Prince Styles

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CAPÍTULO 8

"¿Y qué es una princesa sin un príncipe, Harry?"

Harry/Edward's POV:

¿Qué tan complicado es hablarle a esa chica después de decirle par de idioteces?

No se puede.

Amigos, la cagué.

Al día siguiente de aquella fiesta de Halloween, el jueves, como lo dijo Olivia, nadie fue a clases. Sin embargo, el viernes sí fuimos, pero la rubia no estaba.

Sólo hay una razón por la que no haya asistido a la escuela.

No quiere verme.

La re cagué.

Ayer sábado Louis fue a buscarla a su casa; él estaba al tanto de todo y recuerda mis acercamientos "atrevidos" con ella.

¡Pero no fue mi culpa! Me sentía tan diferente, me sentía el mejor, un completo ganador que tenía lo que quería, ¡yo no procesaba lo que salía de mi boca!

Olivia puso la excusa de que tenía muchas tareas y no salió con nosotros ayer. Así que aquí estaba ahora yo... un Domingo a las tres de la tarde recién almorzado. Me lavé los dientes, me puse una camisa bonita, compré media docena de rosas y estaba apunto de tocar la puerta de la casa de Olivia.

¿Qué es lo peor qué podía pasar?

Elevo mi puño derecho y golpeo la puerta de manera delicada con mis nudillos, creando una melodía formal.

Espero unos segundos en los cuales me revisé rápidamente los zapatos y pude darme cuenta de lo fuerte que me estaba sujetando al ramo de rosas en mi brazo izquierdo, así que intenté dejar todos esos nervios de lado con una profunda respiración.

La puerta frente mío se abre. Yo esperaba ver una cabellera rubia, sin embargo, lo que obtuve fue a un señor con lentes, cabello bien peinado hacia atrás con algunas canas de raíz. Alto, buen físico para su tal vez casi cincuenta años, una barba que parecía haber sido no hace mucho afeitada por su piel ligeramente irritada; y finalmente, el mismo tono azul/verde en sus ojos que me hicieron salir de mis dudas:

Era el papá de Olivia.

—¿Buenas tardes? —el caballero suelta frente mío, sujetando el borde de la puerta.

Carraspea, carraspea. Que te salga voz de hombre.

—Buenas tardes, señor; soy Harry Styles, amigo de Olivia —me presento estirando mi mano libre.

El sujeto pareció entender, ya que su expresión se ablandó y su rostro de confusión desapareció:

—¡Oh!, tú eres el que se mudó con los Tomlinson, ¿verdad? —pregunta estrechando su mano con la mía en un apretón.

—Sí, ese mismo. Un placer conocerlo —respondo con un asentimiento de cabeza.

Hablar con adultos se me hacía tan fácil... ¿por qué no me pasa lo mismo con adolescentes de mi edad, mundo?

—Soy Augusto, papá de Olivia —dice—. Ella me comentó que ahora vivías con Louis y su mamá.

El señor Augusto se hizo a un costado de la puerta como señal de que pasara a su hogar, así que ingresé a la casa. Un olor a pollo asado inundó mis fosas nasales al instante que entré; luego, escuché la puerta cerrarse tras de mí.