Sus pies se pararon justo en frente de la puerta cristalina, con miedo atroz a enfrentarse a lo que debía hacer. La puerta se abrió automáticamente mientras se forzaba a respirar hondo para tranquilizarse, obligando a sus pasos ir uno detrás de otro.
En cuanto salió notó ambas manos sudadas por los nervios de la situación, tenía que coger con fuerza la pequeña asa de la bolsa que tenía entre sus dedos para que no se le escurriera.
"¿Shiho?"
La pelirroja se sobresaltó al escuchar su nombre, levantó la mirada para chocar sus ojos con los suyos azules y maldijo su mala suerte por encontrarse con él justo en ese momento.
"Kaito."
"¿Qué haces por aquí? ¿No está esta zona un poco retirada de tu casa para comprar por aquí?" Preguntó Kaito sorprendido de encontrarla ahí.
Shiho miró a ambos lados para comprobar donde estaba y le enseñó la bolsa antes de disimularla entre sus manos. Se había movido a otro barrio para no tener que encontrarse con ningún conocido, y aún así, no le había servido de nada.
"El profesor a veces quiere cosas de tiendas concretas. Debería volver antes de que se me haga tarde." Contestó intentando escabullirse de ahí.
"¿Quieres que te acompañe? Yo volvía ya para casa." Propuso él con una sonrisa amable.
"¡No!" Respondió ella demasiado rápido, sacudiendo las manos haciendo signos de negación mientras se percataba de que había alzado la voz más de lo debido. Notó que sus nervios la delataban y relajó sus movimientos antes de mostrarle una sonrisa. "No hace falta, la verdad es que tengo un poco de prisa." Contestó de la manera más sincera que pudo.
Kaito cambió su gran sonrisa por una línea recta. La pelirroja estaba realmente muy reacia en comparación de la última vez que se vieron. Él pensaba que había ido genial, pero al ver a la joven de esta manera, empezó a dudar de que ella pensase lo mismo.
"Claro." Su voz sonó más apagada y monótona. "Entonces... ya nos veremos en otro momento."
Shiho asintió y dio media vuelta a la vez que se mordía la mejilla antes de iniciar el paso. Quería correr y hacerse la prueba de una vez, pero si realmente quería hacer las cosas bien con Kaito no podía ser así de fría para acabar huyendo de él de esa manera.
"Mañana solo debo trabajar a la mañana." Le comentó girando la cabeza para mirarle sonriente mientras le guiñaba un ojo. "Podrías pasarte por casa a la tarde para ver una película con nosotras."
El moreno volvió a sonreír ampliamente y asintió alegre a la vez que escondía sus manos en sus bolsillos.
"Claro, me encantaría."
Shiho alzó la mano despidiéndose y empezó a caminar a paso ligero para regresar lo más rápido posible. Cruzó las calles sin apartar su vista del suelo y revisó su reloj antes de acelerar un poco más el paso. Llevaba fuera más de media hora.
Llegó poco después al portal, con el pulso acelerado y la respiración entrecortada por el ritmo que llevaba. Palpó las llaves de su chaqueta y abrió la puerta intentando no hacer mucho ruido. Sabía que el profesor y su mujer empezarían a preguntarle que pasaba en cuanto la viesen, pero primero debía saber en que situación se encontraba. Miró a ambos lados y volvió a cerrar la puerta para subir las escaleras, saltándose peldaños para llegar más rápido el baño. Cerró la puerta más fuerte de lo que esperaba, llamando así la atención de los otros ocupantes de la casa.
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El pasado no desaparece
RomanceTras la derrota de la organización y la relación fallida de Ran y Kudo, el detective acaba enamorándose de la chica pelirroja. Su relación parece ponerse a prueba años después con la vuelta de Ran a la ciudad. (Historia editada y corregida) COMPLET...