right here in my arms ;; v. valo

OO3 ˚₊· ⸙ ˚༘✧

No hubo nada, más que silencio. En ese momento al sentir su mirada, aquellos ojos tan penetrantes en mi, reflejaban sorpresa y a la vez deseo. Me aceleraba el pulso. Tuve que optar por hacer la que no vio nada.
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Deje mi libro de inglés
Susurre antes de pasar al salón, tomarlo y salir como alma que lleva el diablo lejos de aquel sitio

ville.

Corrí al baño de maestros y lo primero que hice fue mojarme con agua fría en la cara. Maldita sea, ¿me vio? Claro que lo hizo, ¿Ahora que haré? Debe de pensar que soy un pervertido de mierda. ¿Deberia buscarla? No, solo debo dejar que pase. Solo eso. Pero ¿y si le dice a alguien? ¿Qué se supone que haga ahora? Si ella abría la boca estaría despedido, me quitarían mi licencia como maestro, acabaría en la ruina

matleena

Terminaron las clases finalmente. Maldición nadie me sacaba de la cabeza lo que vi, pensaba una y otra vez mientras metía mis libros en mi casillero. ¡Joder! Lo vi a él diciendo mi nombre, lo vi tocándose. Sacudí la cabeza alejando esos pensamientos. Tenía práctica, no podía dejar que eso se apropiara de mi, tal vez vi mal, solo se estaba acomodando el pantalón.
Pero, ¿Por que me excito tanto verlo así?, solo era una mala pasada de mi cerebro.

Camine apresurando el paso hasta llegar al patio principal donde ya todo el equipo de animadoras se encontraba calentando
-Bueno chicas, ya saben, la misma rutina de baile que ayer, espero la hayan practicado- Dijo Viví, la capitana y una de mis mejores amigas -Matte, Eveliina, al frente, vamos
Hecha la formación, el chico que nos ayudaba con el sonido coloco la cancion que dias atras habiamos escogido y empezamos a bailar.

ville.

Ahí está ella, tan perfecta, tan única, tan ella.
De todas, era mi animadora favorita, la que mejor se movía. Sus piernas, su cabello, todo de ella era hermoso.

No podía estar más tiempo así, escondido detrás de las gradas para verla bailar, verla con esa falda que me provocaba todo. Tenía que acercarme a ella, aunque me costará, ella estará tan enamorada en mis brazos que jamás se irá. Me asustaba aveces pensar qe pasaría si me agarraba acá escondido viéndola. Algunas veces conseguía ponerme duro, otras veces sólo admiraba su belleza, pero no dejaba de estar mal, estaba mal y era el pecado más delicioso

matleena

Termino la práctica al cabo de una hora, me despedí de las chicas y tome de vuelta el camino por e pasillo principal para ir a casa. Hasta que alguien dijo mi nombre a mis espaldas deteniendo mis pasos en seco, reconocería esa voz gruesa y profunda donde fuera, era Ville.