CAP XXII

265 21 1
                                    

La entrada de una nueva semana hizo que el cielo grisáceo fuese despejándose, al igual que sus pensamientos. El azul se veía potente y claro, traspasando los brillantes rayos cálidos que chocaban en la piel. El ambiente era bueno, pero todavía sentía ese resquicio de frío que le creaba la inquietud. Sus pies siguieron su camino por las calles con cierto temor, dudas, la cabeza medio baja y los brazos abrazados.

Se había armado de valor para dirigirse al lugar de trabajo del mago para enfrentarle y hablar de una vez por todas con él, no iba a esperar a que siguiese ignorándola sin hacer nada. Cruzó la puerta, haciendo sonar la campanita y sus ojos empezaron a buscar los suyos por la sala medio vacía, sin éxito. Había probado de ir a una hora poco ajetreada para poder hablar con más tranquilidad, pero no había ni rastro de Kaito. Había escuchado que el mago haría una aparición la siguiente noche, pero no quería correr el riesgo de que les captasen juntos o entorpecerle sus planes con lo que sea que tenga intención de robar. Apenas había leído al respecto, sólo sabía de su aparición y poca cosa, pero sus nervios por hablar las cosas no podían esperar un día más.

"¡Shiho! Llevaba días sin verte."

La pelirroja se giró hacia el sonido de la voz hasta encontrar a una mujer de tercera edad, con el pelo canoso recogido en un moño y una agradable sonrisa en su cara.

"Buenos días, Mei." Le contestó ella devolviéndole la sonrisa.

"Cada vez que te veo estás más grande." Dijo observando tiernamente su barriga.

"Sí, pasa muy rápido." Contestó ella poniendo una mano encima y volviendo a estudiar la sala. "Por cierto, ¿Kaito no trabaja hoy?" Acabó preguntando curiosa.

Mei sonrió al percatarse de su motivo de llegada y alzó la mano para señalarle hacia la parte trasera del establecimiento.

"Acaba de ir a descansar, debe estar en la parte trasera" Explicó apartándose a un lado para cederle el paso. "Puedes pasar, seguro que le gustará verte." Dijo cálidamente.

Shiho sonrió, no sabía si se alegraría, solo esperaba encontrarlo con un humor mejor a la última vez que se vieron. Asintió con la cabeza agradeciéndole, cruzó la barra y se adentró al interior.

Era un local bastante pequeño y no le costó mucho encontrar la puerta hacia el exterior que le separaba de Kaito. Se encontraba entreabierta y las voces podían entrar suavemente por el pequeño espacio.

"¿Y tú que crees?" Se escuchó preguntar a una voz femenina.

"¿Yo?" Esa era la voz de Kaito. Su corazón se aceleró al escucharle después de esos días. "Yo...no sé sinceramente..."

Sus oídos se agudizaron instintivamente, intentando captar el tema de conversación con disimulo. Kaito parecía preocupado y ella se mordió el labio nerviosa.

Sabía que estaba mal hacer eso, pero cómo excusa, él parecía estar acompañado y no quería interrumpir en seco su conversación por si estaban hablando de algo importante. Se apoyó delicadamente en la pared y se paró a observar a través del pequeño espacio.

"Entonces, no sé si estás tomando la decisión correcta." Le dijo Aoko un poco seria, ahora que pudo reconocerla.

"¿Qué?¿Por qué?" Preguntó él sorprendido y extrañado.

"¿Ella te quiere?" Preguntó directamente más seria.

Kaito expresó una línea apretada y recta con sus labios al percibir su pregunta, sin saber bien la respuesta a ella y Shiho se percató al momento de quien estaban hablando. Su cuerpo se tensó y no pudo evitar intentar prestar más atención.

El pasado no desapareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora