Capítulo cuatro

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Era el día perfecto para pasar el día en la iglesia. O era lo que pensaban las personas que viven en dicho pueblo, esto le parecía totalmente absurdo a Camila.

Después de todo, la morena sabía con exactitud que existían distintas fuerzas celestiales. Pero eso no le importaba en lo absoluto. En su vida se topó con las entidades más peligrosas del infierno.

Las calles estaban totalmente solas. Al igual que las casas, ya que todos se encontraban en la iglesia.

Éstas personas eran sumamente religiosas.

Estuvo divagando un poco, conociendo más el pueblo. Era realmente lindo y tenía una escencia que no tiene cualquier lugar. Personas ilusionas y manipulables. La morena en poco tiempo tendría a éstas personas bajo su merced. A lo lejos logró divisar a un chico corriendo de una manera bastante torpe. No pudo evitar reír ante lo patético que se veía.

El chico se detuvo al escuchar la hermosa risa. Le pareció casi como si fuese una jodida melodía, miró a todos lados, hasta lograr dar con una chica. Ya la había visto antes, en los pasillos de la escuela y en la cafetería. Sonrió ampliamente, era una buena oportunidad para acercarse y hablarle con naturalidad. Tomó una gran bocanada de aire, sintiendo como se infla su pecho de valentía. Después de todo, esta sería la primera vez en que le hablaría a una chica. Patético.

A pasos torpes se acercó a Camila. La morena lo miraba divertida, esperando a que hablara. Este tipo de personas realmente le divertían, era todo un jodido deleite.

—S-soy Jared.—Camila simplemente le sonrió, conteniendo la risa.—Jared Towne.

—Uhm, un gusto conocerte, Jared Towne.—Dijo entre pequeñas risas. Su voz sonaba de una manera adorable.

A este punto. Aquel chico no sabía que más decir. Los nervios comenzaban a carcomerlo vivo. Y sus manos estaban realmente inquietas, tenía una posición sumisa mirando a el suelo. Camila dió un largo suspiro.

—Soy Camila.—Sonrió haciendo que el corazón de Jared de un vuelco.—Estudias en la preparatoria Stowe ¿Cierto?

Asintió muchísimas veces con la cabeza. Había olvidado por completo que debía ir a la iglesia con su madre, estaba desaliñado. Puesto a que había estado corriendo bastante apurado. Sentía tantas ganas de quedarse con aquella chica, le parecía realmente hermosa. Tenía que hacer algo rápido, así que hizo lo primero que vino a su mente.

—¿Qui-quieres ir a la iglesia c-conmigo?—Definitivanente Camila alzó las cejas divertida. Estaba tratando de contener una ruidosa risa.

Que maldita propuesta de mierda tan romántica. Pensó Camila irónica.

Simplemente asintió con la cabeza. Jared extendió su mano para guiarla, la esperanza de que Camila la tomara lo invadía. Y así fue, Camila tomó su mano. El corazón del chico latía con violencia, estaba realmente nervioso. La mano de Camila era realmente suave, comenzó a preguntarse a si mismo cosas lascivas sin darse cuenta.

—B-bueno, vamos.

La morena simplemente sonreía ampliamente. Sabiendo el pensamiento de aquel chico.

—¿Y t-tus padres?—Preguntó con curiosidad. Tratando de ahuyentar los pensamientos lascivos que se acercaban a su mente.

—Están muertos.—Respondió simplemente y la sangre del chico comenzó a helarse.

—Oh... C-como lo si-si-ento.

Este chico se disculpaba por todo. Camila no pudo evitar rodar los ojos. Sería completamente normal si se disculpara por respirar.

Mientras se encontraba sentada junto a Jared. Pudo divisar a la ojiverde sentada en unos cuantos lugares delante de ella. Pudo notar su presencia y sentir su aroma, a pesar de no estar tan cerca. Lauren era una persona inconfundible, además de que esa hermosa cabellera de color negro que la adornaba no es fácil de confundir. Camila apretó las piernas con fuerza, la simple presencia de la ojiverde hacia que sus sentidos se dispersaran y comenzara a sentir el manojo de nervios entre sus piernas humedecerse. Su frío corazón la quería para ella yo sola. Estaba demasiado segura de que tendría un festín.

La morena podía oír como Jared discutía con su madre por haber llegado tarde.

Obviamente es una mierda eso de que ningún demonio puede entrar a una iglesia o moriría quemado. El cuerpo de Camila es caliente y ardiente, ardiente como el infierno. Simplemente estar en ese lugar, la hacía enfriarse. Estaba tiritando un poco, pero no era nada que no pudiese soportar.

Un hombre, se encontraba en frente de todos, leyendo versículos de la Biblia. La morena rodó los ojos fastidiada.

Se sentía en una clase de limbo. Mareada de tanto deseo que la invadía abruptamente, pudo haberse tirado sobre la ojiverde en cualquier momento. Sus fosas nasales estaban inundadas con el embriagador aroma de Lauren. Ésta mujer no tenía inocencia en su alma, no existía ni algo puro en ella. Seguramente es porque existe algo malvado dentro de ella, las comisuras de sus labios se alzaron formando una sonrisa. Necesitaba saber el pasado de su presa, simplemente tenía curiosidad de cual era la causa de su agonía y sufrimiento.

Algo era seguro. Lauren estaba escapando, y Camila quería saber porque.

La morena estaba sentada al lado de Jared y su madre. La madre del chico no dejaba de observar a Camila casi como si fuese algo increíble, algo fuera de este mundo. Es fácil dejarse llevar por la apariencia de alguien, después de todo, Camila gozaba de una apariencia inocente y ligeramente seductora.

En un movimiento rápido, cuando su madre dejó de observala. Posó su mano en la rodilla de Jared, disimuladamente, la cual comenzó a subir. Y dejó la mano bastante cerca de las partes íntimas del chico.

Camila soltaba varias bocanadas de aire y su aliento salía frío. Necesitaba calentar su cuerpo de algún modo.

Comenzó a pensar en Lauren.

Por su parte, el chico temblaba en su asiento. La mano de la morena estaba demasiado cerca, así que con delicadeza tomo la mano de Camila y la quitó de allí. Dió un largo suspiro de alivio y cerró sus ojos por escasos segundos.

Abrió sus ojos de nuevo y logró mirar a una Camila completamente agitada. Mordiendo sus labios sin parar tratando de contener algún lloriqueo o gemido, se removía en su asiento como si quisiera sentir algo dentro de ella. No podía apartar la mirada, aunque era totalmente inapropiado ese comportamiento por parte de la morena.

—C-Camila.—Murmuró.

—¿Sí?—Su voz salió en un suave jadeo.

—¿Estás bien?

—Sí, muy bien.—La voz de Camila temblaba. Y su comenzó a perder sentido alguno cuando la ojiverde volteó, chocando su intensa mirada con la de Camila.

Estaba examinando el lenguaje corporal de su alumna.

—Que carajo.—Maldijo Lauren en voz baja mirando a Camila.

she's hotter than hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora