Misión unir al par de tontos [Gonkillu X Reader]

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Pasado 1/¿?

—Ni que te fueras a morir —Masculló aquella persona, mirándola con irritación.

—...Aún no estoy segura ¿Qué tal si volvemos? ¡Si, volvamos!

Pero no pudo, tomó su mano y prácticamente la levantó como costal de papas; A pesar de ser incluso más bajo que ella, si que era fuerte ese ser tan maldito a su ojos.

—¡No jodas, tú lo elegiste así que no te quejes! —Gruñó con voz autoritaria, sintiendo como una joven Hikaru se movía como gusanito. Él venía con toda la buena intención del mundo para ayudar a la menor, pero en cambio solo sintió fuertes golpes en su espalda.

—Net! Chert, ya ne poshel tuda! (¡No! ¡joder que yo no entro ahí!) —Gritó molesta, golpeando reiteradas veces y jalando la bufanda del contrario

—Komm nicht mit deinen Wutanfällen! (¡No me vengas con tus berrinches!) —Respondió molesto, por supuesto que tenia un gran cariño a Hikaru, pero esto era excesivo.

¿Tanto miedo tenía a las iglesias?

A pasos lentos y tortuosos se acercaba cada vez más al lugar santo, que Hikaru nunca quiso visitar en toda su vida; Y ya con quince años debía superar el trauma.

Debía, pero no podía.

—¡N-No! ¡No quiero, por favor! —Chilló apunto de llorar por el miedo, era como si a un niño le obligaran a dormir con un Furby sin pelo y un ojo.

No enserio ¿Alguna vez vieron uno así? Esa mierda parece un demonio.

—Vamos... —Canturreó ya estando a dos pasos de entrar, y Hikaru sintió inexplicablemente mucho calor en el pecho, como si la estuvieran quemando por dentro. Su actitud antes asustada en gran medida, pasó a una completa mueca aterrorizada con gran pánico, le daría un infarto o se orinaría encima.

Lo que viniera primero.

Dos pasos avanzó, sin lograr analizar lo que sucedió.

Una vez dentro, la fémina grito a los cuatro vientos, sintiendo un dolor agudo en la cabeza, pero eso no era todo, las cruces halladas en el lugar empezaron a voltearse asustando a muchos, ya que mucha pesadez se sintió en el aire, tanta que ni un cuchillo con punta de diamante lo cortaría.

El muchacho, inquieto por lo sucedido retrocedió aturdido por el grito de la chica; Si que tenia el pulmón entrenado.

El silencio inundó completamente a los adolescentes, uno que intentaba recuperar su audición mientras que la otra se recuperaba de su casi muerte. Pero cierto heterocromático lo rompió sin preocuparse de que docenas por no decir cientos de personas en la calle tan conocida les vieran hacer un show.

—¿¡Qué mierdas contigo?!

Hikaru soltó un gemido sorprendido y ofendido, ella estuvo a punto de fallecer, no él —¿¡Que qué mierdas conmigo?! —Se levantó con dificultad, ignorando el hecho de que su ropa estuviese completamente llena de rasguños y cortadas, dejando ver sus piernas y parte de su estómago las cuales aparecieron mágicamente.

Brutal.

—¡Más bien! ¿Qué coño contigo? —Soltó cortante, aguantando el inexplicable ardor que sintió en su cabeza.

El muchacho mostró una mirada irritada, levantándose de un brinco, y cruzándose de brazos; Aún así no pudo evitar sentir la tela de la bufanda picarle las vendas que cubrían su pálido cuello, tapadas por aquellas líneas de colores blancos y anaranjados.

Una completa molestia, a su parecer.

Apretó con ira contenida las mangas que le llegaban mucho mas allá que sus manos, y simplemente se cruzó de brazos con un puchero excesivamente adorable ante los ojos de la menor.

Y eso, que intentaba parecer escalofriante; Pero pecas, ojos bicolores, piel pálida, cabello casi albino además de largo... Jamás le favorecerían, en nada.

Sin agregar que usaba una bufanda y suéter gigante ante su cuerpo no ayudaba.

Hikaru enternecida arrulló los mofletes del menor, clavándole sin querer obviamente queriendo las garras que nunca se podrían llamar uñas, dejando en las mejillas regordetas del pequeño albino un rastro de marcas rojas.

¿Estaba furiosa? Si.

¿Le daría un poco de su propio aguacate? Obviamente.