Aquí podrás imaginarte a ti misma o a tu OC con varios personajes de One Piece viviendo pequeños momentos. Obviamente, en tu pedido la personalidad será más parecida que en los otros pedidos, pero siempre está bien imaginarte de diferentes formas ❤️...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
SHANKS X LECTORA (PARTE 2)
Ya habían pasado unos doce años. Doce años desde que (TN) se había atrevido y lanzado a descubrir el mundo. No es que hubiera empezado como pirata. Tan solo quería viajar. Sin embargo, había acabado teniendo su propia tripulación. Había ido encontrando a gente muy valiosa por el camino que, al observar su gran manejo de la espada, habían decidido unirse a su viaje.
No es que hubiera abandonado a Luffy. Poco después de que Shanks y su tripulación se marcharan, el abuelo del pequeño apareció en la isla. Era un gran marine y estaba bastante cabreado con el hecho de que su nieto estuviera soñando con ser un gran pirata, así que decidió llevárselo del pueblo. Unos días después, ya que ningún deber le ataba, decidió emprender su aventura.
Su tripulación no era una tripulación cualquiera, y es que (TN) no tenía todo lo que caracterizaba a un pirata como tal. Era demasiado amable. No robaba, no saqueaba, no amenazaba o asustaba a gente inocente... De hecho, muchos de los tesoros que ganaban enfrentándose a otros piratas los utilizaba para ayudar a gente que lo necesitaba. A veces, su ingenua amabilidad incluso casi le hacía perder batallas. Sin embargo, si alguno de los suyos estaba en peligro nunca dudaba en defenderles. Esa actitud suya le había generado desacuerdos entre nakamas. Es más, alguno había abandonado la tripulación. No le importaba, los que eran fieles todavía seguían a su lado. Esos eran los que valían la pena.
Lo único que pesaba en su corazón era que jamás había vuelto a ver a Shanks, el cual se había convertido en uno de los yonkōs. Sabía que llegaría lejos. Todavía se acordaba de sus palabras al despedirse y, por supuesto, había seguido su consejo. Hacía tiempo que se había dado cuenta de que no solo sentía admiración por él, se enamoró. Bueno, era su amor platónico. Era obvio que nunca conseguiría nada con él. Ni si quiera aspiraba a verle una vez más. Durante esos años había conocido a un hombre. Fue en una de las islas donde estuvieron pasando un tiempo. Pensó que podía llegarle a gustar otro chico, de hecho, estuvieron muy bien durante unos meses. Se dio cuenta de que no podía sacarse de su cabeza a aquel maldito pirata pelirrojo. No quería hacer daño a nadie, así que decidió dejar marchar a ese chico.
—¡Capitana, capitana! —exclamó Jiro, el vice capitán, desde la cofa. El resto estaba jugando a cartas tranquilamente en cubierta, mientras tomaban una bebida bien fría.
—¿Qué ocurre? —preguntó ella, alzando la vista.
—Tenemos un barco pirata en frente... —comenzó a explicar el chico.
—¡Oh, algo de diversión! —exclamó (TN), mientras dejaba las cartas en el suelo—. ¡Preparémonos para el abordaje!
—Pero, capitana, no sabemos si son malos piratas... Y ni si quiera hemos planeado una estrategia —recordó una de sus nakamas. A veces, (TN) pecaba de ser demasiado temeraria. Las ganas de aventura le podían. Desde que habían llegado al Nuevo Mundo, cada vez las batallas eran más interesantes.