie más que tú lo odiaba.

- Procedan - ordenó el oficial.

Los gritos de Antonia aumentaron mis nervios sin medida, sentir como no me dejaban acercarme a él me llenaba el interior de rabia, Isaac seguía siendo un fastidio, aún muerto.

Sin Medida - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora