Capítulo 14: Indómita

23.6K 2.2K 298
                                    

Pasaron el resto de la mañana charlando.

Orla le contó la historia de su vida, sobre su madre a la cual no pudo conocer, de sus hermanas, de cómo a los 10 años Regina se enamoró de él y amenazó con matar a Orla para poder ser su esposa. Le contó sobre sus aburridos pasatiempos y como solía dibujar a sus hermanas. Gideon le pidió que le mostrara alguno de sus trabajos, pero ella le confesó que los había regalado todos. También le contó como su padre la había entrenado con la espada y el arco hasta que su hermano nació, 4 años atrás. Le contó sobre su entrenamiento dejándole ver que no era tan indefensa, y que podría tener alguna utilidad en la potencial batalla, pero Gideon solo guardó silencio.

A pesar de tantas historias felices, Orla no olvidaba la amenaza que se cernía sobre ellos. Pronto, habría personas heridas y muertas, por un asunto que fácilmente se podría solucionar conversando y dejando los rencores de lado, pero aparentemente, no había nada que ella pudiera hacer.

Ya era mediodía cuando Orla decidió levantarse. No le parecía correcto pasar el día en cama encontrándose saludable, a diferencia de Gideon quien seguía con el tobillo inflamado.

Al verla levantarse Gideon experimento sentimiento extraño, similar a la pérdida. Había comenzado a gustarle estar lesionado por la compañía y cuidados de Orla, pero ahora que ella se iría a hacer sus labores estaría solo en esa gigante habitación.

—¿Qué planes tienes para hoy?

—Iré a buscar al curandero para que revise tu pie, y para que te dé las indicaciones ahora que estas despierto. —contestó Orla desde detrás del biombo ubicado al otro lado de la habitación. —También aprovecharé de pedirle una medicina para los hijos de Clara. A ambos les salió un extraño salpullido.

—Ten cuidado, puede ser contagioso.

—No creo que lo sea. Estoy bastante segura de que los vi jugando en los matorrales al final del jardín antes de que les brotara el salpullido. Ese lugar está plagado de espigas y hierbas venenosas.

Orla salió de detrás del biombo usando un sencillo vestido de lana azul oscuro. Un material poco adecuado para el verano, pero Orla se veía cómoda en él. Gideon pensó en el baúl que con vestidos de seda y satén que estaba junto a la puerta. Había gastado una considerable suma de oro en ellos, y ella nunca los usaba. Excepto por esa vez, cuando lucia como un ángel —pensó Gideon, el solo recordarla lo dejó sin aliento.

—¿Y qué harás luego?

—Me gustaría enviar a algunos de los siervos al mercado del pueblo por semillas para surtir mejor el huerto, y también me gustaría conseguir papel y carboncillos, para retomar con mis dibujos. Y finalmente, debo ayudar a coordinar los arreglos para la cena ¿Hay algo que te gustaría comer?

—Nada en particular. Lo que si me gustaría es tomar un baño de tina ¿Crees que podría hacerlo con el pie en este estado?

—Ahora mismo iré a buscar al curandero y podrás preguntarle tú mismo.

Y Orla dejó la habitación.

Y Orla dejó la habitación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Gideon (1° Libro de Las Crónicas de Caister) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora