O43 ˚₊· ⸙ ˚༘✧

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Contra todo pronóstico, ella siguió el beso con la misma necesidad que yo. Nos extrañabamos exageradamente. No era solo deseo sexual, era la terrible necesidad de amarnos una vez más, de demostrarnos nuestro pecaminoso amor, eso era lo que nos mataba.

Era la mujer de mi vida, mi princesa, mi niña, mi pequeña, la chica perfecta para mi estaba ahí, besandome una vez más.

-Mi nena- Susurre contra sus labios, ella sonrió y volvió a besarme. La recoste en la mesa, deseando que fuera mi cama, cama que quería algún día llamar nuestra¹. Acaricie sus mejillas sonrojadas y sonreí -Mi nena, mi princesa- Volvi a besarla, ahora con mayor desespero y para la siguiente vez que me aparte de sus labios, fue para decir el primer disparate que se me vino a la cabeza cegado por el deseo -Casate conmigo Matleena
Ella volvió a besarme, con la misma necesidad que antes y cuando se separó, entre jadeos dijo:
-Joder estas loco- Sonrió asintiendo. Justo cuando iba a besarme nuevamente, mi celular comenzó a sonar sacándome de aquella burbuja tan perfecta. Lo saqué de mi bolsillo y mire la pantalla. Christel. Atendi rápido antes de que Matleena viera quien era
-¡Amor!
Chilló ella tan fuerte que me hizo apartar el teléfono de mi oreja y a juzgar por la cara de Matte, lo había escuchado.
-¿Que ocurre?
Me hice para atrás hasta quedar en una esquina bien alejado de la menor
-¡Ya encontré un lugar hermoso en Kuopio para la boda!
Cerre los ojos y Suspire preguntándome otra vez por que le hice semejante pregunta. Y ahora que las cosas volvían a estar bien con mi Matleena, todo se me venía abajo
-Eso suena genial, me lo mostrarás cuando llegue a casa
Suspire desanimado apartando el teléfono de mi oreja y volviendo hacia la chica dispuesto a colgar cuando Chris una vez más gritó
-¡Me voy a casar!
Y seguidamente se cortó la llamada. La cara de Matleena se deformó a una de disgusto total. Poniéndose de pie se aproximó a la puerta
-¡No! ¡Princesa!
-Suerte con tu matrimonio
Y sin más salió cerrando de un portazo. Bien hecho.

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matleena

Me senté sobre el regazo de Jonne comenzando a besar su cuello, no iba a mentir, necesitaba estar con él, descargar toda mi rabia en arduas sesiones de sexo, pero no podíamos, no aquí.
-Matte...
Jadeo conteniendo una sonrisa. ¿Que eramos? Era una buena pregunta. Yo adoraba a Jonne, él me amaba, pero realmente no teníamos nada serio.

Resolvimos entonces ante tal necesidad de sentirnos, ir al armario de limpieza. Al fin y al cabo, las clases habían acabado y realmente no quedaban muchos alumnos por los pasillos y aquel armario estaba perdido entre muchísimos pasillos vacíos. Era una reverenda idiotez, y tal vez estando más conscientes lo habríamos pensado mejor, pero ni siquiera estábamos dentro de nuestros propias casillas.

Jonne me sujetaba por la cintura mientras guiaba mis movimientos y acallaba nuestros gemidos desesperados con fogosos besos. Él muchacho parecía mucho más deseoso que yo, cuando me pegó contra una de las paredes, moviéndose con cierta fuerza. Crei escuchar pasos, pero realmente no le di importancia, sería algún alumno pasando de largo. Alguien debió advertirnos que podíamos haber aguantado hasta la casa, pero ya era tarde cuando mi rostro estaba pintado en rojo ante la severa mirada del profesor Valo que agitaba las llaves en su dedo índice. Oh mierda.

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¹quiero hacer un chiste comunista acá pero me rehuso. Háganlo ustedes njd

right here in my arms ;; v. valoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora