Capítulo diecinueve

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Exactamente eran las 3AM, la morena se encontraba aburrida en su hogar. Sin saber exactamente que hacer. Su mundo estaba derrumbándose, necesitaba ver a Lauren. Probablemente la hora nunca sería conveniente, pero para aquella morena nunca era tarde para visitar a su amada.

Aquella inesperada aparición de dicho Íncubo fue algo que logró mover su mundo de cabeza.

Se encontraba caminando por las calles, sintiendo el frío suelo en sus pies. Llevaba con sigo simplemente una camiseta bastante ancha, que por cierto, pertenecía a la ojiverde. Solía vestirse así de noche cuando iba a "dormir" para sentirse más cómoda. Caminaba a pasos lentos hacia el hogar de la ojiverde, mientras más cerca se encontraba su corazón palpitaba con fuerza haciendo que se ponga más y más nerviosa. Temiendo ahora por un rechazo por parte de la ojiverde.

Cuando estaba frente a la puerta de su hogar sus manos temblaban por el notable nerviosismo. Parecía ser que aquel lado atrevido de ella se estaba yendo a toda velocidad, ¿Por qué tenía que estar tan nerviosa? Eso la estaba frustrando muchísimo.

Estaba apunto de tocar el timbre hasta que sintió una presencia detrás de ella. Por supuesto que era el estúpido de Adrián.

—¿Qué es lo que quieres? ¡Deja de seguirme por una vez en tu vida! ¿Acaso quieres oír como Lauren me folla sin piedad?—Soltó con ira volteando hacia el chico. Quien mantenía una expresión seria.

—¿Ascaso estás aquí para que ella te rechace?—Sonrió burlón.

Se acercó demasiado. Acorralando a la morena contra la puerta, posando su mano sobre la puerta y acercándose demasiado a su rostro. Casi a tal punto de que podría besarla cuando quisiera.

—¡Déjame en paz, Adrián!—Bufó.—Neceaito ver a Lauren.

—Primero, dame un beso.

Ésta situación la estaba sacando de quicio. Así que tomó al chico del cuello de su camiseta y lo besó, no había descripción para tal beso. Fue torpe, sin ritmo. No había nada bueno en él, Camila solo lo hizo por hacerlo. Adrián trataba de acelerar el beso de forma desesperada, simplemente para intentar encontrar algún sentimiento en la morena, cosa que parecía no existir hacia él. Eso rompía su corazón.

—¿Ya, imbécil?

—No voy a rendirme tan fácil.—Sonrió sin ganas.—Cuando Lauren muera, sé que vendrás a buscarme.

—¡Deja de decir que Lauren va a morir!—Gritó.—Vete de aqui, no quiero volver a verte.

—Estoy aquí para protegerte. Nunca me iré.

—No necesito que me protejan, zopenco.

Camila se dió la vuelta, ignorando por completo al chico. No quería tener nada que ver con ese chico, era extraño y demasiado insistente. Solo era una cara bonita, sabía que Adrián estaba observando desde lejos, era lo más probable, pero no le importaba en lo absoluto. Tocó el timbre y nuevamente los nervios la invadían, haciendo que la ira y el enojo se vayan con rapidez.

Tocó varias veces el timbre. Lauren tenía un sueño bastante ligero, así que podía despertarse con facilidad al escuchar aquel irritante sonido.

Luego de unos escasos minutos que parecían ser una eternidad. Lauren abrió la puerta, no había porque sorprenderse, sabía exactamente quién estaría parada frente a la puerta. No dijo nada y se hizo a un lado, dejando pasar a la morena.

Antes de entrar, miró hacia atrás. Simplemente para toparse con la mirada de Adrián quien estaba a unos cuantos metros de distancia mirando y examinando cada uno de los movimientos de la morena. Entró con algo de fastidio a la casa de Lauren, debía terminar lo que había comenzado el día de hoy.

Las dos se sentaron en la mesa de la cocina. Camila estaba realmente nerviosa, esto de confesar sus sentimientos hacia otra persona es algo estúpido. Por un momento estaba deseando no estar enamorada, ese sentimiento es tan difícil, el amor es difícil. Soltó un largo suspiro, tenía que dejar de estar tan nerviosa hacia una humana. Eso la hace débil.

—Sobre lo que te dije...

—No te preocupes por eso.—Alzó los honbros y luego dió un sorbo a su taza de café.—No voy a morir, estoy en perfectas condiciones de salud. Sé que sientes culpa cuando las personas mueren y tú eres el motivo, pero eso no parece suceder conmigo, así que no vayas a preocuparte. Estoy bien, Camila.

—Eso me mantiene tranquila.—Hizo una pequeña mueca. No es que no estuviese totalmente agradecida, solo le parecía extraño todo.

Después de haber tenido relaciones sexuales con distintas personas, todos habían muerto o enfermado de una enfermedad lo suficientemente grave como para que estén en cama durante toda su vida. Arruinando la vida de las personas por haber caído en la tentación.

—No era eso lo que quería decirte.

—Bien.—Respondió fríamente.—¿Qué quieres decirme?

Camila jugaba con sus manos por debajo de la mesa. Iba a dar el siguiente paso sintiendo miedo por el rechazo de la ojiverde.

—Creo que estoy enamorada de ti.—Soltó sin más. La ojiverde pareció haberse ahogado con su café, estaba demasiado impactada como para reaccionar.

—¿Crees? Eres un demonio.

—¿Qué tiene que sea un demonio?—Bufó enojada acercándose a la ojiverde.—¡Que sea un demonio no significa que no pueda enamorarme!

—¿Y por qué de mi..?—Murmuró.—Camila podrías matarme.

—Si quisiera matarte ya lo hubiese hecho antes.—Gritó enojada.—Te he demostrado más de lo debido. Mi cuerpo solo siente cuando tú lo tocas, mis emociones cobran sentido. Mi corazón solo palpita cuando tú estás cerca. Cuando estoy sola en casa solo puedo fantasear contigo.

—Pero... Es imposible, tú solo piensas en sexo.

—A veces solo pienso en cuanto me encantaría simplemente quedarme a dormir contigo.

El silencio había inundado la cocina. Lauren no decía absolutamente nada de nuevo, de nuevo estaba perdida en el mundo, sin rumbo alguno. Camila tenía que hacer algo cuanto antes, iba a luchar por Lauren, por primera vez en su larga vida iba luchar por alguien que no fuese ella misma. Se acercó a Lauren y la tomó de las mejillas para estampar sus labios contra los de ella, comenzando un beso que empezó de manera tierna, lenta. Camila estaba poniendo sus sentimientos en dicho beso, sintiendo todo al mismo tiempo. Lauren aunque no lo estuviese diciendo, estaba tratando de decir sus sentimientos también a través del beso. Después de unos segundos, el beso comenzó a tornarse fugaz y violento. Si besaban con necesidad, tratando de probar más la una de la otra. Queriendo sentir aún más. Lauren mordía y relamía los labios de Camila. La había tomado y sentado sobre su regazo, la morena se estaba restregando en su entrepierna haciendo que algo nuevo crezca en Lauren. Su erección comenzó a rozar contra el sensible manojo de nervios de Camila. Se estaban necesitando la una a la otra. Nadie podía negar eso.

—Follame.—Susurró Camila sobre los labios de Lauren soltando una pequeña risa traviesa.

Camila follaba por necesidad. No quería tener que sufrir y no morir, vivir con agonía. Pero desde que conoció a Lauren follaba porque quería, porque su manojo de nervios lo quería y también lo quería su corazón. Lauren apretaba con fuerza el culo de Camila, haciendo que ésta se frote aún más en su erección.

La morena estaba empapando sus bragas. Necesitaba sentir más, necesitaba sentirla dentro y esto era muy poco.

Todo hubiese seguido excelente si no hubiesen sido interrumpidas.

she's hotter than hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora