Capítulo quince

3.6K 262 76
                                    

Muy en el fondo, Lauren Jauregui amaba complacer a ese pequeño demonio.

Podría dar a pensar que a la ojiverde no le importa morir, pero un deseo crecía constantemente dentro de ella. Queriendo más y más de Camila. El único lado bueno es que no se sentía cansada; lo primero que podría suceder si mantienes relaciones sexuales con demonio, te quedarás poco a poco sin energía, y estarás tan cansado que ya no podrás ni con tu alma. Al contrario, la ojiverde se sentía muy bien, excepto por el incremento de su deseo sobre Camila. Ya era algo de otro mundo, sentía que la morena era de su pertenencia, por ello no le molestaba satisfacerla en sus necesidades cuando quisiera.

Por su parte, la morena se sentía cansada una que otras veces. Prefirió denominarlo como algo normal, se sentía llena, satisfecha después de todo. Estar con un ser totalmente diferente a ella, y sentir que la complementaba en cualquier aspecto existente, la hacía sentir más humana y haría lo que fuera por obtener eso. Ésa pequeña parte en ella que se iba enterrando con el tiempo en el olvido, comenzaba a salir a la luz gracias a Lauren. Ahora Camila era la presa y Lauren su depredadora.

La morena se quedó varios segundos observando a la ojiverde, quien dormía plácidamente después de una larga rutina de sexo desenfrenado. Acarició su mejilla con su mano, suavemente. Parecía estar tan tranquila y eso le daba paz a Camila.

En este punto, desearía tener más que solo sexo con la ojiverde. Algo así como una relación amorosa, pero eso sería tan difícil sacando a relucir el hecho de que Camila es un demonio y Lauren una simple humana.

Probablemente ya había encontrado su propósito para volver a sentirse humana o probablemente ya tendría que huir nuevamente.

La morena pasó la mañana en casa de la ojiverde, estaban compartiendo tiempo juntas. Pero, era domingo. Todos los domingos van a la iglesia, lo mismo de siempre.

Lauren estaba alistándose para ello, aunque no fuese del todo una creyente. No faltó ni una sola vez desde que llegó al pueblo. Camila la seguía con la mirada, atenta en sus movimientos, soltó un largo suspiro, quería acercarse de otro modo y no de manera sexual. Algo más... Romántico, probablemente, pero no sabía exactamente como hacerlo. Se sentía estúpida.

Hizo un pequeño puchero al ver que Lauren estaba lista para irse.

—Podrías ir conmigo si quisieras.—Mencionó la ojiverde.

—No me gusta estar en ese lugar.—Bufó.—¿Acaso no es aburrido oír como un hombre anciano dar un sermón y lee un versículo de la Biblia?

Lauren soltó una pequeña carcajada.

—Tal vez si.—Alzó los hombros.—Yo voy porque me gusta pasar tiempo con las personas del pueblo. Además, si no vas. Las personas comienzan a hablar muy mal de ti.

—Ya lo sé, Lauren.—Gruñó.—Piensan que soy pagana o alguna mierda así.

—Camila.—Habló seriamente. Su tono juguetón se había vuelto tan duro de repente que logró sorprender a la morena.—De cierto modo lo eres.

Lauren comenzó a reír a carcajadas. Eso simplemente fue música para sus oídos.

—¿Acaso quieres que sea una mojigata?—Preguntó fingiendo estar ofendida.

—Sé que no puedes serlo. Tu destino no es serlo.

Ya era hora de irse, Lauren no sabía exactamente como despedirse. Pero, se acercó a la morena y dejó un casto beso en su frente, de forma cariñosa. Procedió a simplemente despedirse e irse tranquilamente, dejando sola a la demonio en su casa. Aquel beso había alborotado el sistema de Camila, haciendo que su corazón arda y palpite de amor. Claro que es posible que un demonio se enamore de una humana.

Por su parte, Lauren caminaba tranquilamente recorriendo su camino hacia la iglesia. Cuando llegó a dicho lugar, todo parecía totalmente distinto. El pueblo parecía estar conmocionado.

Analizó la expresión de algunas de las personas que se encontraban allí y solo denotaban miedo, otros parecían estar enojados.

Ignorando aquello, tomó asiento. Sentándose cerca de una anciana, quien estaba exactamente igual que los demás. Le temblaban las manos a aquella pobre mujer. La ojiverde frunció el ceño, esto era realmente extraño. Estar en este lugar era una verdadera aura de alegría y felicidad. Todos sonriendo siempre y compartiendo.

Aún no daban el sermón. Lauren hizo una mueca y miró la hora en su reloj. Ya era bastante tarde, todos estaban realmente conmocionados y aún no daban el típico discurso de siempre.

Estaba distraída tratando de analizar la situación. Hasta que un hombre se levantó y se posó enfrente de todos, tomó un micrófono y comenzó a hablar. A aquel hombre le temblaban las manos y sudaba de manera exagerada.

—Sé que... Podrá sonar absurdo pero debemos mantener la calma. Hay algo en nuestro querido Stowe que nos está haciendo daño. ¡No se trata de una persona!

Todos comenzaron a murmurar sus quejas en voz baja. ¿Qué demonios estaba pasando?

Lauren tragó seco. Esto tenía que ser una estúpida broma, una broma de mal gusto. No tenía porque precipitar sus emociones, trató de mantener la calma para oír lo que decía aquel hombre con atención.

—Mi hijo. Noah Cowley murió.—Habló en un tono duro.—Era apenas un niño, un adolescente. Estaba completamente sano hasta que se enfermó de repente.

Lauren abrió los ojos como platos. Su mente retrocedió el tiempo por completo, Camila había mantenido relaciones sexuales con ése mocoso. Apretó las manos con fuerza, parecía ser que la muerte era inevitable. ¿Lauren podría morir también?

—Él no solo estaba enfermo. Estaba enamorado.—Todos lo miraron confundidos.—Estaba perdidamente enamorada de una chica llamada Camila. No dejaba de mencionarla.

Lauren suspiró pesadamente. Estaba apunto de retirarse, no quería saber lo que estaban pensando las personas en ese instante. Sabía que debía alertar a Camila, no quería que le hicieran daño. Aunque fuese casi imposible.

—No sé si sea ésa chica quien mató a mi hijo. Pero, en este pueblo hay algo sobrenatural que va a tratar de matarnos, eso lo sé. Se trata de un demonio.—La manera de hablar del hombre parecía cínica. Estaba perdiendo los estribos.—¿Dónde está Camila?

Nadie respondió. Casi nadie tenía contacto con la morena, aunque una pequeña se levantó de su asiento y comenzó a hablar. Lauren la reconoció de inmediato, era Ally Brooke. Una de las mejores alumnas de su escuela.

—Lamento su perdida Sr Cowley. Pero, no creo que sea prudente culpar a una pobre chica por lo que sucedió a su hijo.—Se mantuvo seria, parecía que le hubiese molestado el comentario de aquel hombre.

—Todos ustedes están ciegos.—Gritó.—¡Voy a matar a ésa chica con mis propias manos!


she's hotter than hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora