Capítulo seis

4K 318 64
                                    

A decir verdad. La pequeña Ally había sido atormentada años por el profesor Platt, y Camila era la única que podía notarlo.

Por ésa misma razón, ¿Cómo es que sigue sonriendo todos los días? Camila ansiaba saber cual era el secreto de la más baja. También deseaba ser asquerosamente feliz, pero en su cuerpo no hay felicidad y tampoco en su corazón. Jamás en su vida se posó una sonrisa sincera en sus propios labios, todo se trataba de actuación y manipulación. Y sobre todo, seducir.

De algún modo, el frío corazón de la morena daba un vuelco violento contra su pecho al notar como la pequeña Ally cambiaba de expresión de una manera drástica. Siempre tan asustada y nerviosa. Pero hoy sería un día completamente diferente, la morena estaba completamente segura de que aquel asqueroso hombre no iba a molestar a Ally. O alguna otra persona.

—Mila. Ayer te quedaste hablando con el profesor Platt.—Su voz tembló un poco.—No te hizo nada ¿Verdad?

Camila simplemente esbozó una pequeña sonrisa. Comenzaba a sentir un poco de calor correr por su corazón.

—No, no te preocupes por eso.—Alzó los hombros.—Solo estuvimos charlando.

Ally asintió con la cabeza. Asimilando dicha información; luego de unos minutos
sus caminos se separaron, Camila no podía pasar ésta clase con ella. Era química, con la profesora Lucy Vives.

La morena simplemente tomó asiento, aún no llegaban sus demás compañeros, pero no tardarían entrar. Aquella escuálida mujer la miró con algo de furia, y no pudo evitar fruncir el ceño al mirarla. ¿Qué es lo que tiene? ¿Qué tiene de especial? Esas preguntas invadían la mente de la mujer.

—Al entrar se dice buenos días.—Reprochó simplemente como excusa. Jamás había intentado entablar una conversación con su alumna.

—Disculpeme. Me encontraba un poco distraída.—Se disculpó, como si nada. No iba a tomarle importancia a este asunto.—Buenos días.

Lucy asintió con la cabeza. Aún con una notable molestia, y la morena lo sabía.

—¿Por qué está tan enojada?—Preguntó con la mirada fija sobre Lucy.

Lucy palideció un poco.

—¿Cómo sabes que estoy enojada?

—Lenguaje corporal.—Alzó los hombros restándole importancia. Su voz sonaba como si hubiese inocencia en ella, cuando en realidad eso no existía para ella.

Después de escasos minutos. Comenzaron a entrar sus compañeros al salón. Decidió molestar un poco a su profesora, no le había caído bien tampoco.

Al poco tiempo en que comenzó a dar su clase. Camila la interrumpía con fuertes conversaciones con sus títeres. Los chicos que andan detrás de ella. Se mofaba de Lucy, riéndose de una manera ruidosa, sin prestarle atención. Y por último, comenzó a burlarse de su aspecto físico en sus conversaciones, las cuales aquellos chicos aprobaban gustosamente, riéndose. Simplemente manipulación.

Estos chicos estaban actuando cegados por la belleza de Camila. No tienen sentido común, Camila solo los iba a usar para un fin propio. La escuálida mujer repugnaba a este ser, le causaba asco su simple presencia. No aguantó ni un segundo más las burlas, terminaría esto rápidamente.

—Señorita Cabello.—Habló en aires de superioridad. Y la morena simplemente sonrió mirándola, ésa no era una reacción  normal de un alumno.—Vayase a la dirección.

Camila gustosamente se levantó de su asiento con una sonrisa. Y salió de el salón, todos seguían los pasos de la morena con la mirada. Se podría decir que casi todos en aquella clase son una especie de... 'Chicos buenos', preferían no meterse en problemas. A la morena le encantaba meterse en problemas cada que podía, simplemente porque le causaba diversión.

Esto era como un premio para ella. Podría ver a su amada ojiverde, aquella mujer que no sale de sus sueños más oscuros por las noches y que no sale de su mente ni un segundo en el día. Sabía exactamente lo que tendría que hacer, seducir a la directora.

Ya estaba en la dirección. Su corazón latía con rapidez, tenía ganas de apretar sus piernas y juntarlas. Estaba a solas con su presa. Con la persona que podría satisfacer sus fantasías y deseos, la quería solo para ella. La ojiverde se encontraba dando un pequeño regaño, pero Camila no podía concentrarse, miraba sus labios. La manera en que se mueven cuando habla. Comenzaba a embobarse mirándola. Su voz estaba comenzando a excitarla, por suerte, la puerta de la pequeña oficina estaba cerrada, nadie podría entrar.

Camila relamió sus labios. Apretaba sus piernas, sintiendo un roce en su centro. La estaba matando por dentro, quería lanzarse encima de Lauren. Pero, no podía.

Lauren no la desea.

—Camila... No es por nada, pero tu comportamiento... Alborota un poco a tus compañeros.—Dijo con un poco de enojo en su voz. Que alguien venga a alterar el orden de sus cosas realmente la hacía enojar.—¿Me estás escuchando?

Camila asintió con la cabeza, mordiendose el labio inferior.

—¿Tienes algún problema? Hay muchos profesores aquí dispuestos a ayudarte.

Si sus encantos no estaban sirviendo, era hora de usar un poco de manipulación. Lauren a pesar de no tener un alma pura, tenía un corazón lleno de compasión, Camila pudo notarlo.

—Uhm... Sí.—Se abrazó a si misma y desvió la mirada. Frunció los labios como si estuviese apunto de llorar.

Al ver aquella imagen el corazón de la ojiverde casi se rompe.

—¿Qué sucede?—Tenía tantas ganas de ir y abrazarla. Pero se contuvo, debía ser un poco dura.

—Es que, extraño a mis padres.—Sollozó.—Me siento tan sola, he comenzado a vivir sola hace poco. Y los extraño tanto, no tengo a nadie. Odio tanto estar sola.

En parte, esto era cierto. Algunas veces, la morena solo deseaba un cálido abrazo lleno de sentimientos. Pero no de uno de esos chicos que andan detrás de ella, alguien que de verdad la quisiera, alguien que vea más allá de su sensualidad.

—¿Entiendes que no puedes alterar el orden en mi escuela, Camila?—Camila asintió con la cabeza sin mirarla.—No quiero que algo así se repita. Puedes venir a hablar conmigo cuando desees.

—A veces...—Murmuró.— Solo quiero un abrazo, cálido. Lleno de amor, de alguien que me proteja.

Bien, la ojiverde no pudo contenerse más. Y la abrazó, el rostro de Camila estaba contra su pecho. La morena estaba con los ojos bien abiertos, aspiró el aroma de la ojiverde. Su aroma era embriagador, la hacía desearla más. Apretó sus delicadas manos al rededor de Lauren, disfrutando de la cercanía, por alguna razón la ojiverde no deseaba alejarse.

—Algún día serás mía.—Murmuró lo suficientemente alto.

she's hotter than hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora