Capítulo siete

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Jamás se había sentido tan ansiosa por saber el pasado de alguien. Y más si fue un pasado había sido tormentoso. La morena iba todos los días, después de clases, a la dirección. Para hablar aunque fuese un rato con su ojiverde.

No era una plática muy entretenida, ¿De qué hablaría una directora con su alumna todos los días? Lauren se quedaba corta. Mantenía su distancia con respecto a la morena, no quería ningún malentendido. Solo buscaba brindar un poco de apoyo a aquel demonio, no deseaba algo más.

La ojiverde se encontraba en su oficina leyendo aquel libro sobre demonios. Era sobre 'demoniología' sí, por más estúpido que suene. Eso existe.

A Lauren le causaba cierta curiosidad leer sobre ello. Aunque fuera totalmente absurdo y una información que no le serviría para nada.

Después de un rato, entró Camila a la oficina. La morena parecía aparecerse allí sin falta, después de sus clases. Los alumnos aún seguían alborotados por la presencia de Camila, pero al menos, ella no estaba causando un caos. Algo le decía a la ojiverde que aquella muchacha podría causar toda una conmoción solo con cruzar menos de tres palabras con alguien.

—Hola, directora.—Habló Camila con una sonrisa y tomó asiento enfrente de el escritorio de la ojiverde.

Lauren la miró un poco confundida. No lograba entender su comportamiento. Pensó que probablemente su relación con Camila era más allá de una directora y una alumna. Simplemente algo así... Como una figura familiar para ella, alguien que le da una especie de confort.

Era hora de hacerle algunas preguntas a la pequeña demonio.

—Camila.—Habló en un tono duro. Seco.— ¿Por qué sigues viniendo a aqui?

—Porque... No tengo a nadie.—Parecía estar jugando con sus propias manos.— Y a veces me gusta conversar con alguien.

Lauren la miró entrecerrando un poco sus ojos y negó con la cabeza en desaprobación. Sabía que estaba mintiendo de algún modo, pudo verla docenas de veces junto a otros chicos. Conversando de manera amena, aunque parecía fastidiarse muy fácil.

—Tienes muchos amigos.

—Solo algunos.—Alzó los hombros.—No es lo mismo que hablar con usted.

Las palmas de las manos de la ojiverde sudaron un poco. La voz de la morena sonaba como si estuviese jadeando, sonaba tan deliciosamente hermoso. Lauren negó con la cabeza, tratando de ahuyentar aquellos pensamientos que amenazaban con abundar su mente, Camila es solo su alumna, una niña que quiere el apoyo de alguien y ya.

—¿Me puede contar sobre usted?—Preguntó rápidamente. Haciendo que la ojiverde la miré. Simplemente se limitó a negar con la cabeza.

No iba a contarle de su vida privada a una niñita.

—Mejor cuéntame sobre la tuya.—Sentenció.

El cuerpo de Camila se tensó un poco. Por primera vez en mucho tiempo, los nervios recorrían todo su cuerpo, haciendo que este un poco inquieta.

—Uhm, no sé que contar.—Murmuró desviando la mirada.

—¿Qué le pasó a tus padres?—Preguntó. Siendo que quería indagar sobre la extraña vida de ésta niña tan rara.

—Murieron.—Lauren la miró sin decir nada. Estaba esperando que prosiguiera, la morena pudo haberse ido o quedarse callada, pero no pudo, su cuerpo no reaccionaba.

—Mi madre... Estaba muy enferma, tenía cáncer.—Mentira.—Ya se encontraba muy mal y murió.—Mentira.—Mi padre comenzó a consumir drogas estando muy triste, sufrió una sobredosis.

¿Por qué tantas mentiras? Camila había sido muy tosca con sus detalles. Lauren podía notar que estaba mintiendo, cualquier persona normal que estuviese hablando de ese tipo de temas. Estaría por lo menos sollozando un poco o no se sentiría cómoda con la conversación, en cambio ella estaba tranquila. Por supuesto que un poco nerviosa, pero eso alzaba las sospechas de Lauren de que su alumna estaba mintiendo sobre su vida. No diría nada en ese momento, dejaría que siguiera mintiendo hasta ver a donde llega.

—¿No tienes hermanos?—Negó con la cabeza.—¿Tías? ¿Tíos? ¿Primos?

—No tengo a nadie, Jauregui.—Su tono era duro. Lauren pudo notar que estaba diciendo la verdad de cierto modo en este punto.

Suspiró pesadamente y luego tomó una pequeña bocanada de aire. Para proseguir con sus minusiosas preguntas.

—¿Trabajas?

—Sí.—Miró sus propias manos. No quería mirar a los ojos a Lauren, era la primera vez en su vida que deseaba no mentir.—Tengo un trabajo de medio tiempo en el café del pueblo.

Era cierto. Aunque era muy fácil robar dinero a los clientes, debía trabajar para parecer una persona normal. Además no tener padres, sería muy extraño que viva sola sin trabajar y sin sobrevivir por si misma.

Había algo en las palabras de la morena que en la mente de la ojiverde no cuadraba. Sabía que estaba mintiendo, después de todo, la ojiverde había mentido su vida entera. Intentando escapar de los problemas en su vida pasada.

Camila volteó a verla. Estaba apreciando cada una de sus facciones, era más que una simple humana. Para Camila ella era perfección, ella podría ser el significado de esa palabra tan estúpida. Aunque pudiese apreciar con tanta admiración y añoro la belleza de la ojiverde. Quiere tomar su vida, quiere quitarle hasta el último aliento. Pensar en ello hacia que su frío e insensible corazón palpitara con fuerza. La desea con toda su alma oscura, como jamás había deseado algo.

Ahora ella haría las preguntas. Alzó las comisuras de sus labios formando una pequeña sonrisa.

—¿Usted y la señorita Vives tienen algo?—Preguntó sin rodeos. Lauren casi se ahoga con su propia saliva, ¿Como una niña podría haberse dado cuenta de ello?

Lauren negó miles de veces con la cabeza.

—Camila...

—¿Le gustan las mujeres?—La ojiverde estaba frunciendo el ceño. ¿Acaso ésta insolente mocosa la había estado vigilando?

—Camila, es inapropiado que preguntes eso.

—Yo no la voy a juzgar.—Soltó una pequeña ricilla. Lauren la miraba tratando de examinar su lenguaje corporal y sus expresiones faciales.

—No me gusta hablar de mi vida privada.—Sentenció sin más que decir.—La señorita Vives y yo no tenemos nada.

—¿Qué hay de el amigo que está entre tus piernas?

Lauren palideció. Bueno, no tanto, de por si es un poco pálida. Su corazón palpitaba con nerviosismo y las palmas de sus manos estaban comenzando a sudar una vez más.

—¿Cómo sabes eso?

—Solo lo sé.—Camila se levantó de su asiento. No podía contenerse más. Se sentó en el escritorio, quedando aún más cerca de la ojiverde.—Yo quiero saber todo sobre ti.

Susurró muy cerca de el rostro de Lauren para luego alejarse. Esto no podía estar pasando, Camila era algo anormal, algo fuera de este mundo.

—¿Me dirás todo sobre ti, Laur?

—¿Qué quieres saber de mi?

she's hotter than hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora