EPILOGO.

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EPILOGO.

La crudeza del frio no daba lugar de acobijo. Mucho menos de noche, ni hablar del lugar. Pero necesitaba despejar la mente. Como lo hacía cuando tenía bloqueos de escritura. El bosque prohibido era el lugar perfecto para evitar malas compañías. No puedo entrar a Hogwarts sin un permiso previo para visitantes. Pero este pequeño bosque me viene bien.

Todo es un total silencio, ha estado así durante horas, a veces la calma la corta el ulular de un búho o el sonido de las hojas. Pero nada más ha interrumpido mis pensamientos. Todo el ruido inexistente de afuera esta sucumbido dentro mi cerebro. El agotamiento mental es más que el físico.

Quise volver hace horas, pero la paz aquí es hechizante. Podría vivir en este lugar para siempre, solo mis elfos y yo. Pero a quien le mentiría si dijera que esto es lo que quiero. Aún tengo en vivo la última mirada de Harry de hace unas horas. Debió de haberla pasado fatal, pasar por lo mismo, dos veces.

El amanecer está rayando el alba. Y las puntas de mis dedos están azules y moradas por el frio. Hay una ligera capa de cristales sobre mi cabello. Cuando me levanto del tronco donde estuve recargada mayor parte de la noche, escucho el crujir de varios huesos de mi espalda y rodilla.

Es hora de volver a casa.

No me queda mucha fuerza y espero poder hacer el viaje completo. Pero recuerdo que tengo un bolsillo entre el vestido donde guardé algunas libras, así que tomo el tren muggle y me dejo envolver por el calor de los vagones mientras muchas miradas curiosas me observan caminar con mi pomposo vestido.

Dos horas hasta casa, cuando los calores de unos débiles rayos de sol de invierno derriten inútilmente la nieve sobre el asfalto. A lo lejos distingo mi casa. En este momento no quiero saber nada de nadie. Solo quiero descansar y ya después me tomaré el tiempo para pensar que quiero hacer.

Nadie me recibe al llegar, al principio me preocupa. Después recuerdo que les había dado el día libre a los elfos. Creo haber escuchado a uno de ellos hablar sobre una visita a uno de sus amigos. Así que me quedo tranquila sabiendo que ellos están bien.

Al cerrar la puerta de la habitación me apresuro a bajar el cierre del vestido y sin el peso de este, me siento con la posibilidad de respirar mejor. Pero mis sentidos se ponen en alerta cuando siento el tacto de alguien que me toma por los costados y me da vuelta para colocarme frente a él.

 Pero mis sentidos se ponen en alerta cuando siento el tacto de alguien que me toma por los costados y me da vuelta para colocarme frente a él

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Antes de que me aparte, él me atrae más hacia sí. Con su aliento en mi cuello, se me forma un nudo en la garganta y me pican los ojos con lágrimas.

—no vuelvas a hacer eso...—yo no contesté. No podría ni siquiera pronunciar palabra sin desmoronarme. Él temblaba. —no vuelvas a irte así...

Me separo un poco para mirarlo de frente, debo estar hecha un asco, y el parece haber pasado una mala noche también, pero aun así no deja de parecerme jodidamente atractivo como la primera vez.

Ninguno dijo nada.

Pero nuestros labios morían por decirse tantas cosas. Así que cuando nos besamos, ambos sufrimos daño.

Mis manos tiraban de su cabello con brusquedad mientras que las suyas me levantaban por las piernas para azotarme contra la pared. Mis uñas se clavaron en su espalda y sus dedos apretaban mi piel sin descaro. Movió su boca a mi cuello y enterró sus dientes en mi provocando de diera un leve grito de placer.

El sonido fue un poco cómico, ambos nos relajamos un poco mientras nos reíamos de nuestra situación. Me colocó de nuevo en el suelo y nos quedamos mirando el uno al otro. Pareciera que ambos nos muriéramos por decir algo. Pero ninguno pudo. No antes del sonido de la puerta.

—yo atiendo... —dijo él.

—no—le interrumpí—deja que vaya yo.

Antes de salir de la habitación tomé una bata que colgaba detrás de la puerta y me cubrí, esperando que quien sea que esté afuera se esfumara de inmediato para subir de nuevo a los brazos de él.

Pero ya no me quedaba nada de suerte, todo se había agotado para mí.

Su melena rojiza se agitaba en el aire como flamas infernales que quemaban mi paraíso. Y por un momento mis ojos no podían creer que estuviera enfrente de mí.

—¿se puede saber qué haces aquí? —le interrogué.

Su sonrisita descarada me hiso apretar los puños con fuerza.

—¿Qué no es obvio querida?... vine a buscar a mi esposo...—



+inserte aquí grito desesperado+

MUCHISIMAS GRACIAS POR ESTOS MESES. POR SU APOYO, POR SUS COMENTARIOS Y LIKES. GRACIAS, ESTO NO SE ACABA AÚN. 


Y CUANDO TENGA LA SIGUIENTE PARTE SE LOS HARÉ SABER POR AQUÍ Y EN MI MURO. 

nunca he pedido que me sigan, pero lo creo necesario ahora para que sepan cuando esté lista la continuacion.

muchisimas gracias una vez más.

xoxo.

Escrito Con Magia {Harry Potter Y Tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora