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     Abri la lata de coca cola que recién había comprado de la máquina expendedora y tome asiento junto al muchacho. Nunca hablaba con él, no teníamos ni siquiera una amistad, y esta ocasión era rara, pero sabía que era importante pues de lo contrario no habría venido a mi corriendo como si se le fuera la jodida vida en ello
—¿Entonces?
—Jonne, esta demasiado raro conmigo desde su fiesta de cumpleaños
—¿Raro?
—Siempre que esta contigo o con otra persona me acerco y me trata como el amor de su vida, me abraza, me besa, pero cuando estamos a solas, cuando intento salir con él, es demasiado antipático, se porta como un idiota. En su fiesta, se quedó solo en el balcón bebiendo y cuando fui a buscarlo me mandó a la mierda, literal
—Joder...
—¿Crees que me esta engañando?
—No suena a Jonne todo lo que dices— Suspire entristecida tras dar un largo trago a mi coca cola —Me sorprende esta actitud. Pero no veo a Jonne siendo infiel, él no es de esas
—Es como si no me amará, Matte, no es el mismo
    Suspiro con tristeza
—A mi no me ha comentado nada por el estilo— Acaricie el dorso de su mano —Deberias hablar con él. Tal vez haya algo que le moleste, o quizá no sé, en ese momento no estaba de ánimos, sabes que es muy impulsivo.
—Tienes razón, hablaré con él en la noche

· · ── · 𖥸 · ── · ·

Ville

—Es que la necesito, Migé
    Me cubrí el rostro ahogando el llanto. Sami salió de la cocina mirándome con sorpresa
—¿Otra mujer lo hace sufrir?
—Así es— Respondio él otro —Pero pregúntale que edad tiene
—¡Basta!
    Reclame tomando la botella del suelo.
—¿Ville? ¿Que edad tiene?
    Le di un largo trago a la botella
—Dieciséis
   No paso nada de tiempo cuando oí algo romperse contra el suelo. La taza que Sami traía entre sus manos
—¡¿Dieciseis?!
    Exclamó entre sorprendido y enojado
—pasado mañana seran diecisiete
   Me abracé a mi mismo. Me dolía el solo pensar que ella mañana cumpliría diecisiete y yo no podría siquiera besarla para felicitarla.
—¿Y eso lo hace menos enfermo?
    Preguntó Mige abriendo otra botella de cerveza.
—¡Basta! ¿Esta bien?
     Alce un poco la voz. Eso igualmente no detuvo a Mige
—¿Sabes desde que edad esta enamorado de ella? ¡Desde que ella tenía catorce!
    Sami me golpeó en la nuca. Joder, que amigos
—¡Eres un depravado, Hermanni!
—Tú no puedes controlar de quien te enamoras, Sam
    El muchacho se cruzó de brazos
—Puedes ir a la cárcel
—¿Crees que no lo sé?, por algo corte esa relación
      El silencio se hizo en la sala. Limpie bruscamente mis lágrimas con el dorso de mi mano y lleve nuevamente la botella a mis labios. Queria llamar a Matleena, pedirle perdón, tenerla para mi una vez más
—¿Y si se escapan?
    Mige rompió el silencio por fin. Aquella frase por un momento me devolvió la vida.
—Claro, no es nada raro ver a un hombre de treinta y seis años con una chica que bien podría ser su hija
    Dijo Sami irónico recogiendo los trozos de cerámica del suelo
—Ya, pero, falta poco para que se acabe el año escolar— Mige encendió un cigarro —Tal vez dos o tres meses en vacaciones, pueden irse
—¿Y mi trabajo?
    Pregunté
—Ya conseguiras otra escuela
—Con tal de que no te folles a otra alumna todo estará bien
    Escuche a Sami desde la cocina
—Y solo serán cuestión de unos meses para que sea mayor de edad cuando esto pase
—Eres un jodido genio, Migé

· · ── · 𖥸 · ── · ·

matleena

—¡Feliz cumpleaños pequeña zorra!
     Fue el grito que me despertó de mi sueño bastante alarmada. Con Jonne encima mío, sujetando un cupcake con una vela azul.
—¡Jonne!— Exclame —¡Maldita rubia estupida, así no deberías despertarme!— Me frote la cara algo estresada —Y mi cumpleaños es mañana
—Ay, no seas llorona— Se sentó sobre el colchóncruzando las piernas —A parte, me gusta que celebres dos días seguidos tu cumpleaños. Y ya sabes que hay para esta noche y para la de mañana
   Hizo un baile de cejas.
—¿Y mi mamá sigue creyendo que eres buena influencia? Si solo me emborrachas
—Pero compre vodka de marca tesoro. A ver si con alguna suerte levanto a algún pretendiente
—Jonne, tienes novio
  Regañe, el muchacho rodo los ojos.

· · ── · 𖥸 · ── · ·

      Termine de alisar mi cabello con la plancha cuando el reloj ya marcaba las siete y media. Justo cuando Jonne hizo sonar la bocina de su auto desde abajo. Tome mi celular, mi bolso y mis llaves y baje corriendo.
—¡Nos vemos cielo!
     Grito mi madre desde la cocina
—¡Te amo!
    Respondi antes de cruzar la puerta. Ahí estaba Jonne, mirándome desde su auto con una sonrisa maliciosa, jodido bastardo.
—Sube a la mala vida, princesa
   Rode los ojos con una sonrisa y subí. El rubio no tardó en ponerse en marcha directo al único lugar que ese muchacho conocía para salir, su bar favorito.

     El camino fue realmente corto, entre ciertos atajos y a una velocidad considerablemente peligrosa —Me sorprendía que aún no haya ocurrido un accidente—, llegamos a nuestro destino. Jonne se apresuró en aparcar y en bajarse, y entrar casi corriendo al bar dejándome de lado. Fue vergonzoso entrar por mi cuenta a aquel sitio. Realmente aveces me preocupaba que bebiera de esa manera tan desenfrenada, teniendo en cuenta el alcoholismo de sus padres, me asustaba el hecho de que Jonne acabara como un borracho triste en un bar de mala muerte.

     Me senté junto a él y las rondas comenzaron.
—Cariño, deberías buscar a alguien por acá para... ya sabes— Guiño el ojo con una sonrisa pícara —Sana ese corazón roto
—Jonne
   Regañe antes de llevar el vaso a mis labios. Una y otra y otra vez, y en menos de lo que podía darme cuenta, llevaba ya demasiados tragos encima, Jonne estaba mucho peor que yo, ya comenzaba a coquetear con el barman mientras yo intentaba detenerlo. Lo último que puedo recordar con lucidez de esa noche fue ver a Jonne bailar sobre la barra.

· · ── · 𖥸 · ── · ·

      Para cuando desperté, la mañana siguiente con un terrible dolor de cabeza y cierto frío por todo mi cuerpo, note tres cosas realmente importantes y ciertamente alarmantes, la primera era que no estaba en mi habitación, ni en la de Jonne, ni en el auto de Jonne ni dormida sobre el suelo del bar, estaba en una habitación desconocida, la segunda, estaba desnuda, y la tercera y tal vez la peor de todas, el muchacho de cabellera rubia, desnudo y dormido justo a mi lado.

right here in my arms ;; v. valoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora