Capítulo trece

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Camila bufó. Sintió unas lágrimas queriendo amenazar con salir.

—Puedes confiar en mí.—Murmuró.

—¿En serio?—Soltó una pequeña carcajada.—No lo sé. Después de que estás prácticamente matando a esos dos mocosos y a mi.

Lauren seguía mofandose y riéndose. Luego de unos segundos pudo percatarse de que la morena estaba apretando los costados de su camisa. Y sus ojos estaban cerrados, parecía estar intentando ahogar sollozos.

El corazón de Camila ardía. El remordimiento es un sentimiento horrible para ella, realmente aborrecía ese tipo de emociones con todo su ser. Por ello jamás las tuvo, no hacen falta. Pero... ¿Ahora? Estaba enojada con sigo misma, odiandose internamente por ser un ente maligno. Soltó un pequeño suspiro, dejando salir un sonoro sollozo. No quería mirar a Lauren, su cuerpo temblaba por completo, no sabía exactamente si era por temor o el sentimiento que estaba naciendo su frío corazón.

La ojiverde posó su mano en la mejilla de Camila y se limitó a limpiar sus lágrimas. No sentía miedo hacia Camila, después de haber pasado por tantas cosas en su vida. La morena simplemente abrazó a Lauren con fuerza, escondiendo su rostro en el pecho de la ojiverde. La camisa de Lauren se mojaba un poco las lágrimas de la morena, simplemente se limitó a acariciar su cabello, tratando de consolarla. Ésta situación era confusa, jamás pensó en que alguien como ella pudiera sentir tristeza.

Luego de unos minutos. Camila logró calmarse, separándose de la ojiverde. Pero sin mirarle a los ojos, le daba vergüenza.

—¿Por qué no confías en mí?

—Porque no te conozco.—Respondió restándole importancia.—¿Por qué debería confiar en ti?

Lauren se alejó sentándose de nuevo en el asiento de su escritorio, sin quitar la mirada de aquella morena.

Camila parecía pensar su respuesta. Después de todo, no había razones para confiar en un demonio. La morena soltó un largo suspiro. Siendo la primera vez en que su corazón latía por alguien más, eso hacía que muchas emociones la invadieran a la vez sin previo aviso. Sus manos temblaban, estaba muy inquieta. Comenzó a sentirme mediocre.

—No voy a hacerte daño.—La ojiverde soltó una carcajada en respuesta.—Hablo en serio, hay algo en ti...

—¿Qué hay en mi?—Preguntó alzando una ceja.

—Hay algo en ti que yo deseo.

Lauren esbozó una sonrisa y posó su mano en su miembro, apretándolo.

Viendo aquello, el cuerpo de Camila solo pedía una cosa. Se le hacía agua la boca, la ojiverde comenzó a tocar su miembro por encima de su pantalón, acariciándolo por encima de la tela. Camila moría por dentro queriendo sentarse en su miembro y montarlo una y otra vez.

—¿Qué estás esperando?

La voz de la morena no salía. Su ojos estaban sumidos sobre Lauren, comiéndosela con la mirada. Era casi como si hubiese olvidado como hablar. Tragó seco y por fin pudo hablar. Debí mantener la calma, puesto a que su débil manojo de nervios quería sentir a Lauren enterrandose dentro.

—¿Acaso no tienes miedo de morir?—Desvió la mirada con notable molestia. Estaba tratando de proteger a Lauren de ella misma.

Lauren ladeó la cabeza y simplemente alzó los hombros. Camila apretó sus puños con notable molestia.

—Eres una estúpida.—Bufó.

—Más cuidado, niña. Soy la maldita directora de ésta escuela.—Soltó levantándose de su asiento. Para acercarse a Camila y poner una mano en su cuello. Apretandola un poco.—Puedo castigarte si me da la gana.

Camila estaba perdiendo el aliento. El agarre de Lauren sobre su cuello no era letal, pero si mantenía firme su agarre. Soltó un largo suspiro que parecía más como un jadeo. Quería lloriquear, necesitaba sentir a Lauren dentro. O al menos sentir sus manos apretando su pequeño y curvilíneo cuerpo. 

—Te estás olvidando de que soy mayor que tú.—Mencionó Camila sin mirarle a los ojos.

—Eso no me importa, Camila.—Se acercó bruscamente al rostro de la morena y dejó un pequeño beso sobre sus labios. Aquel beso, por más pequeño que fuese, encendieron todos y cada unos de los sentidos de la morena.—Aquí la directora soy yo. Deberías respetarme.

—El demonio aquí soy yo. Deberías respetarme.—Bufó burlándose de Lauren. No pudo evitar soltar una pequeña ricilla por lo dicho.

—Creo que tendré que castigarte.

Camila soltó una carcajada sonara. Burlándose.

Antes de que la morena pudiese darse cuenta. Su cuerpo estaba pegado sobre el frío escritorio, algunas cosas que yacían en el cayeron al suelo. Lauren mantenía su mano sobre la cabeza de Camila. Evitando que ésta pudiese moverse, a continuación el único sonido que inundó los oídos de Camila fue la risa burlona de la ojiverde. Probablemente más tarde se arrepentiría de esto, pero Lauren lo desea. Quiere darle todo de ella. Sintió las manos de Lauren recorrer sus curvas con brusquedad, apretando y pellizcando sus zonas sensibles. La morena estaba intentando retener los jadeos y gemidos que amenazaban con salir de sus labios. Esto es tan adictivo, no puede evitar quererlo. No tenía idea de que podría sentirse satisfecha de tal forma. Las manos de la ojiverde saben perfectamente a donde ir y donde tocar.

Se posicionó detrás de Camila. Pegando su dura erección en su culo, estaba rozando.

—L-Lauren.—Gimió.—¡A-ahm, deberías parar!

Lauren resopló y simplemente soltó una carcajada. Guió su mano hacia el manojo de nervios de la morena, estuvo un par de minutos, jugando con el coño de Camila. Paseaba sus dedos por la humedad de la morena, y en algunas ocasiones pellizcaba el botón sensible de Camila, haciéndola desear más.

La morena estaba comenzando a sentirse vacía. Quería sentir a Lauren dentro de ella, mientras la mano de Lauren trabajaba torturando su débil manojo de nerviosa, la morena comenzó a mover el culo, restregandose en el duro falo de la ojiverde.

—Deberías follarme ya.—Jadeó Camila. Olvidándose de sus problemas y dejándose llevar por los toques de la ojiverde.

La ojiverde soltó una sonora carcajada. Que simplemente logró incomodar a la morena, sintiendo su cuerpo totalmente frío. Lauren se acercó lentamente a su oído y susurró.

—¿Lo ves? Tú solo quieres sexo. Jamás podré confiar en ti.

—Solo te quiero a ti.—Murmuró. Ansiando sentir las manos de la ojiverde sobre ella más.

Probablemente esté un poco enamorada.

she's hotter than hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora