Epílogo

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De regreso a la Casa Blanca, Glenn conducía en total silencio, a su lado Keyla sostenía su mano sobre la palanca de cambios y lagrimeaba mirando por la ventanilla. En la parte de atrás, Gael abrazaba a Morgan y en el maletero, sobre las cajas de municiones, Oliver estaba sentado sosteniendo la navaja en sus manos mientras veía fijamente el amanecer. No había dormido en toda la noche de camino y estaba claro que no podría hacerlo, al menos durante unos días. Delante de su camioneta, Aaron, Luka y Benny transportaban el cuerpo de Kaleb cubierto con una sabana blanca y frente a ellos el resto de vehículos con las personas curadas y los médicos. De un momento a otro, Gael miró a Oliver y le tocó el hombro, el chico dio un respingo y lo observó, Morgan se incorporó y le tendió su mano, vaciló pero la tomó y se sentó en medio de la pareja acurrucandose con Morgan quien lo abrazó con fuerza y le acarició el cabello. Gael los miró con pena y volvió a abrazar a su novia.

Después de un largo, cansado y triste viaje llegaron a su destino. Todos los miembros, agentes, empleados y nuevos reclutas de la OCIM los esperaban en el jardín principal. Joseph e Ingrid también estaban ahí. Los autos, camionetas y demás vehículos entraron por la enorme puerta de metal. Al bajar, Gael miró a Oliver dentro del auto.

—¿Quieres caminar? –el chico negó con la cabeza mirando un punto fijo dentro de la camioneta –¿Te cargo? –tardó un poco, pero asintió y dejó que el enorme chico lo tomara en sus brazos, cual niño pequeño, se recargó en su hombro y mientras avanzaban veía en cámara lenta como todos los demás bajaban las cajas de municiones, algunos conducían a las personas curadas hacia la Casa Blanca.

Aaron, Luka y Benny bajaron la camilla con el cuerpo cubierto con la sabana blanca y comenzaron a caminar detrás de Morgan y Gael. Oliver veía la camilla fijamente y sin expresión alguna. La sonrisa de Ingrid se borró al no ver a su hijo mayor caminar con los demás. Dio algunos pasos pero se detuvo al ver a Oliver en los brazos de Gael.

—Oli... Tú mamá está aquí.

El adolescente se incorporó, Gael lo bajó, y comenzó a caminar hacia su madre con la mirada en el suelo. Al estar frente a frente, ella lo abrazó con el corazón palpitándole a mil por hora.

—¿Estás bien, Oliver? ¿Estás herido?

—Estoy bien, mamá... –bajó la mirada – Lo siento.

—¿Qué pasa, Oli?

—Prometí que no te dejaría sola... Y quiero cumplirlo –la tomó de la mano y la condujo hacia la camilla. La doctora estaba sumamente nerviosa y confundida. Diego y Joanne fueron quienes descubrieron el cuerpo, ahora limpio de Kaleb.

Nadie, nunca. Jamás. Ni siquiera el mismo Oliver, habían visto a la poderosa Doctora Ingrid Danvers tan abatida y destrozada. Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver a su hijo y se dejó caer al suelo abrazando el cuerpo. Oliver le acarició el cabello y la espalda con cariño, al sentirlo su madre lo abrazó con fuerza y sollozando. Se quedó así por lo menos una media hora hasta que Joseph habló.

—Bien, vayan despejando el área. Lleven el cuerpo a otra parte –Gael frunció el ceño con evidente molestia y le cerró el paso cruzado de brazos. Joseph tuvo que levantar la vista para verlo a los ojos bicolor –Es una orden, agente Stone.

—¿Se da cuenta de lo que ha pasado? Su hijo está muerto. Debería estar triste también usted, señor presidente.

—Claro que lo estoy. Pero yo le advertí antes de irse que sería peligroso. Y tuve razón –Morgan se colocó a un lado de Gael.

—Retirese, señor presiente. Lo que menos necesita la familia Danvers es a una persona hipócrita que sólo venga a dar ordenes innecesarias.

—Oye ¿como te atreves a...? –todos los agentes lo miraron amenazantes y serios. Indignado dio la vuelta y se retiró.

V-77 |#2| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora