Capítulo 47: Sofocada

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Antepenúltimo capítulo
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Aquella noche, Orla no visitó a Gideon, como tampoco lo hizo los días que siguieron. El impacto de los últimos acontecimientos la habían destrozado, y las únicas piezas que se mantenían en pie lo hacían solo mientras Gideon continuara respirando.

Estaba trastornada. Presentía que, al visitarlo, él tendría la despedida que buscaba, y la abandonaría para siempre. Sabía que estaba siendo egoísta, pero era lo único que tenía para aferrarse a la realidad.

Los días pasaron, y afortunadamente Gideon lograba sobrevivir a ellos, aunque con dificultad. Continuaba sumergido en un profundo estado de inconsciencia, pero dentro de todo se mantenía estable, con días buenos y otros malos.

En algunos, su corazón continuaba latiendo fuerte y constante, como si tan solo estuviese dormido, y fuera a despertar en cualquier momento. Sin embargo, también existían los días en los que su pulso era tan débil que apenas era palpable.

En aquellos días las pesadillas eran peores.

Orla era apenas consciente de su propio cansancio. Había pasado las últimas dos semanas sin poder dormir una noche completa. Cada vez que cerraba los ojos, terribles imágenes con los rostros de los hombres que había asesinado asaltaban sus sueños, al punto de hacerla correr despavorida.

Cada madrugada era encontrada por algún guardia o sirviente del castillo, acurrucada junto a alguna pared, a punto de entrar en estado de hipotermia.

Había adquirido el hábito de deambular semi dormida por los gélidos corredores del castillo, sin poder de diferenciar el día de la noche, o si se trataba de un sueño o de la realidad, y siempre incapaz de cruzar las puertas que la separaban de Gideon.

Su cuerpo y su mente estaban adormecidos. La desesperación que había sentido los primeros días después de la batalla había sido reemplazada por un frío tan profundo que la adormecía por completo, impidiéndole pensar, comer, dormir, y sobre todo sentir. Se estaba convirtiendo en piedra, ese era su destino.

Orla siempre había tenido una vida difícil, desde el momento en que nació y su madre no pudo resistir el parto. En aquel momento quedo claro que nada sería fácil para Orla.

Creció siendo la hija menos querida, siendo despreciada por todos, llevándose los despojos del cariño de su padre y madrastra. Y cuando al fin algo bueno le ocurría, el destino se encargó de tomarlo y destrozarlo, para así acabar con ella de una vez por todas, porque si Gideon moría, ella no sería capaz de soportarlo.

 Y cuando al fin algo bueno le ocurría, el destino se encargó de tomarlo y destrozarlo, para así acabar con ella de una vez por todas, porque si Gideon moría, ella no sería capaz de soportarlo

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Los últimos días había una pesadilla que se repetía en la cabeza de Orla, sin importar si se encontrara dormida, despierta o en ese extraño espacio entre ambas. Esta se había hecho tan habitual que la sentía más como un recuerdo, o una premonición de algo que estaba por ocurrir, pero a pesar de haber revivido a diario aquella pesadilla, esta no dejaba de aterrarla.

Gideon (1° Libro de Las Crónicas de Caister) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora