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CAPÍTULO 25

"Creo que puedo dejarlo todo si me lo pides"

Harry/Edward's POV:

Me sentía como una celebridad.

—Gilbert, no es necesario —me quejo divertido desde el asiento trasero.

Era viernes treinta de enero a las seis de la tarde. El cielo estaba casi del todo oscuro. Yo seguía con la misma ropa sucia con la que fui a la escuela y en mi estómago sólo tenía medio plato del almuerzo que Johanna nos dejó a Louis y a mí. Gilbert fue por mí al pueblo a las tres de la tarde, así que después de tres horas de camino, recién estamos ingresando al palacio para así poder encontrarme con mi primo favorito: Tobías.

—Fueron órdenes del príncipe Styles escoltarlo hasta la entrada del palacio, Edward —Gilbert me responde avanzando despacio por el estacionamiento.

Bufo aguantándome las ganas de rodar los ojos. Cada vez que llamaban a mi primo "Príncipe Styles" me causaba náuseas; sentía que me dejaban a un lado. Yo también soy un Príncipe Styles... sólo que menos famoso.

—Si no te detienes saltaré del auto en movimiento —amenazo llevando mi mano a la manija de la puerta.

—Muchacho, por el amor a Dios, un día de estos logrará que me despidan —se queja entre dientes.

Río simulando que iba a abrir la puerta, haciendo sonidos con el seguro del carro.

—No te pueden despedir. No lo han hecho por dieciocho años —aseguro.

—Sí, y no gracias a usted —acusa gracioso.

Sonrío rindiéndome y apoyando mi espalda contra el asiento. Gilbert y yo teníamos sin fin de aventuras juntos. Me había salvado cientos de veces de algún castigo o regaño de mis padres. No sé qué haría sin él.

En pocos segundos Gilbert estaciona la camioneta negra frente a la puerta trasera del palacio. De inmediato un guardia me abre la puerta saludando con un asentimiento de cabeza. Le devuelvo el saludo con una pequeña sonrisa y el mismo gesto.

Me bajo del vehículo y suelto una exhalación al sentir escalofríos al estar de vuelta en "casa". Esta enorme, enorme casa...

—¿Y mi primito? —consulto a Gilbert.

Él le entrega las llaves de la camioneta a otro guardia que se encargará de guardarla. Mientras, Gilbert se aproxima a mí, acomodando su traje negro.

—Ya debe de haber sido notificado de su llegada —contesta.

Sin esperar autorización, atravieso las puertas e ingreso al palacio. El famoso Salón de las Reliquias me da la bienvenida. A paso apurado lo recorro y salgo de ahí, encontrándome con el pasillo principal. Al fondo a la derecha identifico las escaleras y me dispongo a correr hasta ellas, haciendo rechinar mis zapatillas contra el reluciente piso encerado.

—"¡Príncipe Edward!" —escucho el grito de Gilbert detrás de mí por el pasillo.

Me carcajeo sintiendo las miradas de los otros guardias o trabajadores del palacio. Me río porque hace años que no hacía este escándalo. La última vez que lo hice fue cuando tenía trece y no terminó bien.

—¡Estoy de vuelta, familia! —grito sacándome los zapatos entre tropiezos.

Los tiro a un lado permitiendo a mis medias hacer su trabajo de deslizarme y llevarme hasta el inicio de las escaleras.

Y al llegar a las gradas, unos tacones dorados y un par de zapatos negros bien lustrados a su lado me hacen levantar la cabeza.

Mis señores reyes.

Prince StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora