—¿Estás lista?
—Claro que lo estoy –respondió haciendo crujir sus huesos y calentando un poco sus articulaciones –. Es hora de acabar con ellos de una vez por todas.
—¿De verdad crees que sigan vivos?
—Leo no es tan imbécil –todos la miraron incrédulos –. Bueno, si lo es, pero Sasha no. Ella y Nohemí sabrían como sobrevivir al menos durante cierto tiempo. Eso no importa, los llevaré a la ciudad lo más pronto que pueda ¿de acuerdo?
—¿Quieres que te acerque? –preguntó Julian desde la camioneta poniéndose unas gafas de sol, Morgan se acercó a él y le estrujó un poco la mejilla.
—No gracias, Jul, necesito correr. Quítate eso, el día está nublado –el pelinegro se sonrojó y guardó las gafas en su chaleco, mientras los demás se reían de él –. Los veo en unas horas –le dio un beso en los labios a su novio y se preparó para correr vestida con su ahora incomodo traje negro, zapatillas deportivas y la capucha negra. Recordaba a la perfección el efecto especial que tenía integrado el reloj, la cual la hacía verse más veloz de lo que realmente era.
Sin esperar mucho tiempo comenzó a correr a una velocidad moderada. Siempre le había gustado correr y a esa hora de la mañana el clima era perfecto para ello. Al estar frente al edificio y ver algunos infectados a los alrededores suspiró con enojo. Se escabulló para entrar con un cuchillo en la mano, respiró profundo, debía controlar su impulso de matarlos en cuanto los encontrara. Carraspeó.
—¿Leo...? ¿Sasha...? –un infectado la escuchó y corrió hacia ella. Morgan caminó impasible hacia él y le clavó el cuchillo dejándolo sin vida. Rápidamente, y utilizando su velocidad, registró todo el lugar. La Prisión estaba abierta pero la cocina estaba cerrada por lo que se asomó por el na ventanilla y abrió la puerta, al instante vio como dos armas la apuntaban, alzó las manos –No disparen, soy yo.
—¿M? –Leo bajó su arma y se paró frente a ella –¿De verdad eres tú?
—Si, soy yo. ¿Qué diablos sucedió aquí?
—¿Cómo escapaste? –preguntó Sasha.
—Cometieron el error de dejarme salir e ir donde yo quisiera. El guardia no se dio cuenta en el momento en que me salí.
—Si que son idiotas sentimentales –Morgan se contuvo de golpearlo.
—¿Van a decirme qué sucedió aquí? ¿Cuánto tiempo llevan aquí dentro?
—Al menos algunos días. El maldito mocoso lo hizo. Pero me alegra que estés aquí porque tu vas a matarlo –la mujer lo miró fija y seriamente dos segundos hasta asentir y darle la espalda. La mirada le causo un escalofrío a Nohemí y supo que algo no andaba bien.
—Quédense detrás de mi, el lugar está totalmente infestado –y todos comenzaron a caminar hacia la salida, pero al estar a dos metros de la puerta se detuvo en seco y alzó su puño izquierdo –Alto... ¿Seguros que no hay más sobrevivientes?
—Seguro. Ya sacanos de aquí, mujer –dijo Leo desesperado, ella mandó rodar los ojos y caminaron hasta llegar a la puerta, Nohemí carraspeó.
—M... ¿Y tu rastreador? –alzó su puño derecho y una luz verde en su muñeca parpadeó.
—Aquí ¿porqué?
—El GPS no lo detecta.
—Debió averiarse, no sé cómo cuantas pruebas me hicieron allá –respondió sin mirarla –Hay que adentrarnos en el pueblo... Debemos conseguir refugio.
—¿Cómo sabes qué hacer? –preguntó la pelirroja algo incómoda.
—No soy estúpida. Pude conseguir información de supervivencia dentro de la Fortaleza de la Casa Blanca. Están buscando la cura del virus y entrenan a nuevos reclutas con toda esa información.
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V-77 |#2| TERMINADA
Science-FictionKaleb y sus nuevos amigos se verán distanciados dentro de la Fortaleza de la Casa Blanca tras haber cumplido la reciente misión, tendrán que aprender a sobrevivir sin esas personas que perdieron. Sin embargo, algunos secretos dentro de la Fortaleza...