right here in my arms ;; v. valo

O19 ˚₊· ⸙ ˚༘✧

-Mikko, podemos...
Antes de que terminara la oración para decirle que si podía llevarme a la escuela por que había olvidado algo él rubio sacó una cajita negra.
-No es que té esté proponiendo matrimonio, por que quisiera hacerlo cuando terminemos la universidad.
La abrió dejando a la vista una pulsera con una "M" grabada en plata. A la vez que metía la mano por el cuello de su camisa y me enseñaba el colgante, igual con una "M"
-Realmente tu pulsera es por mi nombre- Me la coloco -Y mi collar por el tuyo. Este es el lado malo de tener las mismas iniciales
Soltó una risilla nerviosa
-Te amo Matleena.
-Mikko...
Susurre con una sonrisa y me lancé a abrazarlo. Lo besé, entre beso y beso me levanto de mi silla y comenzó a alejarnos de la sala, subiendo las escaleras conmigo en brazos

Ville.

Espere como idiota por una hora y media, ella no vendría.
Me levante de donde estaba sentado y dejé la rosa ahí.
Me sentía algo extraño, abrumado, enojado pero sobre todo, decepcionado.
¿Asi es tener el corazón roto no es así?
Tal vez Matleena no era para mi, tal vez era siempre atracción, deseo carnal por un ser inocente ¿así era ella no?
O tal vez la culpa fue mía, por idealizarla demasiado. Tenía un chico que la amaba y claro era más importante celebrar el triunfo de Lindström que venir a ver a un estupido. Pensaba mientras dejaba la rosa ahí y salía con el corazón destrozado. No era culpa de ella, era mía por enamorarme de esa manera tan obsesiva

Matleena.

Mikko me recostó en la cama mientras besaba mis labios. Podría sentir como algo duro rozaba ligeramente con mi muslo izquierdo

El se separó para poder recuperar el aire.
-Matte, podemos esperar si tú...
-No quiero esperar...
Mikko había estado con muchísimas chicas antes que conmigo, era consciente de ello y me avergonzaba a cierto punto no tener conocimiento con respecto a que hacer durante los siguientes minutos, aún así jamás me presionaba, solo me dejaba llevar, pero sabía que lo quería, era mi tipo
Ideal, era dulce, tierno, misterioso, tímido.

Mikko siguió besándome, ahora con más desespero que antes. Sus manos subían y bajaban por mi abdomen repartiendo caricias algo frustradas mientras con su rodilla separaba mis piernas.
-Cierra los ojos.

Obedecí. Sus manos se adentraron por mis muslos hasta enredar sus largos dedos por los elásticos de mis bragas tirandolas hacia abajo. Subió un poco más mi falda, dando pequeños besos en mis muslos hasta llegar a mi entrepierna, pasó su lengua con gentileza provocando que mi respiración se cortara por un momento.

Moviendo su lengua de arriba a bajo, no podía hacer nada más que gemir descaradamente tomando sus ratas entre mis temblorosas manos. El muchacho acariciaba mis muslos a cada lado de su cabeza y por un momento un pequeño rubor se apoderó de mi rostro al mirar hacia abajo.

Arquee la espalda cuando comenzó a jugar con mi punto más sensible y en ese instante también vez cegada por el placer lo imagine, imagine a aquel hombre dueño de mis deseos más terribles entre mis piernas. Chille ante tal idea, imaginando como mis manos tomaban su cabello que parecía ser tan suave, imaginando como levantaba su mirada y me regalaba tal mirada lasciva con esos verdes que me volvían loca. No podía con tanto