Capítulo 25: Fuera de control

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¿Por qué no entraba? ¿Había algo malo con ella? Sabía que había algo malo con ella, siempre lo supo ¿Qué haría ahora? Este si era un motivo para ser enviada de vuelta con su padre, no ser capaz de procrear ni consumar el matrimonio. Sin embargo, Gideon había dicho que la amaba... Pero este era motivo más que suficiente para dejar de hacerlo.

Antes de que los ojos de Orla se salieran de sus cuencas Gideon la tranquilizó.

—No te desesperes, tranquila. Todo está bien.

—¿Debería entrar verdad? —Orla estaba casi segura de que sí, pero necesitaba confirmación con urgencia.

—Si, solo necesitas un poco de —Gideon reflexionó buscando la palabra más adecuada— un poco de ayuda.

—¿Qué tipo de ayuda? —Mil cosas pasaron por la mente de Orla, desde instrumentos quirúrgicos hasta al yerbatero del pueblo.

—Tú déjamelo a mí.

Era una sensación curiosa tener los dedos de Gideon en su zona íntima

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Era una sensación curiosa tener los dedos de Gideon en su zona íntima. Cuando había visto el rumbo que iba a tomar la situación, Orla estuvo a punto de salir corriendo completamente desnuda fuera de la habitación, pero Gideon y el pudor la hicieron detenerse.

Al principio no había hecho más que retorcerse por las cosquillas y sobresaltos que le causaban las manos de Gideon al tocar sus piernas. Todo el recato le había regresado al cuerpo. Esa Orla atrevida y segura había desaparecido apenas las cosas resultaron diferentes a lo que ella creía, pero aún quería hacerlo.

Mientras ella estaba tendida en el lecho, con las piernas ligeramente abiertas, Gideon se encontraba a su costado, con sus largos dedos tocando su húmeda zona. Al inicio a Orla le costó imaginarse que ayuda seria eso, incluso pensó que Gideon la estaba tomando por el pelo y solo quería tocarla. Sin embargo, cuando comenzó a sentir como el calor le comenzaba a subir por los pies, se dio cuenta de que algo pasaba. Miró a Gideon como si le preguntara ¿Qué demonios está pasando?, pero él solo le devolvió la mirada divertido.

A los pocos minutos el calor se convirtió en algo más fuerte, sentía que sus músculos estaban tensos, y su entrepierna latía con fuerza. Y todo aumento en cuanto Gideon se apoderó de su boca.

Apenas se dio cuenta de que Gideon estaba sobre ella, acomodando sus piernas sin dejar de besarla. Lo que si notó fue cuando él introdujo uno de sus dedos en ella. No le dolió, pero si le sorprendió, por lo que ahogó el sobresalto en los labios de Gideon.

—Ya estás lista —murmuró con voz ronca contra sus labios. —Solo relájate. —sintió como volvía a rozar su pene en su entrada. Y sin dejar de besarla, se introdujo en ella.

Orla sintió un ligero ardor, seguido de una incomodidad, por lo que instintivamente alejó su cadera. Sin embargo, el dolor fue mucho menor al que ella esperaba. Luego de asegurarse que estaba bien, Gideon entró en ella lentamente, y volvió a salir con la misma lentitud. Y antes de salir por completo de ella, volvía a entrar.

Gideon (1° Libro de Las Crónicas de Caister) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora