26(Colibrí)

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Euri

Aplico mi última capa de rímel en los ojos y parpadeo, sintiéndome lista y con un nudo de emociones apretando mi vientre con fuerza desmedida. Luego, tomo el corrector de ojeras y esparzo un poco en la zona. Cojo el lápiz de ojo y aplico una gruesa línea, me pican los ojos, pero, cuando me hago la colita con el delineador después, me siento lista. Golpeo mis mejillas, y me levanto, lista para lo que ocurrirá esta noche. No voy a mentir, estoy nerviosa, encendida en un torrente de emociones por lo que va a ocurrir ahora, no sé qué vendrá, no sé si estoy en condiciones para poner en riesgo mi vida, pero, ¿a quién le importa? The House of Sex me dejó sola, me demostró el lado amargo de la vida, así que, por qué no puedo tomar las riendas de todo cuando puedo y tengo derecho; tengo el derecho suficiente para encender fuego dentro de ese lugar, y bailar alrededor como si fuera un indígena, alabando a los Dioses.

Me levanto del taburete, y me echo un vistazo de cuerpo completo. El vestido negro y corto, cubre lo suficiente para evitar malas vistas, y mis botas bajas de igual color, me brindarán la comodidad suficiente cuando toque correr, porque sé que así será, en algún momento.

Vaya porquería

—Euri, ya nos vamos —giro la cabeza hacia la entrada, donde Molly se asoma, vistiendo elegante. Ella también va a entrar conmigo, y de hecho seremos las únicas en ese lugar de locura total. Asiento acercándome hasta ella. Me da un vistazo de pie a cabeza, pero no dice nada. Juntas bajamos las escaleras, y abajo nos esperan los demás. Me lamenta saber que Kimberley va a acompañarnos, y a pesar de que no interferirá a menos que sea necesario, me crea un puñado de emociones. No me gusta ella, pero ahí está, y va a acompañarnos. Shawn, por otro lado, espera impaciente. Sólo nosotros cuatro, iremos al matadero.

Una vez en el auto, éste empieza a moverse. La ruta hacia The House, me trae recuerdos amargos, y el pensamiento de qué podría estar haciendo Kail, me late en la cabeza. Estoy muy segura que no voy a verlo más, quizás nunca, realmente no estoy segura, pero a partir de aquí, estoy tan sola como la una. Sin embargo, a pesar de todo, soy consciente de los miles de sentimientos que colisionan en mi interior.

Kail estuvo en mi inicio, pero dada la situación, puedo jurar que no va a estar en mi final. No va a estar para mí, y eso me pesa. Ninguno fue bueno para el otro, y, a nuestra manera de amarnos, destruimos a muchos. A nuestra manera de amarnos, resultamos infinitamente lastimados. Y, por supuesto, con consecuencias.

Pero a pesar de todo, y sabiendo lo que sé, no puedo evitar extrañarlo, no puedo evitar pensar qué estaría haciendo ahora mismo, y si realmente fui alguien que amó. Quien ama no abandona, y él lo hizo.

Cuando el auto aparca por fin, me doy cuenta de la cantidad mínima de autos. Saber eso, me brinda satisfacción. Me hace darme cuenta de que de verdad, muchos tomaron las consecuencias menores con los brazos abiertos, al irse lejos del peligro. Sabía decisión.

—Acá estaremos —Shawn comenta, golpeando con sus dedos el volante. Una música movida suena apenas por las bocinas del auto. Kimberley me mira de reojo, con los brazos cruzados y bufa.

—Evita morir, Euri.

Asiento, rodando los ojos. Entonces, bajo del auto y camino junto a Molly hacia la entrada. Por primera vez, nadie nos recibe, y, cuando llegamos a la zona baja de la casa, nos damos cuenta de lo casi desierto que está el sótano. También que los integrantes que apenas están, se muestran nerviosos. Interesante.

Ocupo uno de los tantos sofás disponibles, mientras Molly hace lo propio a mi lado. Espero a que hable, pero sólo se cruza de piernas, soltando un suspiro.

—Sabes que esto será todo, ¿verdad?

Sonrío a medias, cruzando mis brazos y piernas.

—Y, ¿tú qué dices? ¿Será un buen final o vamos a morir todos?

The House of Sex: Intenta huir de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora