Euri
Entre la oscuridad y el apogeo errático, logro bajar del escenario a ciegas. Empujones van y vienen y me llevan hacia algún punto oscuro que desconozco. Con mis manos tanteo, pero lo único que recibo a cada momento son codazos. Los gritos son fuertes y hacen eco por el reducido lugar, tanto, que ni siquiera me molesto en intentar callarlos, en intentar hacer que todo esté en orden. No puedo hacer algo como eso, porque ni yo misma sé lo que está pasando. Porque ni sé en lo absoluto sí esa chica siquiera estaba viva, o qué tan grave era la situación en la que se involucró para en caso tal terminar muerta.
En mi camino por encontrar alguna salida, me veo cayendo de bruces contra el suelo. Mis manos amortiguan el golpe, pero no es suficiente porque, en el momento que intento colocarme de pie, siento como un rodillazo me saca el aire y me deja extendida sobre el piso. Cierro mis ojos, jadeando en busca de aire y sintiendo el dolor precipitarse con rapidez, pero no me da tiempo de recuperarme y levantarme, cuando siento como varias personas caminan sobre mí en su desespero por salir. Más gritos alarman a la gente, justo antes de que un disparo suene en la planta superior de la casa. Como puedo me arrastro antes de finalmente colocarme de pie, con una mueca en mi rostro, cubro la parte baja de mi abdomen con una mano y tomo una respiración honda antes de escuchar una nueva detonación de algún arma. Alzo el rostro, confundida y un poco aturdida, antes de sentir como una luz blanquecina me encandila.
En ese momento me percato que muchos han usado la cabeza, y la sala comienza a iluminarse con la luz de sus teléfonos. Una vez más me maldigo por haber vendido el mío. Aun así, con la poca iluminación que hay, la calma no ha venido del todo.
— ¡Por favor, mantengan la calma! —Entre la multitud, la voz de Aarón atrapa mi atención. Lo veo sobre la tarima, con sus manos puestas a los lados de su cara como un megáfono y con el teléfono boca abajo para iluminar el techo. Su voz atrapa a muchos, pero no es suficiente para mantener la calma, muchos, incluso después de haber escuchado los dos disparos, siguen subiendo las escaleras con desespero. Al menos, lo único bueno de eso, es que la sala comienza a hacerse más espaciosa que antes.
La iluminación tenue me permite al menos mirar la ubicación de cada cosa y persona, así que me dejo caer sobre un sofá cercano y tomo más aire con intención de calmarme. Sobo la parte que siento aún más lastimada, y alzo el rostro para ver cómo de apoco comienzan a calmarse. Aarón sigue hablando:
—Por favor, mantengan la calma. Veremos que ha sucedido, pero puedo asegurar que nada malo.
— ¡Nada malo! —Una voz no muy lejos de mí exclama, pero más que mostrar indignación y enfado, quizás miedo como alguna persona normal, demuestra burla... la voz incluso es femenina—. Pues no me parece que no lo sea.
— ¿Quién eres?
—A nadie le importa quién soy —Prosigue, pero por motivos de oscuridad, no logro distinguir su rostro—. Sí que puedo decirte que esto que ha ocurrido es una señal.
— ¿Una señal?
La chica ríe, y cada vez que habla, comienzo a sospechar que está loca.
—Nada más y nada menos que eso, mi querido hermano. —Observo a Aarón, que se echa hacía atrás un paso—, eso es porque sucede. Así que manda saludos a todos.
Sus palabras hacen eco seguido de una risa, el silencio se llena de murmurios antes de que, y de la nada, un nuevo disparo resuene por las paredes del lugar. Por inercia me agacho, aun sintiendo una punzada en mi abdomen. Luego, un nuevo disparo, y la locura se desata de nuevo. La luz de las linternas se ven como un juego de luces cuando la gente corre, y ésa es mi señal para comprender que sea quien sea aquella chica, no caben dudas de que ha sido Molly. Entre la locura me abro paso, incluso tropiezo cuando comienzo a subir las escaleras. Joder, si hasta este desastre podría ser comparado con facilidad justo antes de abordar algún metro. Pero logro salir a la planta superior y correr hacia la salida. La puerta abierta es una clara salida de escape, y justo cuando logro cruzarla, siento como soy apresada y empujada contra la pared. Mi rostro impacta de lleno sobre la superficie y me siento noqueada por unos segundos. Mi cabeza da vueltas, pero siento como toman mis muñecas antes de que sean apresadas y cruzadas.
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The House of Sex: Intenta huir de mí
Ficțiune adolescențiTercer libro. Quién fue miembro, conoce su historia. Quién temió de los acontecimientos, lo guarda en secreto. Y quiénes aún intentan huir de mí, les deseo mucha suerte. Porque The House of Sex, sólo se resume a eso: Una trampa para tontos, de la qu...